Trece

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Sentados en una mesa de restaurante comiendo pizza y bebiendo zumo de piña a petición de la chica,no parecía ser una cita común.
Ellos tampoco lo eran.Lo común es eso,común y aburrido.
Para él,ella no era común.La poesía la escribía a ella y de sus ojos brotaba el arte.
Para ella,él tampoco lo era.Era capaz de tornar la vida y hacerla bonita,hacer que todo fuese mucho más emocionante.
Por eso,un zumo de piña y una pizza eran la mejor elección.
No todo era de color de rosa,lo demostraron discutiendo si ponerle o no piña a la pizza.Finalmente decidieron que la mitad de Aitana no llevaría y la de Luis sí aunque a Aitana le siguiera pareciendo fatal.

-Pues si le pones piña a la pizza también le pondrás cebolla a la tortilla.
-No Aitana,eso nunca.-lo dice firme,sin lugar a dudas.Para Luis comer tortilla con cebolla seria algo así como un pecado-.
-Pues mi abuela Julia hace unas tortillas con cebolla para chuparse los dedos,guapo.-está orgullosa de presumir de ello y realmente no le falta razón en su afirmación sobre la veterana de su familia-.
-Mira,si alguna vez en mi vida tengo que comer tortilla con cebolla será de tu abuela,de nadie más.
-Te encantaría.
-¿Cuando vamos a comer con la yaya?

Y quizá a Aitana le asuste esto.
Él lo dice de broma pero lo cierto es que su abuela siempre ha sido la primera en saber de sus relaciones,la primera que tiene que dar un buen consejo a su nieta,porque como ella nadie leía los ojos.

-No pensaba presentartela tan pronto.
-No seas tonta,no te estaba pidiendo eso,era una broma.-toma como iniciativa acariciar su brazo y ella sonrie abiertamente.No iba a negar que le encantaba el contacto con el chico-.
-No te va a parecer tan gracioso conocer a mis padres.
-Empecemos por tu abuela que seguro que es más tierna.-Cepeda le pone un toque de humor al temido encuentro con unos "suegros"-.
-Oye,cuentame.¿Trabajas esta noche?-Aitana decide cambiar de conversación,últimamente se le podría catalogar como la persona que mas odia la monotonía en el mundo-.
-Canto,¿te vienes?
-He quedado con Amaia.Emma está con su padre y se siente solisima,me ha amenazado con comerse ocho o nueve tarrinas de helado de chocolate si no le hago compañía.
-Sabes que se las va a comer igualmente,¿no?
-Confirmamos.-Estallan a risas porque Amaia era así de predecible y porque a Aitana,sin darse cuenta,le hace una ilusión tremenda que Luis conozca así a su amiga-.
-Si queréis podéis venir las dos y así Amaia se distrae y evitamos una subida de glucosa.
-Está bien,le pregunto y si le apetece nos pasamos por allí.-No va a negar que le emociona la idea de verlo cantar.Le emocionaría todos los días de su vida-.

La comida acaba y el paseo rutinario hace acto de presencia.
No hay prisa por llegar,dejan que los pasos de uno acompañen al otro e incluso se permiten darse la mano y agarrarse fuerte sin posibilidad a escape.

-Oye Aitana,¿cual es tu número favorito?
-El trece.¿Esas preguntas?-A Aitana le parece extraño que le pregunte esas cosas directamente,Luis siempre ha sido más de buscar la manera de conocerla sin llegar a llamar la atención de una manera exseciva-.
-Tenía curiosidad.¿Asi que desafiando a la mala suerte?
-La mala suerte no existe Luisito,solo se trata de ser positivos.
-No te me pongas filosófica Aitanita.
-¿Tu crees en la buena suerte?-le devuelve la pregunta haciendo que ahora sea él quien divague consigo mismo y tenga que debatir contra sus propios pensamientos encontrados-.
-Creo que hay acciones,hechos,momentos y personas que son buena suerte.-es rotundo en su respuesta y él mismo se sorprende por ello puesto que nunca se había planteado esa pregunta-.

Aitana se conforma,sabe que con lo reservado que es el chico,decir eso en voz alta le había resultado un suplicio.
Por eso se calla que quizá mañana no, pero hoy,en ese momento,en ese lugar y en esa vida,su suerte era tenerlo en frente.
Iban a demostrarle al mundo que desafiar a la mala suerte era confirmar que ellos eran la buena.

Vuela altoOù les histoires vivent. Découvrez maintenant