Rebeca

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Hoy, a pesar del todavia mal humor de Luis, tienen cena en casa.

Hace ya unos días que Luis habló con Aitana para invitar a Rebeca y a su pareja, Diego, a cenar.

Hace tiempo que comparten la hora del café y se intercambian vivencias.
Luis ha encontrado en ella a una amiga con la que puede hablar de todo y con la que sabe que siempre se va a reír. Rebeca también es de Galicia y sus hermanas, Mónica y María, son casi de la misma edad.

A Diego lo conoce menos. Sólo lo ha visto ir a recogerla al trabajo y han entablado muy poca conversación, pero ha visto la sonrisa de su amiga cuando la llama "enana" o "peque" y simplemente por ese motivo cree conocerlo. Porque muy pocas personas podían sacarle esa sonrisa a Rebeca.

Aitana aceptó el plan a la primera. No se lo pensó. Con ese alegato de "tus amigos son mis amigos" y "ceno con quien haga falta para verte feliz", se concretó una cena en la que cocinaría Luis por razones obvias que Aitana nunca admitiría en público.

-Cambia esa cara, que vienen tus amigos a cenar. -Aitana le hace una suave caricia en la espalda mientras deja el pan en la mesa-.
-Lo intentaré. -tiene una mueca de tristeza en la que Aitana no había caído hasta ahora-.
-Luis, cuéntame ya que te pasa. No soporto verte así. -es casi una súplica-.
-Cenamos y cuando acabe la noche, hablamos. -sonríe y eso basta-.
-Siempre te sales con la tuya. -Aitana atrapa sus labios y él le corresponde. Acto seguido salen sus sonrisas a la luz, coronandose como las protagonistas ante los ojos del otro-.

El timbre interrumpe esa burbuja de magia que se había creado en la cocina. El primer pensamiento de Aitana es de fastidio por tener que dejar de ver la sonrisa de su novio. El de Luis es de preocupación por si se despiertan los niños pues le había tocado dirmirlos a él y no había sido nada fácil.

Es Aitana la que gira el pomo mientras Luis se coloca detrás sosteniendo su cintura para recibir a los invitados.

-Bienvenidos. -Luis sonríe sinceramente a la pareja-.
-Hola Cepi. -Rebeca le regala dos besos, como los de cada mañana al encontrarse en el hospital-.
-Encantado, soy Diego. -el chico saluda a los dueños de la casa entre timidez y la confianza que le ha dado su novia hablándole de ellos-.
-Encantada. Pasad, por favor. -Aitana hace de anfitriona con la mejor de sus sonrisas-.

Rebeca se queda fascinada con la decoración que se va encontrando a medida que entra y así lo hace saber. Aitana sonríe a Luis siendo cómplices y conocedores de la carrera que se han pegado para recoger libros, libretas, juguetes, gimnasios infantiles, cunas, una guitarra, ropa de bebé y cosas que ni ellos sabían que tenían, cinco minutos antes de que llegaran.

-¿Los niños?¿Bien? -Rebeca se interesa por los pequeños de la casa-.
-Durmiendo, están muy bien. -Luis sonríe orgulloso de sus palabras. Cualquiera estaría orgulloso de conseguir dormir a esos dos niños con ganas de fiesta las veinticuatro horas del día-.

No faltan los alagos a Luis en la mesa por su excelente cocinado y por conocer tan bien a los comensales como para preparar un menú al gusto de todos los presentes.
Ha tenido pequeños detalles con cada uno de ellos. Porque antes se ha asegurado de preguntarle a Rebeca sus gustos y los de Diego. Porque se sabe de memoria los de Aitana.

Sin querer, a Aitana le recuerda a una de sus primeras citas. Una cita en la que se hizo con margaritas, velas y sus platos favoritos. Por eso, se abstrae de todo lo que pasa a su alrededor y se queda mirándole fijamente, sin llegar a creer que merezca a ese hombre que está frente a ella.

-Aitana, ¿Estás bien? -Rebeca se da cuenta de la ausencia de la chica-.
-Sí, muy bien. -le sonríe a esa chica, que le ha caído tan bien y le tiende su mano a Luis para que éste la atrape-.

Rebeca, que está sentada en frente de su novio y al lado de Aitana, le hace un gesto a Luis que el chico agradece enormemente. Es la primera vez que nota que sus respectivas parejas están despiestadas y puede hacerlo. Porque es la única que sabe la causa de eso que esta noche le tendrá que contar a su novia.

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Pues al final vamos a tener que esperar al domingo para saber qué tiene a Luis tan preocupado.

Hasta entonces pueden ir haciendo apuestas. (Yo también hago las mías porque todavía no lo tengo claro 😂).

Nos leemos el domingo.

Pd: sigan teniendo precaución.
Pd2: dos besitos especiales a Diego (te sigo queriendo aunque pongas a María en mi contra) y a Rebeca. Gracias por hacerme reír tantísimo. Son más bonitos que na'.

A los/las demás, un abrazo de aquí a donde estén 💘

Vuela altoWhere stories live. Discover now