Questionnement

3K 201 24
                                    

ᴇᴘɪsᴏᴅɪᴏ 12. 5
¥¥¥¥¥¥¥¥¥¥¥¥¥¥

Laylah arqueó las cejas y tuvo la decencia de fingir sorpresa.

-No me gusta que me manipulen.

-No estaba intentando manipularte, Simplemente no quería arruinar una oportunidad que sin duda mereces por culpa de mi incapacidad para controlarme. Lo que pasó en el gimnasio no fue culpa tuya.

-Nos enrollamos. -murmuró Elizabeth, sonrojándose. -No creo que esa sea la peor metedura de pata del siglo.

-Yo quería hacer mucho más que eso, Elizabeth.

-Laylah, ¿te gusto? -preguntó ella, dejándose llevar por un impulso. De pronto, abrió bien los ojos. No podía creerse que hubiera tenido el valor de soltarle la pregunta que hacía días que no podía sacarse de la cabeza.

-¿Que si me gustas? Quiero follarte, Elizabeth. No sabes cuánto. ¿Responde eso a tu pregunta?

Elizabeth sintió como si el silencio que se produjo a continuación le aplastara los pulmones, debido a su enorme peso. El eco del gruñido de Laylah, un tanto grave y gutural, flotaba en el aire que se interponía entre ellas.

-¿Por qué te preocupa tanto perder el control? No tengo doce años. - consiguió preguntar finalmente, y se puso aún más colorada cuando la mirada de Laylah se clavó de nuevo en ella.

-No, pero es como si los tuvieras. -respondió Laylah, con un tono de voz que de pronto parecía despectivo. Elizabeth se sintió humillada. ¿Cómo es capaz de pasar del calor al frío con tanta facilidad?, se preguntó furiosa. Laylah rodeó el escritorio y se sentó en la suave silla de piel.

-Ya puedes irte. ¿Quieres algo más? -le preguntó, fingiendo amabilidad.

-Me gustaría que me pagaras cuando el cuadro esté terminado. No antes.La ira apenas contenida le hizo temblar la voz. Laylah asintió pensativa, como si considerara la petición.

-No tienes por qué gastarte el dinero hasta entonces, si lo prefieres, pero ya ha sido transferido a tu cuenta. Elizabeth la miró boquiabierta.

-¿Cómo has sabido mi número de cuenta?

Ella no respondió, se limitó a arquear ligeramente las cejas con una expresión anodina en la cara. Se mordió la lengua para no soltar una maldición. No podía sermonear a su benefactora por su arrogancia -ni por su generosidad-, de modo que no se le ocurrió nada que decir. La ira le había provocado un cortocircuito en el cerebro. Se dio la vuelta y salió disparada hacia la puerta.

-Ah, Elizabeth. -la llamó Laylah tranquilamente desde el escritorio.

-¿Sí? -preguntó ella, mirando hacia atrás.

-El sábado por la noche no vengas a trabajar aquí. Tendré compañía y me gustaría estar a solas.

Notó un peso en el estómago, como una bola de plomo. Le acababa de decir que estaría con una mujer el fin de semana, aunque, por alguna razón, Elizabeth ya lo sabía.

-No hay problema. Pensaba salir el sábado por la noche a liberar estrés con los chicos, Las cosas están un poco tensas por aquí últimamente.

Algo brilló en los ojos de Laylah antes de que Elizabeth se diera la vuelta, pero su expresión permaneció indescifrable.

━▣━━◤◢━━▣━[ ]━━▣━━◤◢━━▣━

Hola lectores espero que estén bien, me gustaría saber su opinión sobre esta historia y si les gustaría que subiese mas capítulos y que me apoyaran votando por esta historia...
Espero tengan un buen día, tarde, noche, según el horario en que lo hayan leído.

Gracias!

࿇ ══━✥◈✥━━══ ࿇

Dame la mano y danzaremos [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora