Un accidente, dos mundos que colisionan uniéndose en uno.
Bybee no ha tenido precisamente suerte en la vida, sobre todo teniendo a la hermana que le ha tocado. Bianca ha intentado por todos los medios arruinarle la vida, lo que no sabía ella era q...
Pasé toda la noche distraída, tenía dudas en si quedarme o huir por patas. Para mi gran suerte a había caído la aplicación de los taxis y no cogían el teléfono. Estarían saturados, era un día de borrachera y la gente cada vez estaba más concienciada con no conducir después de beber. Solo esperaba que Emy no me fallara a la hora de volver a casa. Antes de que Wesley y su abuelo dieran el discurso, me reuní con mis amigas y juntas estuvimos atentas a sus palabras. Según me contaron, Strauss debería haber estado allí para dar el discurso con ellos ya que era el vicepresidente pero no había ni señales de él. El discurso fue breve (lo que era de agradecer), faltaba pocos minutos para que fueran las doce y que así diéramos la bienvenida al nuevo año. Antes de abandonar el escenario que habían improvisado para esa noche, él me lanzó su mirada de «sígueme» y así lo hice, después de robar el vaso de Emy con Ron Cola y bebérmelo de un solo sorbo. —Voy al baño, ahora vuelvo. —No tardes, faltan dos minutos para los fuegos. —Ok. Le guiñé un ojo para seguido abrirme paso entre la gente hacia donde Wes acababa de desaparecer. A medida que avanzaba me iba poniendo cada vez más nerviosa. Esperaba que las dos copas que llevaba encima me hicieran valiente lo suficiente para escuchar lo que fuera que me tuviese que decir con calma. A medio camino encontré un camarero y cogí los dos vasos de coñac que tenía y me los bebí de un trago haciendo mueca. ¡Que asco! Era increíble como unas simples gotitas de alcohol te hicieran sentir la persona más valiente del mundo, indestructible y capaz de todo, así me sentía yo. Sonaba Ritmo, el nuevo bombazo de Black Eyed Peas y J Balvin mientras hacía zigzag hacia la segunda planta.
Me sentía como en esa parte de la película en la que la chica va al encuentro del chico y el espectador espera impaciente para ver qué ocurrirá mientras contiene el aliento. Había gente por todos lados, no había ni un solo rincón que no hubiese alguien, incluso en los pasillos a oscuras y lejos de todo el bullicio. Me dirigí a su habitación sin estar muy segura de que se hubiese refugiado allí. Solo esperaba no tener que perseguirle por toda la casa para saber qué quería. Por suerte no tuve que ir más allá de su habitación. Lo encontré delante del ventanal admirando las vistas. Había empezado a nevar de forma locuaz y las vistas eran preciosas desde allí. —Cierra la puerta con llave—ordenó él sin darse la vuelta. Hice lo que demandaba y esperé unos segundos en mi sitio sin saber muy bien qué hacer, qué decir y mucho menos qué esperar. —¿Qué quieres Wesley? Me estoy perdiendo la fiesta... Vale, he empezando un poco borde, quizá debería relajarme. Le oí suspirar y luego voltearse en mi dirección. —Quería pedirte disculpas, ya sabes... Por lo del otro día. Arrugué la nariz y esperé pacíficamente mientras él se acercaba como un felino, silencioso y letal. —¿Por qué exactamente pides perdón? Veras, sabía exactamente qué salió mal esa noche. No sólo la aparición de Rachel lo jodió todo, sino que también la jodió él siendo tan idiota y llevándome al mismo sitio donde lo hacía con ella. —Por lo que haya hecho mal. Me reí. —Tú no tienes ni puta idea de lo que has hecho mal... ¿Verdad? Se paró en seco a pocos centímetros de mí. A pesar de la poca luz que había en la habitación, sus ojos malva aceleraron mi corazón como sólo él sabía hacer. —Me gustaría decirte que sí, pero no te voy a mentir, mi memoria es muy selectiva y no... —Increíble...— le interrumpí moviendo las manos exasperada—. Te creía más listo Gallagher. —Yo también lo creía, siento decepcionarte. Parecia que se estaba exasperando. Aunque a mi me daba un poco igual que se cabreara, la única que tenía «derecho» a enfadarse era yo. Bueno, un poquito. —¿Crees que a mí me gustaría ser el «flashback» de una relación fallida? Se quedó unos segundos completamente inmóvil sin tener ni la más remota idea de cómo rebatir mi acusación. —¿Crees tú qué sería tan estúpido como para querer cometer los mismos errores? Suspiré. A medida que la conversación se iba acalorando nuestros cuerpos se iban acercándose de forma casi imperceptible. —No lo sé, dímelo tú. Se rio negando con la cabeza y mirando a sus pies. —Si realmente lo dudas, es que no tienes ni pajonera idea de con quien estás tratando. Se puso serio y dio un paso más hacia mí. La luz que se filtraba de fuera le daba justo en la cara en ese instante, y pude ver que se había acabado el buen rollo. Su semblante era sombrío y no restaba ninguna gota de diversión. Se me encogió el corazón, mientras la duda y la culpabilidad me inundaban por dentro.
Nos vemos el lunes, que mañana y viernes tengo que ayudar a una amiga y no tendré tiempo de subir nada, pero lunes estaremos aquí ❤️ un KISSS
