Capítulo 3: El vínculo de la fuerza

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Kylo irrumpió en su habitación, arrojando su capa

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Kylo irrumpió en su habitación, arrojando su capa. La sal roja todavía se adhería a la parte interior de su tela dónde la había dejado caer, un recordatorio tangible de la derrota. Deseó que el polvo fuera permanente, para recordarse así mismo sus fracasos pasados cada vez que lo usaba. Las cicatrices serviría. Rey lo había superado en la Starkiller, Luke en Crait, ambos hicieron emerger sus debilidades emocionales contra él. Nunca más. Su rabia sofocaría hasta la última emoción dentro de Kylo hasta que no quedará nada, la oscuridad lo liberaría.

Kylo Ren se detuvo en seco a los pies de su cama. Había cajas apiladas en el suelo. Al quitarse una parte superior, reconoció los artículos como pertenencias personales que tenía a bordo del Supremacy. Los droides se apresuraron en recogerlos de los retos y llevarlos a sus aposentos, la única prueba de que no lo había soñado todo. Su mente estaba obsesionada con los eventos de Crait que se olvidaba que la Supremacy había sido dañada.

No sé le había ocurrido preguntarse por qué estaba de vuelta a bordo del Finalizer. Era casi como si no hubiera matado a Snoke, como si su maestro estuviera en su nave, esperando para entrenar sus debilidades. Sabía que Snoke se había ido, por supuesto. No se podía negar la libertad que sintió al convertirse en la única voz en su propia cabeza, pero en ese momento, la realidad finalmente hundió los dientes profundamente en su carne. Un escalofrío corrió su columna vertebral.

Snoke está muerto. No estaba a bordo de la Supremacy esperando a Kylo. No volvería a responsabilizar a su aprendiz por sus fracasos. Kylo era el nuestro ahora. Era el Líder Supremo de la Primera Orden. Este reino era suyo...y solo suyo. La oscuridad se arremolineraba a través de él al pensar en el poder insuperable. Un peso se levantó de su pecho. Olvidarse de Rey, el vínculo, Luke, su madre, la Resistencia. Finalmente tuvo todo lo que siempre quiso. Lo había logrado. Era real. Las cajas que tenía ante el lo demostraban.

Caminando hacia las cajas contra la pared del fondo, abrió la tapa y descubrió que los droides también le habían dejado las pertencias de Snoke. Perganinos, textos antiguos, un holograma proyectos, un anillo y...y el casco roto de Kylo.

«¿Lo guardo?», un repugnante disgusto lo recorrió al verlo.

"Eres solo un niño con una máscara". Le había dicho su maestro caído, sabiendo cuan profundo lo heria, cuando débil lo dejaba. Fue con esas palabras que el se había dado cuenta de que era un perro rabioso de Snoke.

-Les mostraré un niño con máscara -,prometió a la habitación vacía-. Tal como se lo mostré a él.

El casco se había arrugado bajo la fuerza de sus golpes, retorcido y partido en pedazos. Ahora, sin el vínculo, era más fuerte. Imparable. El también haría la máscara más fuerte. Tan roto como estaba una vez, le mostraria a la galaxia exactamente quién era ahora. El casco también le permitiría escaparse de la sombra de las leyendas. Una vez que la Resistencia se fuera, su identidad sería desconocida. Ben Solo estaría muerto. Kylo Ren seria el gobernante que la galaxia recordaría, sus acciones hablarían más fuerte en su anonimato. Él era cualquiera... Y nadie...exactamente lo que la población entera de la galaxia necesitaba, lo que el siempre quiso ser.

ғᴏʀᴄᴇ ᴅᴇsᴛɪɴʏWhere stories live. Discover now