Un accidente, dos mundos que colisionan uniéndose en uno.
Bybee no ha tenido precisamente suerte en la vida, sobre todo teniendo a la hermana que le ha tocado. Bianca ha intentado por todos los medios arruinarle la vida, lo que no sabía ella era q...
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ÁLBUM: MAREOS CANCIÓN: SUNDAY BEST- SURFACES
Cuando el despertador sonó al día siguiente, me arrepentí profundamente de las copas demás.
Bufando apagué la alarma y luego escondí mi cabeza bajo la almohada. No sabía cómo había conseguido llegar a mi cama la noche anterior, menos como llegué a poner la alarma a las seis de la mañana.
Gruñí y con dificultad me quité el edredón para sentarme en la cama. Tenía la sensación de que la cabeza me pasaba media tonelada, volví a gruñí e intenté abrir los ojos. Me encontraba muy mareada, y no tardó en empeorar las cosas. Estiré la mano con rapidez y cogí la papelera que tenía cerca de la cama y vomité en ella lo que no estaba escrito.
—Joder...—murmuré limpiando la comisura de los labios con el torso de la mano—. ¿Por qué habré bebido?
La boca me sabía a mierda de vaca y no me preguntéis por qué.
Sin dejar de gruñir una y otra vez seguí el camino a la puerta, crucé el pasillo y caminé hasta la cocina con intensión de encender la cafetera para atiborrarme de cafeína antes de salir cuando encontré a Katherine sentada en la encimera de la cocina con una taza humeante entre las manos.
—Buenos días, chachi—dijo con voz cantarina.
Gruñí y la miré con los ojos entreabiertos.
—Cierra el pico...—resoplé, su voz retumbaba en mi cabeza—. ¿Cómo puedes estar de buen humor cuando bebiste más que yo?
Se rio y yo volví a gruñir.
—Ni idea, hasta yo me he sorprendido, la verdad—Se encogió de hombros y volvió a beber un sorbo de la taza humeante.
Me acerqué al armario, cogí una taza con el logo de la universidad de Bellas Artes y la llené de café hasta los topes y luego bebí un pequeño sorbo. El liquido me quemó los labios y la lengua, pero no me importó, necesitaba recuperarme para ir a pasar el día con mis padres. Habíamos quedado para desayunar y necesitaba estar al menos “presentable”.
—Oh, el día tiene pinta de que va a ser muuuuuuy largo—musité alargando cada silaba mientras terminaba la segunda taza de café antes de marcharme al baño para una ducha rápida.
La ducha y el café ayudaron, pero vomitar tres veces más antes de salir a encontrarme con mis padres, ayudó mucho más.
Estaba en el metro a tres paradas del hotel que había conseguido Wesley a mis padres cuando recibí un mensaje del mismo invitando a mi familia a su casa a cenar esa noche.
Abrí los ojos de par en par tras las oscuras gafas que llevaba para ocultar las ojeras que adornaba mi cara sin maquillar.
Contestando al mensaje le escribí: ¿Estás seguro? Siempre se había mostrado una persona cerrada y reservada, no le gustaba que la gente ajena a su circulo apareciera por su casa, así que nuevamente, fue una sorpresa para mí su proposición. Wes: Sí, si te parece bien. Me lo pensé un momento. Era la última noche de mis padres en la ciudad, quería disfrutar hasta el último segundo con ellos. Bee: Por mí bien. Les preguntaré qué les parece y te digo.
