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30ÁLBUM: LannisterCANCIÓN: Game of thrones intro

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ÁLBUM: Lannister
CANCIÓN: Game of thrones intro

La planta que me indicó la recepcionista era enorme. Aunque por muy grande que fuera solo contaba con dos salas, una en cada extremo, además de la tan visible recepción colocada en el centro de la planta. El suelo era de un mármol tan pulido que podía ver mi reflejo en el.
—Buenas tardes ¿La sala del señor Wesley Gallagher?
La morena alzó la vista y sonrió amablemente.
—A la derecha.
Señaló con la mano y pude fijarme en sus uñas, eran muy largas y puntiagudas, y sus cejas estaban cuidadosamente pintadas.
Le sonreí en agradecimiento.
Seguí el camino hasta la sala.
Miré mis pies, llevaba unas Convers blancas ya demasiado desteñidas para ser del mismo color. Y llevaba puesto mis vaqueros más antiguos, incluso se veían rotos en algunas partes y mi camiseta negra iba del revés.
Llevaba toda la mañana diciéndome que debía ir al baño para ponerla bien pero acabé olvidándome con las prisas al venir.
Al menos llevaba el abrigo bien, si no llegara a quitármela nadie tendría por qué saber sobre mi pequeño despiste.
Empezaba hacer frío, y para mi suerte ese día el abrigo tapaba mis despistes.
La puerta de cristal estaba cerrada, toqué con los nudillos con cuidado. Siempre me daba miedo esa clase de puertas, era demasiado torpe, sentía que podía romperlas con solo mirarla.
La pelirroja de detrás de la mesa más cerca a la puerta se levantó. Al hacerlo me di cuenta de dos cosas sobre ella; uno era guapísima y dos estaba embarazada.
—¿Señorita Cohen? Pase por favor.—Su voz era suave y dulce.
Me sonrió y se hizo a un lado para dejarme pasar.
—Gracias.
—Espere un segundo—anunció levantando la mano. Se acercó a la mesa y apretó uno de los botones del teléfono que había sobre la misma.
—La señorita Cohen ya está aquí.
—Que pase.
Se volteó para mirarme con una afable sonrisa y miró hacia el fondo de la sala dándome luz verde.
—Adelante.
—Gracias.
Le sonreí y me adelanté.
A diferencia de la primera puerta, esa era de madera, y hacía la división entre la sala de su secretaria y la suya.
La abrí y me adentré.
Su despacho era muy simple, las paredes eran de un gris piedra y no habían más adornos que una palmera en un enorme macetero y un cómodo sofá de cuero.
—¿Nunca te han enseñado a tocar la puerta antes de entrar?— preguntó él en tono malhumorado.
Estaba apoyado contra la mesa de su despacho.
—Pero si me has dicho que entrara...
Suspirando se dio la vuelta y se sentó en su silla.
—La próxima vez llama antes de entrar, por mucho que te dé permiso para pasar.

Puse los ojos en blanco y cerré la puerta.
Estaba segura de que Katz lo hubiera mandado a la mierda después de esto. Yo también lo haría pero estaba demasiado cansada para discutir con Wesley Gallagher.
Apenas había dormido esa noche estudiando.
Sintiéndome algo avergonzada me pregunté si su secretaria escuchó la regañona.
Aunque trabajando para él seguramente ya lo hubiese visto hablar peor a cualquiera.
—¿Por qué me has llamado?
Le observé cruzar los dedos sobre la mesa sin apartar la vista de mi.
—Siéntate, Cohen.
Di un paso hacia delante y me senté en la cómoda silla que tenía frente suya.
—Te he dicho que vinieras porque te debía algo.
Alcé una ceja sin comprender a qué se refería.
No recordaba que me debiera nada, a menos que eso fuera una disculpa por portarse tan mal.

—¿El qué?

Se rió un poco.

—Me sorprende que no lo sepas después del tremendo chantaje que me hiciste por conseguirlo— musitó él, contorneando el rostro en una expresión burlona. Luego extendió su brazo hacia algo detrás de su mesa y alzó una caja cuadrada y la puso ante mí.
—¿La foto?
Asintió llevándose ambos dedos índice a los labios formando entre ellos una pirámide.
—Siempre pago mis deudas.
—¿Acaso eres un Lannister? Eso explicaría muchas cosas.
—¿Qué?—preguntó confuso pero hice un gesto quitándole importancia.
Lo último que quería hacer era explicarle que el lema de la casa Lannister era: Un Lannister siempre paga sus deudas.
Seguramente me tomaría por una friki y sería capaz de hacerle Spoiler de las ocho temporadas aunque luego no tuviese intención alguna de verla.

Wes torció su rostro en una mueca.
Estaba más claro  que no le hacía ninguna gracia regalarme la foto.
Abrí la caja y confirmé que no me estuviera tomando el pelo una vez más.
Sonreí.
Se la iba a regalar a mamá, seguramente le encantaría tenerla en alguna pared del salón.
—Gracias Wes, pero podías haberlo entregado a tu hermana para que me lo diera y así me ahorraba el paseo hasta aquí.

Se mantuvo en silencio, analizándome con el semblante serio.

—Claro, a menos que quisiera decirme algo más.
—¿Sigues queriendo trabajar aquí?

Me quedé perpleja un momento.
¿Estaba preguntando realmente lo que acababa de escuchar? ¿Se habría planteado mejor que trabajara para JJC Enterprise?
— Quizá.

ACCIDENTALMENTE TUYA © 1º PARTEWhere stories live. Discover now