ACCIDENTALMENTE TUYA © 1º PARTE

83.BEE

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ÁLBUM: Cretino
CANCIÓN: J Balvin, Willy William
- Mi gente

—¿Por qué gritas?
Solté un bufido.
—No grito, hablo en mayúsculas.
Él siguió ordenando las fotografias sin mirarme o siquiera disculparse por haberme hecho una foto mientras dormía, aunque si os soy sincera, nunca había visto una foto tan sexy y natural, era casi imposible creer que fuéramos la misma persona.
—¿Qué haces?
—Estoy ordenando las fotos de mi siguiente explosión.
Abrí la boca estupefacta.
¿Iba a exponer uma foto mía durmiendo?
Eso era demasiado íntimo como para que lo hiciera ¿o no? Una cosa era que nos hubiésemos acostado unas cuantas veces y que me hubiese quedado a dormir en su casa pero hacer una foto así pública era el colmo.
—¿Y vas a exponerme así? ¿Con qué derecho? Ni siquiera me has pedido permiso, oh, Wesley te mato...
Recogí la fotocopia del suelo y, por un segundo me sentí a salvo al tenerla entre mis manos.
—¿Puedo exponerla?
Abrí la boca y lo miré. Al fin, me miraba directamente a los ojos. Ponía cara de niño bueno pero no colaba.
—¿Estas de coña? No.
El frunció el ceño, volvía a ser el mismo malhumorado.
—¿Por qué no?
—Porque soy yo, esto es muy íntimo... No tenías derecho...
Él se levantó, se limpió el traje como si de alguna forma se hubiera llenado de polvo por haber estado en el suelo y con cuidado de no pisar las fotocopias vino hacia mí con una sonrisa de lobo feroz. En cualquier otro momento mi instinto gritaría a todo pulmón que corriese pero en ese momento estaba congelada en el sitio, a veces ese cabronazo tenía ese efecto en mi. Cuando me miraba con esos increíbles ojos verdes, me atrapaba, me desarmaba y luego me dejaba escapar.
—Estas hermosa—depositó sus manos en mis brazos y les dio un suave apretón—. Podemos ganar mucho dinero con esa foto, demuestra todo lo natural que puede tener una mujer, además...
—¡No quiero que un degenerado tenga mi foto!
—Además...—me interrumpió haciendo caso omiso a mi protesta—, te daré tu parte de la foto.
Fruncí el entrecejo sin comprender dónde quería llegar con todo aquello.
—¿Mi parte?
Él dio un paso hacia atrás sin dejar de sonreír, me dio la espalda para enseguida dar una vuelta completa alrededor de su obra. Había colocado todas las fotocopias en un perfecto círculo y por más que mirara la disposición de dichas fotos no entendía nada. ¿Las expondría en una sala redonda o algo por el estilo? Eso tendría más sentido.
—Eres la modelo, te daré parte del dinero que me paguen por esa foto, puede ser un pastón ¿sabes?
Suspiré indignada.
¿Estaba intentando comprarme?
—No, no quiero que esta foto salga a la luz, de hecho quiero que me des la original y apagues las copias porque yo no te he dado ningún permiso para hacerme fotos... además devuélveme mi dibujo.
Empezó a negar con la cabeza mientras ponía las manos en la cadera y se volteaba en mi dirección. Había cierta picardía en su mirada y su sonrisa malévola hizo que mi cuerpo temblara ante un escalofrío involuntario.
¿Qué estará pasando por esa cabeza en ese instante?
—No te voy a devolver ese dibujo... al menos no hoy.
Respiré hondo y cerré los ojos con fuerza.

Matar está prohibido, matar está prohibido, prohibido matarle, no quieres ir a la carcel...—me repetí una y otra vez mientras tomaba esa bocanada de aire.
—Dame mi maldito dibujo...
—No.
Golpeé el tacón repetidas veces contra el suelo con fuerza. Me estaba empezando a cabrear de verdad. No quería cabrearme, le acabaría gritando y montando una escena digna de un Oscar y no pensaba darle ese gusto.
Maldito cretino.
—Wes...
Se rio.
Le hacía gracia que me estuviera enfadando... ¿Por qué a los hombres les encantaba vernos enfadadas? ¿Eso era siquiera sexy? ¡Para nada!
—Te lo devolveré si... vienes conmigo a la exposición del sábado.
Abrí la boca y la volví a cerrar.
—No.
Mi respuesta salió automática. Me había dicho a mi misma que debía alejarme de él para salvar mi corazón. Ya le habían dañado demasiado, no creía poder sobrevivir una vez más a ese dolor.
—Pues entonces olvídate del dibujo.
Le señalé con el dedo y él frunció el ceño.
—Capullo.
Se rio y eso acabó con mi paciencia. Me di la vuelta y caminé hacia la puerta lista para alejarme de ese manipulador, arrogante, tramposo, idiota... Era de lo peor.
—¡Gardens Hart a las siete!— se hizo oír antes de que cerrara la puerta con fuerza. Kristin, quien ya había ocupado su lugar cuando salí me miró como si fuera el mismísimo fantasma de William  Shakespeare.

No pensaba caer ante su chantaje y ser obligada a hacerle compañía en una gala cuando todo lo que quería era superar que nunca pasaríamos de «amigos».
Quería mi dibujo, era algo especial para mí y había metido en él todo mis sentimientos y frustración, pero no iba a caer en la trampa, esa vez no.

Hola bombones! No he avisado por aquí pero he decidido que cuando acabe AT, escribiré una segunda novela con protagonista Gabe, el hermano de Wes, si queréis leerla ya está entre mis novelas, en cuanto acabemos aquí nos adentraremos en un mundo completamente diferente de la mano de Gabe Gallagher! Te apuntas?