Abrazo

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Tarda doce minutos exactos desde la cafetería hasta el hospital.

Desde que Lucía le dijo que a Nahia le había pasado algo, su cuerpo se tensó y sólo pudo pensar en llegar lo antes posible y mirarla a los ojos llenos de luz que había heredado de Aitana.

La ve en la sala de espera. Sin la niña. Descompuesta y sin apenas poder esbozar una sonrisa triste mientras observa a los pequeños que corren en ese habitáculo que le toca compartir con ellos. Una Aitana asustada como nunca.

-¿Que ha pasado?- tal vez esté más desesperado por saber que su niña está bien que por enterarse del motivo del traslado desde su casa hasta su lugar de trabajo-.

No hubo momento para las réplicas para Lucía y explicaciones por haber cogido su teléfono. Porque era mucho más importante saber que su pequeña estaba bien.

Para ella, tampoco hay tiempo para eso. No es el momento de recordar -aunque lo haga- que hace un momento estaba con Lucía y ella no sabía absolutamente nada.

-Nahia. Nahia no podía respirar bien, Luis -está asustada, más asustada que nunca. Se abraza a él reconstruyendose poco a poco como si así la situación cambiara-.
-¿Dónde está?
-En la consulta, le están haciendo pruebas. Me han dicho que ahora podré entrar.- sus lágrimas no dejan de resbalar por el largo de sus mejillas. Para cualquier madre experimentada esto seguramente sería algo que manejaria con templanza pero para ella, es un mundo-.
-Tranquila, todo va a estar bien. Voy a ver que puedo hacer. Entro y te digo.-está utilizando la psicología que usa con cada padre y cada madre que pasa por consulta pero se está dando cuenta de que no hay nadie que te pueda calmar en estas situaciones-.
-Avísame cuando la veas, por favor, amor.-es casi una súplica. Casi un rogar-.
-Te prometo que salgo enseguida.-un beso en la cabeza y una caricia son la cariñosa despedida de Luis antes de poner rumbo a la búsqueda de Mar y Rebeca, la pediatra de guardia-.

Después de un abrazo que reconstruye a su novia por completo, Luis se va en busca de su hija.

La pediatra la está atendiendo y no pone impedimento a que Luis entre a la sala, ya sea como médico o padre. De hecho, se disculpa con Aitana y le dice a Mar que la busque para estar junto a su hija.

Aitana y Nahia habían entrado por urgencias y el personal no había sido el mejor en cuanto a trato. La primera reacción que tuvieron con Aitana fue quitarle de los brazos a su bebé y dejarlas solas, a ambas.

Estando los dos en la consulta y dándose la calma en forma de abrazo, Rebeca empieza a hablar a la vez que Mar cierra los pocos botones abiertos de la ropa de la niña.

-Está bien. Es un trastorno típico en bebés llamado estridor.- Luis sabe de lo que habla y respira tranquilo pero para Aitana aquello es un idioma que no había aprendido-.
-¿Me lo explica?-a sus ojos llorosos poco se les podía negar-.
-Claro. Mira, las vías aereas de Nahia son todavía muy inmaduras, lo que hace que el aire no pueda circular bien por ellas.- Rebeca es una de las mejores pediatras que hay en el hospital, tanto profesional como humanamente hablando y las explicaciones que le está dando a Aitana no hacen más que reafirmar esas teorías-.
-¿Y ahora que debemos hacer?-no sabe que sigue después de esa consulta-.
-Lo bueno de todo esto es que se corrige con el tiempo y desaparece sin necesidad de tratamiento. Lo único que puedes hacer para aliviarla es levantar el cabecero de la cuna, limpiar su nariz varias veces al día, evitar la humedad y usar suero para hacer lavados nasales.-palabras típicas de un médico que Aitana y Luis intentan memorizar y que a ambos les estan salvando.-

Esta vez todo ha salido bien, Luis ha llegado a tiempo, Aitana ha sabido reaccionar y Nahia no presenta nada preocupante.
Con la niña de unos brazos a otros y caricias furtivas necesarias después de tal susto, ponen rumbo de nuevo a casa.

-Oye Luis, ¿En una cafetería con Lucía?- es hora de hablar el tema que ambos temían poner sobre la mesa-.

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Hoy vengo a presentar a Rebeca. La de la realidad no es pediatra pero me hacía ilusión que se quedara por aquí. Me encantaría que, cuando lea esto dentro de unos años, me acuerde de que ella nunca falló.
Es encantadora y nunca se olvida de mi. Siempre está por ahí detrás de estrellitas, comentarios y mensajes en donde me llama pequeña y me hace sentir gigante.

Rebeca, esta es mi forma de darte las gracias (una vez más, porque lo hago casi cada día) por estar siempre, por sacarme sonrisas, por amenizar el insomnio, por sacar un hueco siempre para interesarte por saber como estoy y por ser tan buena conmigo.
Espero tenerte mucho tiempo más 💘.
Le daré las gracias eternamente a María por haberte traido hasta aquí.

A todos y todas las demás, nos vemos el viernes ❤
Pd: gracias una vez más por ser tan buena gente y decirme tantas cosas bonitas por mensajes y comentarios. A veces me dan ganas de atravesar las pantallas y abrazarles muy fuerte :)
Mucho cuidadito y ánimo, que aunque parezca que no, queda menos.

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