Ojos

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Han quedado de nuevo en esa cafetería. Esta vez, Aitana lo sabe.
La situación es la misma puesto que debido al incidente de Nahia, Lucía no pudo firmar su renuncia.

Hoy, siendo poco habitual, Lucía se retrasa y a Luis le toca esperar con un café en la mano.
Se da el lujo de mirar a la gente paseando por esa calle. Hace mucho que no se para a ver la vida pasar y, aunque parezca una tontería, estar solo, en completo silencio y simplemente observando, le está sentando fenomenal.

Recuerda esas tardes cuando era estudiante de medicina y la cafetería de la facultad lo recibía con sus frustraciones de estudiante estresado que en segundo año de carrera aún tenía dudas del primero.
Fue una época maravillosa a pesar de esa aceleración que le suponía su grado.
Se sentaba en una mesa con vistas al patio y veía a alumnos y profesores chocarse sin mediar palabra, como si la vida fuera eso. Mirar para otro lado.

Lucía llega apurada quitándose ese abrigo que la acompaña debido al extraño frío que hace en Madrid esa tarde.
Luis también ha tenido que sacar el suyo del armario y advertirle a Aitana que si seguía abrigando a los niños iban a aprender a hablar mucho antes para pedirle a su madre que les quitara un par de mantas.

-Hola Luis, perdóname pero he tenido que ir al médico y ya sabes como son las salas de espera. -se disculpa porque nunca ha sido impuntual, porque siempre ha sido extremadamente organizada-.
-No pasa nada Lu, ¿Estás bien?- no sabe bien si le interesa o es cortesía pero de cualquier modo, la pregunta ha salido sola de su boca casi sin pedir permiso al dueño del cuerpo-.
-Sí, una simple revisión. ¿Firmamos? -ella es tanjante, pero él la conoce demasiado como para creerla-.
-Sí, claro. -Luis saca los papeles de la carpeta en la que los ha metido hace un par de horas y le tiende un bolígrafo a Lucía-.

Lucía coge el bolígrafo con su mano derecha y no es difícil ver el temblor que esta muestra. Está aterrorizada por algo pero intentar que lo diga será casi imposible.

-Oficialmente ya solo soy tu ex. -finge una sonrisa que a Luis no le cuesta descifrar. Es de esas que esconden lágrimas que aún no han salido-.
-Lu. - la mira directamente a los ojos, como lo hacía cuando no se atrevía a soltar ese temido "tenemos que hablar"-.
-Luis, de verdad que no quiero decirte nada que no sea sobre esto que hemos venido a firmar. -hace meses Luis tampoco hubiera deseado si quiera que le saludara, pero hoy, detrás de esos ojos totalmente cristalizados, Luis ve a Lu, a su Lu-.
-Venga, dime que te tiene así de preocupada. Si es por lo que te ha dicho el médico seguro que puedo hacer algo para ayudarte en el hospital.
-Tranquilo, estoy bien. -esa chica que hace un momento parecía que se rompería en dos, ahora coge su abrigo totalmente dispuesta a recomponerse-.
-¿A dónde vas? Estamos hablando. -Él sabe que algo pasa y uno de sus propósitos es averiguarlo-.
-Te deseo lo mejor, Luis. Adiós. -parece que está dispuesta a irse dejándolo con la palabra en la boca. Tal vez la chica de ojos marrones que está a punto de salir por esa puerta haya entiendido que hizo mucho daño hace meses y que ahora lo mejor es que separen todos sus caminos, los personales y los profesionales-.
-Estuvo muy mal lo que hiciste, ya lo sabes, pero si te puedo ayudar en algo ya sabes dónde voy a estar. Si quieres pasa por consulta y resolvemos lo que te tiene tan inquieta. -Lucía asiente sin llegarse a creer del todo el ángel que es Luis. Sin llegar a imaginar cómo pudo algún dia tan siquiera pensar en hacerle daño. Por eso no es extraño que las lágrimas resbalen por sus mejillas en señal de arrepentimiento por ese recuerdo que todavía la atormenta a día de hoy-.

Sin dar su brazo a torcer emprende su camino pero, una vez más, un impulso cambia el destino y la expresión de ambos.

-Luis, yo...estoy embarazada.

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No me maten mucho :)
Nos vemos mañana, un besazo 💘

Vuela altoWhere stories live. Discover now