Cualquiera

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Un día cualquiera. Un veintiocho. Martes o domingo, qué más da.

Luis piensa así. Un día cualquiera es un muy buen día para que Aitana se sienta especial.

Ha salido de la cama media hora antes y después de luchar con sus párpados y las sábanas se ha decidido a preparar un desayuno a la altura de quien aún duerme en su cama.

No se olvida de preparar dos biberones cargados de cereales para que el día en la guardería se haga mucho más ameno.

Cuando las manos de Luis le hacen cosquillas en el moflete y nota el olor a café, sabe que de todas las opciones que su mente baraja para despertar, esa es la mejor.

-Buenos días, bonita. -se ha sentado a su lado y con la sonrisa más grande que ha esbozado en toda la mañana clava sus ojos en los de ella-.
-Buenos días, Luisillo. Dime que no has hecho café y así me ahorro lo de comerte a besos. -es inevitable que, aún recién levantada, se dibuje una media sonrisa en su rostro-.
-¿Cuántos besos dices que me debes?

Y sin pensarlo dos veces, saldan la deuda. Saliendo los dos beneficiarios en intereses.

Desayunan juntos y con calma. Los niños siguen durmiendo y tras más de diez minutos de licencia Luis se despide para poner rumbo al hospital y relevar a Rebeca.

Aitana mientras tanto se ducha y prepara todo lo necesario para despertar a Nahia y a Álvaro e ir a contrarreloj para que lleguen a tiempo a su clase.

Lo tiene todo bajo control, pero el sonido del timbre interrumpe sus labores.

-¿Aitana? -ella mira atónita a ese señor y aunque le cuesta reaccionar, su nombre lo reconoce-.
-Sí, soy yo.
-Pues esto es para usted. Que pase un buen día, señorita. -después de dedicarle una tierna sonrisa a ese repartidor apoya el ramo de flores que le acaba de dar y se aventura a leer la nota que trae-.

"Sé de sobra que no te gustan mucho las flores, pero déjame ser empalagoso por hoy.
Me he levantado con el firme propósito de recordarte que eres la mejor mujer, la mejor mamá y la mejor compañera de viaje que pude haber encontrado.
Gracias por todo, amor.

Por cierto, ¿Tienes algo que hacer esta tarde? Ponte (más) guapa, te recojo a las siete.
Sé lo que estás pensando. Tranquila, Amaia y Emma tienen muy buena tarifa como niñeras.

Nos vemos luego. Te quiero."

Decir que no ha sonreído desde la primera palabra hasta la última sería engañarse incluso a sí misma.

No sé si voy a poder acudir a la cita. He quedado.

Tú sabrás. Te ofrezco un buen
postre.

Me has convencido.

No falla.

Gracias, Luisito.

Todavía no me las des.
Aún no te he dicho que la noche
acaba con una guitarra en
la terraza.

Cada vez me gusta más el plan. Te quiero.

Hasta después, guapa.
Yo también te quiero.

Ni las peleas con Nahia par vestirla, ni el medio biberón que ha dejado Álvaro, ni las cuatro personas con las que se ha chocado por la calle, ni el dolor de pies que le están propiciando esos zapatos que ha elegido hoy hacen que pierda la sonrisa que se le ha quedado después de esa conversación con Luis.

Esos pequeños detalles en días no señalados que hacen de su relación, si cabe, más especial. Ese no se qué que los diferencia del resto. Esa complicidad tan difícil de encontrar.

Y así, un día que tenía toda la pinta de ser un día cualquiera, se convierte en un día en el (cual) esos detalles de Luis hacen que lo (quiera) mucho más que ayer. Mucho menos que mañana.

En su abanico de posibilidades siempre se repite la misma. Dejarse llevar y que la vida los viva a ellos.

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Marchando capitulito Aiteda con bien de azúcar para que perdonen a María desastre.

Como siempre, muchas gracias por estar ahí, por todos los mensajes llenos de amor, los comentarios, las lecturas y las estrellitas y por ponérmelo taaaan fácil.
Que por cierto, me hacen reír mucho con los comentarios y eso es casi impagable.

Nos vemos mañana, hermosuras.
Un abrazo! 💘

Pd: este es el capítulo 110. Nos quedan 10 capítulos. Mi mantra estos días es "no voy a llorar, no voy a llorar, no voy a llorar..." 😂

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