47. BEE

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47ÁLBUM: CÁLLATE UN RATOCANCIÓN: Taio Cruz - Dynamite

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ÁLBUM: CÁLLATE UN RATO
CANCIÓN: Taio Cruz - Dynamite

Acabamos sentados en el sofá viendo Capitán América. De todos los superhéroes de Marvel era el que menos me gustaba. Valeeeee, el chico estaba cañón pero era insoportable que se las diera de superior todo el tiempo cuando al principio era un simple renacuajo.

En mi opinión eso era inaceptable.

La tormenta seguía fuerte con que ningún taxi se prestaría en ir a buscarme cuando hacía minutos en las noticias nos recomendaban no salir de casa.

Estaba más que claro que yo iba a tener que pasar la noche allí, y creo que por ese mismo motivo mi jefe y yo llevábamos ya tres botellas y media de vino.
A mí me gustaba el vino y más si era blanco. Además aquel tenía un sabor tan suave y delicado que era adictivo. Y siempre y cuando mi jefe siguiera sacando otra botella, allí estría yo.
Hablando así hasta parezco una alcohólica, pero sí, estaba aprovechando el momento. No siempre podría probar un vino tan bueno.

—Sabes...¿Sabes qué?— preguntó Wesley volteándose hacia mi en el sofá. Estábamos cerca, pero no lo suficiente para que nos rozáramos con un simple movimiento. Tendría que extender todo el brazo y un poquito más si quisiera tocarle. Cosa que no quería, era solo un ejemplo.

—¿El qué?— pregunté volteándome para hacerle caso.

—Creo que eres la primera persona que se preocupa por mi desde hace muuuucho. —Había alargado demasiado la última palabra.
Creo que estaba un poco ebrio. ¿De verdad estaba empezando a ponerse contentillo? Esto iba a tener gracia. Bebí otro sorbo de mi copa de vino.

—No creo que eso sea cierto, estoy segura de que su familia se preocupa mucho por usted.

Él se rio.

—¿Y ahora me hablas todo formal? No estamos en la oficina Cohen.— Me sonrió cómplice y luego se sentó sobre una pierna suya quedando completamente frente a mi. Yo imité su posición y así sin más empezamos a hablar como nunca lo habíamos hecho desde que nos conocíamos—. No hablo de mi familia, hablo de alguien totalmente ajena a ella.

Asentí pensativa.

Tenía en la punta de la lengua una pregunta que no debía soltar: ¿Y qué pasa con Rachel?
Pero no era tonta por mucho que llevará un puntito debido a todo el alcohol que habíamos bebido entre los dos no pensaba meter la pata, esta vez.

—¿Y qué pasa con... las chicas?

Frunció los labios.
Tenía varias heridas por la cara pero ahora mirándole bien hasta podía resultar atractivo.
Las cicatrices hacía a los hombres parecer un poco más atractivos ¿no?

—¿Qué chicas?

Me encogí de hombros.

—No lo sé, tus ligues...

Él volvió a reírse y luego se puso serio.

—No he tenido nada serio desde...— Se puso pensativo y luego se bebió toda la copa de vino que tenía en su mano. Se la volvió a llenar y me la llenó a mi, también.
Oh, señor, esto tenía pinta de prometernos una resaca al día siguiente.

—¿Desde?

—Desde Rachel.

Refunfuñó y yo me quedé callada.

—La verdad es que esa desgraciada me quitó la vida.

Respiré hondo.
Ya sabía lo que tocaba ahora.
A ver, estaba borracho, tenía mal de amores y se iba a poner a hablar toda la noche de la mujer que le rompió el corazón.
Dicho y hecho.
Se pasó media hora hablando de la tal Rachel, la modelo rusa que con tanta facilidad le había robado el corazón.
Ya estaba un poco harta de oír sus alabanzas hacia una persona que le había dejado plantado en el altar y que ya había pasado páginas.
Así que mi siguiente impulso fue nada más que eso, un impulso y un intento de hacerle callar.
Me lancé hacia él y le planté un beso en los morros, creo que le hice daño porque lo siguiente que escuché fue un quejido de dolor.

¿Qué tal las diablesas?
¿Mucha gente esperando por este beso no? Creo que nuestra Bee acaba de matar a nuestro Cascarrabias favorito. JAJAJA

ACCIDENTALMENTE TUYA © 1º PARTEWhere stories live. Discover now