Maestra de vida

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Los niños están en la guardería, pero aún así, tiene a quién cuidar. Emma está enferma y no irá al colegio.
Amaia tenía una reunión muy importante y estando Aitana disponible, ella se va tranquila un par de horas.

Aitana todavía se acuerda de cuando a Emma le daban los cólicos típicos de todo bebé. Lo pasaban fatal pensando que estaban haciendo algo mal y por eso la niña lloraba cada vez más.
Ahora, con sus hijos, cuenta con la experiencia que le dio Emma y a veces se ríe de Luis cuando lo nota desesperado por el mismo motivo por el que ella se tiraba de los pelos hace unos años.

Esa misma mañana Luis la ha revisado y la ha puesto en tratamiento. Ha indicado que si se pone peor deberán llevarla a su consulta, pero que si sigue igual se le quitará poco a poco.
También le ha recetado una dieta estrictamente blanda y aunque ella ha alegado que si haces la pizza poco tiempo, se queda blanda, Luis no ha cedido.

Aitana puede trabajar y encargarse de la casa sin problema pues la fiebre de la niña le provoca un sueño pesado difícil de combatir así que ha optado por la opción que le hubiese gustado a ella en esa situación. Sofá, dibujos animados, manta y mimos.

La hora de comer de hace más difícil de lo que Aitana pensaba.
-No quiero sopa. -la niña no está muy de acuerdo con la comida que le ha hecho su tía, que, para ser sincera la había hecho más por darse un capricho ella. La sopa para Aitana siempre era bienvenida-.
-Ya sabes que no puedes comer otra cosa. -intenta que coma cogiendo ella la cuchara del plato de la niña, pero sigue siendo inutil-.
-Ya quiero que venga Luis. -cuarta vez que repite su petición. Incluso ha fingido malestar para que su tío regrese lo antes posible-.
-¿Segura? Si viene Luis en vez de sopa vas a tener que comer verdura, ya sabes lo que dijo de la dieta blanda. -y sin mediar una palabra más, la niña coge la cuchara para seguir con su plato. Nadie iba a negar que comparando opciones, la que le daba su tía, era la mejor-.

La niña termina de comer y Aitana se da por satisfecha con las dos cucharadas que se ha comido de yogur. Se ha tomado el jarabe sin protestar e incluso ha recogido la mesa.

-Tata, ¿Cuándo voy a poder ir al cole? -hace un puchero que a su tía le cuesta entender-.
-Pues no lo sé, cariño. Supongo que cuando Luis considere que estás mejor. -nadie mejor que su médico para decidir cuando debe volver a tener contacto con sus compañeros-.
-Es que mañana me toca ser la encargada y si no voy todos van a dejar la clase llena de juguetes. -a eso lo llamaba Aitana responsabilidad. Está a unas décimas de treinta y nueve de fiebre, pero siempre hay tiempo para pensar en el gran problema que sería que su clase no se quede en condiciones óptimas-.
-Bueno, pondrán a otro encargado y cuando vuelvas lo serás tú. -Aitana sonríe orgullosa de haber encontrado la solución, pero Emma no lo hace-.
-¿Y qué pasará con Patricia? -Aitana nunca ha oído bablar de Patricia-.
-¿Quién es?
-Patricia sólo tiene una amiga y soy yo. Si yo no voy, no tendrá con quien jugar. -sin duda, en pocos minutos, Aitana está recibiendo lecciones sin descanso-.
-¿Por qué no tiene amigos? -parece una pregunta fácil de responder, pero otro niño con la edad de Emma no lo haría tan bien como ella-.
-Pues porque nació con un lado parado. Su lado derecho no es igual que el izquierdo. Nadie quiere ser su amigo porque no puede jugar al pilla pilla, ni puede hablar tan rápido como nosotros, ni tampoco puede usar una de sus dos manos como los demás niños -Aitana no sabe que responder. Se ha quedado muda ante la capacidad de la niña para contarle todo y lograr que su tía lo entienda sin faltarle al respeto mínimamente-.
-¿Sabes que está muy bien que seas su amiga? Probablemente sea muy especial. -Emma asiente y Aitana la llena de besos, sintiéndose orgullosa se ese pequeño corazón-.

Una vez más, Emma es ejemplo de bondad, de humildad y de amor, sin importar a quien se lo des.
Y de nuevo, Aitana gana en aprendizaje siendo Emma su única maestra.

Su única maestra de vida.

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Buenas tardes!
Cómo están? Yo sola me contesto y espero que bien.

Pues hoy está por aquí Emma, que la echaban de menos.
Una vez más, viene a darnos lecciones.

Pues eso, nunca permitan que alguien esté solo por alguna condición humana. Todos somos iguales ante los ojos de la vida.
Respeten mucho, da igual si no quieres compartir, pero respeta.

Busquen maestros y maestras de vida que les hagan ser mejores personas, que les aporten valores y que quieran hacerte la vida más fácil.

Les mando abrazos enormes, que estoy segura de que llegan. Cuidense y sonrían mucho, aunque sea porque es viernes.

Nos vemos el domingo 🌟

Vuela altoWhere stories live. Discover now