Positivo

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A Amaia los minutos se le hacen eternos.
A Aitana le da igual la relevancia del tiempo. No siente. No padece.
Ve moverse por la sala a cinco o seis enfermeros y entre ellos distingue al que le ha sacado sangre hace un rato.

Ha barajado miles de opciones y ninguna de ellas le convence,todas flaquean.

El mismo doctor que le atendió ayer ,es ahora el que la recibe en su consulta con la misma sonrisa tranquilizadora.

-¿Está mejor?-pregunta el doctor intentando quitar hierro al asunto y entablar algo de conversación antes de dar un diagnóstico claro-.
-Sí,no me han vuelto a dar mareos.-aclara Aitana sin dejar lugar a dudas ante la mirada de las dos personas que la acompañan en esa sala-.
-Pues vamos a buscar tu analítica.-anuncia ese señor que porta una chapa en la que pone "Marcos García"-.

Analiza ese papel grapado a la solicitud hecha ayer una y otra vez.
Aitana empieza a perder toda la calma que estaba procurando tener.Esa misma calma que regresa cuando Amaia posa una mano en su muslo en señal de apoyo.
El simple hecho de que esté allí ya es apoyo.Porque nunca la ha dejado sola y porque sabe que sea lo que sea ese diagnóstico,la va a tener.

El médico sonrie diciéndole a esas chicas,sin palabras,que no tienen de que preocuparse.

-¿Que pasa doctor?-es Amaia quien habla por las dos.Es ella quien quiere saber ya la respuesta a ese mal estar de su amiga.-
-Nada que sea preocupante.-sigue sin dar una sentencia clara mientras indaga en su ordenador.-
-Pero hay algo,¿que es?-Aitana empieza a ver en ese doctor un enigma que no le gusta nada-.
-Tienes un poco de anemia.Con unos suplementos de hierro estarás mucho mejor.-esas dos palabras disipan toda preocupación."Tienes anemia"-.

Cuando el médico ha recetado todo lo necesario para que Aitana supere su déficit ,creen prudente pasar por pediatría.
Es cierto que hoy no llevan a Emma y que se sienten fuera de lugar en esa sala en la que el mayor de los pacientes tiene cuatro años,pero era un trago que podían pasar.
Amaia prefiere dejarlos solos y tras hacer prometer a Aitana que le dirá a Luis todos los detalles de su cita médica,se escapa a la cafetería a por algo de chocolate que le haga remontar el día.

Aitana,tres plantas por encima de su amiga,toca en una puerta demasiado animada y contrastante con la tónica del resto de ese aburrido y frío hospital.
-¿Se puede?-pregunta asomando su cabeza y asegurándose de que no hay pacientes dentro a los que pueda incomodar-.
-Aiti...si claro,pasa.-a Luis se le pinta la sonrisa en la cara.Ha sido cuanto menos,una gran sorpresa-.
-Hola,encantada.Tú debes de ser Mar.-saluda Aitana a la chica que reposa en la silla de al lado a la de Luis mientras coloca varios papeles-.
-Mar,te presento a Aitana,mi novia.-es Luis el que toma la palabra e intenta hacer un puente de comunicación entre las chicas-.
-Por lo que veo soy más famosa yo que tú porque a mi de ti no me han hablado y tú te sabes hasta mi nombre.
-Pues sí,parece ser.
-Bueno,yo me voy y cuando terminen de hablar vuelvo.-anuncia la enfermera saliendo para dejarlos solos-.

Luis invita a Aitana a sentarse en la silla que antes ocupaba la chica arriesgándose a trabajar fuera de su horario por la tardanza que supondría esa visita en sus citas.

-¿Y tú que haces aquí?-se da cuenta Luis de que por muy dulce que le parezca su trabajo,aquello no deja de ser un hospital-.
-He venido al médico.Ayer te mentimos y no sé ni por qué.La cita era para mi.-explica Aitana en un arrebato de sinceridad por la culpabilidad que aquello le suponía -.
-¿Te pasa algo?-No le interesa la mentira piadosa,solo quiere saber si su novia está bien-.
-Tengo un poco de anemia y por eso me mareaba pero ya está todo solucionado.-le coge la mano al chico para intentar hacerle ver que no es nada grave de lo que se deba preocupar-.
-¿Pero como no me dices que te mareas?-le acaricia el moflete mientras le habla en señal de paz.En señal de que no hay lugar para reproches-.
-Tranquilo,doctor.Le avisaré de todo a partir de ahora.

Y medio en broma,medio en serio hacen que la situación sea mucho más fácil.
Luis podría enfadarse por no confiar en él y contarle que los mareos habían llamado a su puerta.
O podía alegrarse porque tan solo era anemia y dentro de poco estará como de costumbre.

Porque siempre,
dentro del lado negativo,
también hay positivo.

Vuela altoWhere stories live. Discover now