Hasta pronto

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Luis ha tenido que hacer malabares para dejar toda la casa recogida antes de ir a trabajar.
Hoy hará un turno de doce horas que repercutirá en la maquina de café del hospital y por si fuera poco no va a puede dormir antes de ponerse manos a la obra.

Lucia le ha avisado esa misma mañana mediante una nota que se va a casa de Sofia dos días porque su amiga esta en esos días existenciales en los que no sabes hacia donde vas, ni que quieres y ni siquiera quien eres.

Cuando ya ha cogido todo lo que cree necesario para afrontar el día, incluido el libro de Aitana, sale de su casa intentando mentalizarse de lo que le espera.

Por su consulta pasan niños y niñas con enfermedades varias y otros muchos a los que no les gusta el colegio y simplemente quieren salir de allí aunque sea con inyecciones de por medio.
Cuando por fin tiene un hueco baja a por un café y justo cuando el vaso esta a punto de llegar a su boca un pequeño cuerpo choca contra el suyo quedando toda la bebida hirviendo por encima del chico.

- ¡Perdón!

- Emma, te he dicho que no corrieras.

Emma, Emma era la loca que corría por los pasillos de un hospital con su tía detrás intentando pararla.

- Déjala Aitana, un accidente lo tiene cualquiera.

Cepeda le quita importancia a las quemaduras de segundo o tercer grado que el café esta haciendo en su piel cuando ve la cara de culpa que le pone Emma a su tía.

- ¿Ves lo que pasa cuando no me haces caso?

La niña no habla, solo asiente.
Cualquiera hubiese dicho que se está llevando la peor bronca de su vida.

- No te preocupes, Emma, ¿vamos a mi despacho y nos limpiamos?

La niña conoce el camino y no le parece mala idea tener apoyo cuando su tía decida darle la lección del día así que casi sin pensarlo camina hacia el despacho de la puerta llamativa.

Cuando el chico tiene oportunidad se atreve a dirigirle la palabra a ella.
- No seas tan dura, fue un accidente.
-
Vaya...también me vas a decir como debo comportarme con mi sobrina cuando esta bajo mi cuidado.

- Soy como Sonia, enigmático pero muy buen consejero.

- Sonia tiene mejores cualidades Cepeda, quierete más.

- Sé que tiene más cualidades pero me parece atrevido decirte que beso de maravilla sin un cine previo o una cenita con velas.

El chico sonríe victorioso picandole un ojo a Aitana que se ha quedado estática en el pasillo con una sonrisa oculta entre sus labios.

Dado que el chico sigue su camino y la niña ya lleva rato dentro de ese despacho no le queda de otra que entrar.

- Vamos Emma, Cepeda tendrá que trabajar.

- ¿Conoces a mi médico?

La niña obedece y le da la mano a su tía a la vez que hace la pregunta del millón.

- No, no lo conozco.
- ¿Y cómo se sabe tu nombre y tú el suyo? ¿Tambien es tu médico?

-Más quisiera tu tía.

Cepeda se ha soltado con esa chica de la que apenas sabe y la niña se confunde mas aún.

- Cepeda, la confundes.
- Luis, me llamo Luis. Cepeda es mi apellido.

Aitana asiente entendiendo por fin ese nombre tan raro de su chapa en la bata del hospital.

- Vamos, despidete de Luis.

La niña se acerca y le choca la mano.

- ¿Hoy no me das un dibujo? Tirarte café no es portarme bien pero si llego sin dibujo a mi casa mi mamá se va a enfadar.

-Toma, enana. Dile a mamá que te has portado genial y que la que se ha portado mal ha sido tu tia que es la que no lleva dibujo.

- Es verdad, la tata se va a quedar sin película el viernes.

- Me tenéis que invitar a una sesión de cine eh, ya quedamos cuando vengas a traerme los resultados de las pruebas.

- Vale.

Y así, Aitana se queda ojiplatica con lo simpática que se muestra Emma con Luis.
Normalmente no hacia muchos amigos adultos y menos si eran médicos pero ese chico había conseguido lo que nadie.

- Hasta pronto Luis, gracias por todo.
-Hasta pronto Aitana.

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