Abuelos

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Tal vez la comida familiar está dando más de si de lo que creían. Lo que se había planeado como una reunión para dar la bienvenida a Laia al final termina siendo un día entero compartiendo con algunos de los seres que más quieren.

Nahia y Álvaro empiezan a ser más independientes y aunque sus padres no les quitan la vista de encima, ya son capaces de jugar solos en algún lugar en el que no haya peligro. Laia duerme casi todo el tiempo y se deja mimar por toda la familia, que está loca por tenerla en brazos todo el tiempo. Noemí y Luis padre no pueden dejar de intercambiar miradas cómplices diciéndose sin palabras lo orgullosos que están de la familia que han formado ellos y la que ahora forman sus hijos con sus nietos. Aitana se siente una más, feliz de saber que puede contar con todos ellos como si de sangre se tratara. Mónica, por fin, puede decir que es feliz, porque tiene lo que algún día perdió y aunque la Laia de hace unos años es irremplazable, la Laia de ahora le está ayudando a sanar muchas heridas pendientes. Y Luis es inmensamente afortunado, de poder mirar a su alrededor y no verse ni sentirse solo.

Una familia. Con sus más y sus menos. Con sus peleas y desacuerdos. Con ideologías diferentes y debates sobre la mesa, pero familia.

-¿Quién nos iba a decir esto cuándo estabamos asustadisimos por la llegada de Luisiño? -Noemí mira a su marido con toda la ternura que le evocan esos recuerdos-.
-Han crecido los polluelos, Noe. -Luis sonríe como si esa fuera a ser la última mueca que su cara emitiera-.
-Y se han convertido en personas mucho mejores de lo que alguna vez imaginamos. -la conversación la están escuchando todos, pero entre ellos parece haberse formado una burbuja intraspasable-.
-Hemos hecho un buen trabajo. -Luis pasa su brazo por encima de los hombros de Noemí y esta lo recibe cerrando sus ojos, disfrutando de su tacto-.

Luis y Mónica no pueden evitar levantarse y abrazar a quienes han sido toda la vida sus ángeles de la guarda.

-Ven hija, de ti también estamos muy orgullosos. -Noemí invita a Aitana al abrazo, quien sin dudarlo un segundo, accede a la petición-.

Con un gateo intermitente y algo inestable, Álvaro llega hasta el sofá en el que sus abuelos reciben un abrazo conjunto. Sin reclamar ningún tipo de atención los observa desde abajo, dispuesto a guardar en su pequeña retina, aunque probablemente no lo recuerde, esa imagen.
Su abuela lo ve e inmediatamente, como si se instinto hablaramos lo alza en sus brazos para añadirlo al abrazo al que se une su hermana unos segundos después cuando Luis consigue cogerla.

-Y estos tesoros me tienen loca de amor. Son el mejor regalo. -Noemí llena de besos a Álvaro y a Nahia, como siempre que puede hace-.
-Tres nietos, Noe. En verano se nos va a llenar la casa de gritos y juguetes. -ya lo han hablado muchas veces y los abuelos les han advertido a sus dos hijos que tienen que dejarselos mínimo un fin de semana-.

Como azar del destino, Laia emite su llanto haciéndole saber a la familia que su siesta ha acabado y Aitana la coge en brazos para añadirla a la estampa familiar.

A Luis se le hace raro que la hija de Lucía, biológicamente hablando, sea la que ahora reciba mimos de Aitana para calmar su llanto. Es una sensación que no logra descifrar, pero que hace que se sienta orgulloso del gran corazón que tiene su novia.
Ha aceptado a Laia sin poner una sola pega e incluso fue ella quien lo convenció para que reflexionara a cerca de la situación.

Tiene claro que si algún día dudara del poder de la magia, recordará ese día. Recordará todas esas miradas llenas de brillo y todas esas sonrisas permitiéndose abrazar.

"Hay quien sabe ser magia, aunque nunca llegue a saberlo".

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Sí sí, parece un sueño, pero no lo es. Llegué a la hora por un día 😂😂

Hoy sólo tengo que decir que me debía este capítulo para que Laia se afiance y para que veamos que Aitana ya la quiere.

La última oración entre comillas es de Vanesa Martín, por eso está entre comillas, porque no es mía.
Lo pongo completo por aquí porque es precioso: "A veces la música tiene licencia, licencia para dolerte por dentro, para acariciarte el alma. A veces te baja las sábanas sin pedirte permiso, sin saber hasta dónde ni hasta cuando. A veces la música te escuece dentro y otras se convierte en magia. Porque hay quien sabe ser magia, aunque nunca llegue a saberlo".

Pues con esto y un bizcocho, nos vemos mañana (pero no sé si a las 8).
Un abrazo a todas y todos!!💖

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