Confianza

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Su mañana empieza como siempre.
Por su consulta pasan muchos niños y acompañantes.

Entre ellos se cuela alguien que ya pasó la edad de pediatría hace tiempo.

-¿Lu? -no esperaba que pasase por allí. No lo ha avisado en ningún momento-.
-Buenos días. ¿Puedo? -Luis asiente con un movimiento de cabeza-.
-Dime qué necesitas. -la verdad es que la situación le choca. No sabe que hace ahí y juraría que la última vez que se vieron le sonó a despedida-.
-Vengo a comunicarte algo. Fuiste el primero que quiso ayudarme con el embarazo y me veía en la obligación de contarte que lo voy a tener. No sé, te quería dar las gracias por no dejarme sola. -y quizá es verdad que necesitaba verla. A pesar de seguir con su vida y que su rutina haya apartado a Lucía de su mente, se quedó algo de incertidumbre dentro de él-.
-¿Y el padre como se lo ha tomado? -la cara de Lucía no muestra alegría con la pregunta-.
-Digamos que peor de lo que me esperaba. -intenta aparentar normalidad. Una normalidad que sabe que Luis no creerá, porque se ha molestado en conocerla-.
-Me parece muy valiente tu decisión. -es sincero. Siempre le parecería valiente que una persona, ya sea hombre o mujer, se aventure a criar a un hijo solo o sola. Por suerte, él tiene a Aitana para tomar las decisiones juntos, pero sabe perfectamente que hay padres y madres que le tienen que dar dos mil vueltas a lo mismo sin contar con otro punto de vista, padres y madres que tienen que enfrentarse solos o solas a enfermedades, gastos, atención, berrinches y educación-.
-Gracias, Luis. Gracias por todo. -realmente si le dijeran que ese chico al que engañó y al le oculto que iba a see padre, iba a ser tan amable con ella, no se lo creería-.
-Sabes donde estoy. Si me necesitas sólo tienes que volverme a hacer una visita sorpresa. -saca su mejor versión. La de chico simpático que sólo busca vivir en paz, de cualquier manera-.
-¿Qué opina Aitana de mis visitas sorpresa? No puso muy buena cara el otro día cuando nos encontramos. -no tiene intención de "meter leña al fuego", simplemente quiere asegurarse de que si va a ver a Luis, no tendrá ningún problema-.
-Aitana opina que nos hiciste mucho daño y le cuesta volver a verte como alguien inofensiva, pero hay cosas sagradas y una de ellas es la confianza. Por lo tanto, puedes venir cuando quieras. -y sin querer, o queriendo, Lucía se queda sin palabras-.
-Me alegro de que sea así.

Mar interrumpe esa conversación alegando que Luis se está retrasando y los padres y las madres que están fuera con sus hijos van a terminar poniéndose nervioso, y si algo ha aprendido Luis en sus años de carrera es que nunca debes hacer enfadar a los padres o las madres de los pacientes.
Se despide de Lucía y ella le asegura que hablarán largo y tendido en algún momento durante esos meses que visitará el hospital más seguido. Luis no sabe si eso le alegra o le deja más intranquilo, pero debe esperar a que las cosas sucedan.
No va a ser su amigo y mucho menos va a confiar en ella como antes. Simplemente le conmovió su situación y nunca le desearía a nadie que pasase un embarazo complicado.

-Adiós Lu. -mueve su mano en señal de despedida mientras ella recoge las pertencias que ha dejado en el perchero al sentarse-.
-Hasta pronto, Luis.

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Últimamente nunca llego a la hora que es. Siempre suelo escribir el capítulo el día antes o tenerlos adelantados para poder permitirme algún día de poca inspiración, pero a veces me despisto.
Ayer fue el día de Canarias y con la tradición de celebrarlo ni me acordé.
A pesar de eso, no les fallo y el capítulo no falta aunque sean las doce y media (en Canarias).

Sé que no les gusta mucho que aparezca Lucía. Prometo que es necesario para que entiendan lo que viene luego. Que parece que sí, pero en realidad no me gusta hacerles sufrir.

No tengo nadita más que decir.
Mañana seguramente también llegaré tardísimo pero llegaré.
Un abrazo gigante ✨

Vuela altoWhere stories live. Discover now