Idioma

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LLeva preparándose para ese día más de un mes. Más de un mes en clases de baile para poder estar encima del escenario en esa exhibición en la que baila con todos sus compañeros.

Si no llega a ser por la capacidad de Emma para retener los pasos y memorizar movimientos, no podría hacerlo tan rápido, pero la profesora había decidido que ella era capaz de aprender una coreografía en la mitad de tiempo.

Todos están más que ilusionados con verla allí. Maquillada, peinada por Aitana y vestida por una costurera al igual que los demás. Luis, Aitana, su madre, su padre, Nahia y Álvaro están en primera fila, deseando tenerla delante y guardar ese momento para siempre en sus retinas.

Emma asoma su cabeza entre bambalinas para asegurarse de tenerlos ahí. Para estar segura de que haga lo que haga, esas personas estarán orgullosas de ella.
Es algo que le han repetido mucho desde pequeña. No importan las cien caras de decepción si las cuatro que te importan son de orgullo.

El único que se da cuenta de que está ahí es Luis, que la saluda con la mano con la que no agarra a Álvaro, que está demasiado inquieto.
Es él quien avisa a Aitana para que la mire y a su vez Aitana avisa a Amaia y Alfred.

Ahora sí, con esas cuatro sonrisas hacía ella -y alguna más de los bebés que la reconocen por unos segundos- está lista para vencer cualquier miedo que le pueda tener a esa tarima. Porque los tiene.

La función comienza y hay quien no retiene lágrimas.
Amaia mira a Aitana hablando sin palabras, como lo habían hecho siempre. Aitana sabe que está orgullosisima de esa niña que ahora estaba llena de purpurina, sabe que no se arrepiente de aquella decisión que tomó cuando se enteró de que venía en camino, sabía que Emma, de una manera u otra era su salvación.

Alfred también la mira como a una obra de arte. Es su niña. A la que le permitía absolutamente todo, y aunque esto a veces le traiga discusiones con su madre por "mal criarla", ambos saben que lo hacen casi igual.
A Amaia le había tocado ser la que pone orden y pautas. Sin embargo,  Alfred ha sido siempre la figura en la que Emma sabe que se puede refugiar y siempre va a tener flexibilidad.

El teatro se pone de pie. Hay cientos de padres y familiares orgullosos de sus pequeños, y la familia de Emma, la primera.
Piensan llenarla de besos cuando baje con esa bolsa de dulces que les han dado a todos por su participación.

Después de todo, no está nada mal la experiencia. Golosinas, aplausos, abrazos de sus compañeros, felicitaciones de su profesora y sonrisas de su familia. Para ser la primera vez, poco más puede pedir.

Su madre la espera detrás del escenario para recoger sus cosas y quitarle el vestuario para sustituirlo por unos vaqueros que la niña detesta alegando que pican, pero que según Amaia eran "lo más cómodos".

-¡Lo has hecho genial! -los brazos de su madre la reciben de la mejor manera que podrían hacerlo. Abiertos.-
-¿Te ha gustado, mamá? -lo pregunta con toda la humildad del mundo, queriendo saber si eso que ha hecho en el escenario mirándolos a los ojos realmente ha valido la pena-.
-Nos ha gustado muchísimo. -la llena de besos y termina de cambiarle la ropa-.

Caminan hacia donde están los demás acompañantes que ahora hablan con Alfred e intentan calmar a los niños que con tanto ruido se están agobiando.

-¡Tata!¡Papá!¡Tío Luis!, ¿os ha gustado el baile? -llega gritando y captando la atención de todos los presentes-.
-¡Mi amor! Ha sido precioso. -Alfred es el primero que la coge y le regala un abrazo con aroma a hogar, a padre-.
-Yo ya quiero verte bailar otra vez. -Aitana le muestra una sonrisa y le hace cosquillas confesando que no ve la hora de pisar de nuevo ese teatro-.
-Peque, no sabía que lo hacías tan bien. Ahora voy a tener que decirle a todo el mundo que bailo peor que tú. -algo tiene Luis que siempre conseguía sacar su mejor sonrisa, aunque fuera poniéndose a él mismo por debajo-.
-Nahia y Álvaro sonreían. -y ahí se dan cuenta de que a Emma no le hace falta escucharlos para estar conectada con ellos. Porque no hay idioma más claro que el de una sonrisa-.

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Pues eso, sonrían mucho, que el amor y las sonrisas son los únicos idiomas universales.

Me voy a seguir estudiando historia. 😕
Nos vemos el viernes, si los estudios lo permiten.

Un besito ❤

Vuela altoWhere stories live. Discover now