Lluvia

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Esa mesa la recibe a ella sola.No era necesario nada más que un café a pesar de la hora.
Ha elegido una mesa que no es la habitual porque realmente él no sabe que está ahí,que ha desecho su noche para verlo cantar.

Ese bar se está convirtiendo poco a poco en uno de sus sitios favoritos y en el que más orgullo siente a menudo.
Si Luis prestara atención no sería muy difícil encontrarla debido al poco aforo que suele haber cuando aún está vigente la prueba de sonido,sin embargo está muy despreocupado en cuanto a público.

Lo observa mientras saca la guitarra y la afina.Está concentrado y probablemente nervioso pero a la vez sus ojos reflejan una ilusión fácil de explicar.

Hay tres o cuatro personas atentas a él pero Aitana se fija especialmente en una.
La camarera saluda a Luis con un beso en la comisura de sus labios antes de dejarle la botella de agua en el escenario.Él sonríe mientras le da las gracias.

Aitana no sabe como tomárselo pero es obvio que no le ha gustado nada.
Él no ha puesto impedento a ese casi beso.
Cierto es que para Luis tal vez no signifique nada pero eso a ella en este momento,poco le importaba.

Después de esto vienen abrazos y caricias por parte de ambos,como si llevaran tiempo sin verse y hubiera un cariño especial entre ambos.

Aitana no lo piensa dos veces y se dirige a la puerta dispuesta a salir de ese local en el que hubiera preferido no entrar.
Solo una voz podría hacer que se congelen sus intenciones y se paralice su cuerpo.

-¿Aitana?

Luis la descubre saliendo y como acto reflejo ella se da la vuelta.
Hay cruce de miradas y tensión entre ambos cuerpos pero finalmente el de ella termina su propósito de salir y el de él,viendo como no pretende regresar,vuelve al escenario puesto que no puede abandonar su trabajo.

Luis ha visto rabia en su mirada,está seguro de ello y hubiera preferido mil veces hacerse daño a si mismo antes que volver a ver esa pérdida de brillo en su chica.
Cree saber el motivo por el que estaba ahí esta noche y podría auto castigarse por acabar así.

Ella sabe que tarde o temprano tendrán que verse las caras y tendrá que explicar ese estúpido ataque de celos.
Él sabe que le debe una explicación por minúscula que sea y que además necesita otra porque sigue sin saber qué pasa por la mente de Aitana.

Durante lo que queda de noche Luis no consigue unificar guitarra y voz para que suenen decentemente,solo tiene ganas de salir corriendo detrás de Aitana y abrazarla hasta asegurarse de que no pasa nada.
Lamenta una y otra vez su seriedad con ese bar,su compromiso y la ética que hace que no pueda permitirse el lujo de abandonar sus obligaciones por compromiso.

Ella por su parte no tiene del todo claro que hacer.
Normalmente es su libreta quien la recibe gustosa cuando necesita soltar algo que le inquieta pero hoy es diferente.
Hoy sus ojos no le permiten ver debido al agua instalada en ellos y se siente tonta por ello.
No ha visto beso.No ha visto nada que vaya más allá de una muestra de cariño más atrevida de lo normal pero supone que los seres humanos somos así de complicados.
Nos empeñamos en hacer difícil lo que se solucionaría a base de confianza.

Como siempre,está Luis para eliminar de golpe cada una de sus dudas.

No sé que te pasa ni
porqué te has ido así
pero sea lo que sea lo
podemos hablar.


Ella no da respuesta.
Piensa que es mejor dejar las cosas como están,al menos hoy.

En eso era diferente a Luis,que es de los que piensa que irse a dormir peleado con alguien a quien quieres es un grave error.

Espero que mañana se
te haya pasado.
Desayunamos juntos a
las nueve.
Más te vale abrirme la puerta
de tu casa porque han anunciado
lluvia.
Buenas noches,mi amor.

Si juzgáramos por cuestión de sonrisas,Luis se proclamaría ganador y Aitana una participante del juego de sus encantos.

Vuela altoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora