Parque

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Mónica empuja el carro de Laia mientras ella intenta calmar a Nahia con un brazo y con el otro dirigir esa artilugio tan pesado en el que descansa Álvaro.

Tal vez lo del paseo a cinco en plena hora de la siesta no ha sido la mejor idea, pero si eso suponía un rato juntas y con sus respectivos sobrinos y sobrina, mucho mejor que cualquier sueño reparador.

Al paseo se uniría luego Luis en la puerta del hospital por el que tienen que pasar para llegar al parque. De momento, vuelven a ser dos. Vuelven a ser esas amigas que en diez minutos se ponían al día de dos meses.

Madrid se hace pequeño comparado con ellas y con la luz que intercambian en el interior de sus ojos. Sus risas son ahora las que sobresalen entre el barullo y el tráfico de transitadas calles.

Luis ha terminado cinco minutos antes. Lo suficiente como para estar en la puerta esperando la llegada de las chicas.
Saluda a su hermana y a Laia con un beso en la mejilla, a sus hijos con un beso en la frente y a Aitana con un suave beso en los labios que la deja con ganas de más.

Con Mónica delante, Aitana y Luis rodean sus cinturas con sus brazos dejando el otro libre para seguir guiando a los niños, que por fín, hacen su siesta, los dos. Se permiten mirarse a los ojos en silencio, como si las palabras sobrasen, como si todo entre ellos estuviera dicho.

En el parque los espera Carmen, que ha quedado con Mónica un rato para pasar tiempo con su nieta. Cuando la ve no puede evitar cogerla y llenarla de besos. Ahora, Laia es su única niña.

-Hola. Perdón, pero es que esta niña capta toda mi atención. -Carmen se disculpa con Aitana y Luis-.
-Es normal Carmen, no te preocupes. -Luis le resta importancia y tras decirle a Aitana que se lleva a los niños a jugar y aceptar que Mónica se apunte al plan, las deja solas-.

El silencio entre Carmen y Aitana se vuelve incómodo cuando dejan de sonreír a la niña. Realmente no saben como tratarse.

-Aitana, a mi me gustaría pedirte perdón. -Carmen la mira directamente a los ojos y ella no puede estar más confundida-.
-No tiene por qué hacerlo. Usted no me ha hecho nada.
-Pero ella sí y aunque ya no esté sé que tarde o temprano te lo hubiese pedido. -ya no se le inundan los ojos cuando habla de ella. Lo.hace con entereza-.
-No se preocupe, de verdad. Nos dejó a Laia, hizo muy feliz a Luis y al fin y al cabo no estaba en una situación juzgable. -para cualquiera que trate día a día con ella eso sería algo normal, pero a Carmen no deja de sorprenderle el enorme corazón de esa chica que tiene enfrente-.
-Eres un tesoro. Gracias.
-La vida me ha dado mucho comparado con lo que me ha quitado. Quizá ella me quitó el privilegio de que mis hijos tuvieran un padre los primeros meses y yo un apoyo para esos momentos en los que la cabeza se hace un ovillo, pero ellos no habían nacido y si nosotros no lo decimos ni se acordarán. Perdonar a Lucía es lo mejor que puedo hacer para estar en paz. -Aitana muestra una sonrisa sincera y Carmen piensa en la increíble lección que le está dando-.
-Cada día me alegro más de que Laia crezca en esta familia.

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Holaa!!

Que resulta que tenía el capítulo escrito y todo, pero he estado tan  ocupada que ni siquiera me acordé de subirlo. Creo que va siendo hora de poner una alarmita en el móvil porque estoy siendo muy caótica y les estoy volviendo locas y locos 😂😂😂

Con un poquito de retraso, feliz día de los abuelos. Ojalá duraran eternamente.

Yo ahora tendría que recomendarles alguna historia que tenga que ver con los abuelos, peeeeero he estado buscando y no hay ninguna que me haya leído, así que si alguien sabe de alguna que lo deje por aquí y así me la leo yo también. Y si veo alguna edito esta parte y se las pongo cuando la descubra.

Sin nadita más que decir, vuelvo a mis ocupaciones y les prometo que el capítulo de ayer, hoy no se me olvida subirlo.

Nos leemos luego 💖

Vuela altoWhere stories live. Discover now