Un accidente, dos mundos que colisionan uniéndose en uno.
Bybee no ha tenido precisamente suerte en la vida, sobre todo teniendo a la hermana que le ha tocado. Bianca ha intentado por todos los medios arruinarle la vida, lo que no sabía ella era q...
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ÁLBUM:Sorpresa CANCIÓN: Something Just Like This - The Chainsmokers & Coldplay
Me sentía como un padre que se da el lujo de malcriar a su hija. La había cagado y tocaba arreglarlo de alguna forma. Le había prometido que le apoyaría, pero mi criterio profesional se interpuso a mi promesa. Estaba claro que no teníamos el mismo parecer en muchas cosas, pero me tocaría darle más «importancia» a sus locuras. Habíamos crecido en familias diferentes, con criterios diferentes y a veces esos matices amenazaba con separarnos por siempre. Desde el principio sabía que estar cerca de ella me traería problemas, no solo por su edad, ya que le sacaba unos maravillosos ocho años, pero su madurez aún dejaba mucho que desear. Entendía que tuviese problemas con su hermana, yo también me había peleado un centenar de veces con los míos pero eso jamás hizo odiarnos y eso era lo que más me costaba entender de toda aquella historia. No me creía que todo ese rencor u odio que pudiese tener Bianca hacía Bybee fuera simple envidia, tenía que haber algo más detrás de todo aquello. Sabía la versión de Cohen, una versión que conociéndola bien, estaría bastante adornada. Mi yo más curioso tenía ganas de conocer la otra versión, pero sabía que ella no me perdonaría si pensara que no le creía. Y no era que no le creyese, pero tenía la especial habilidad de ver las cosas de un modo bastante dramático.
—¡Venga! Dime ¿dónde iremos?
Suspiré por tercera vez.
No podía negar que también tenía la especial habilidad para sacarme de quicio. Si supiera que iba a torturarme con esa pregunta cada cinco minutos la habría llevado y ya está, sin decir más.
—En serio, callate un rato o volvemos a casa y olvídate de la sorpresa.
Se hundió en el asiento como una niña enfurruñada y se cruzó de brazos.
Volví a suspirar.
Antes de toda esa locura con su hermana tenía planeado darle ya la sorpresa, pero cuando me pidió que la acompañara tuve que posponerlo. Estaba claro que a los dos nos apasionaba el arte, cada uno a su modo, a mí me gustaba capturar un instante tan solo ajustando las lentes y presionando el botón de una cámara, a ella le gustaba dibujar, necesitaba mejorar pero lo hacía bien.
—¿Has pensado en hacer una exposición con tus dibujos?—pregunté de pronto cuando estábamos parados esperando que el semáforo se pusiera en verde.
Me miró un segundo sorprendida por la pregunta y luego muy alegremente contestó:
—Claro que sí, me imagino que todos los artistas quisieran tener su momento de gloria, pero mis dibujos no son para tanto...—Se encogió de hombro y giró la cara hacia su ventanilla.
Deslicé mis dedos hacia su mano y la apreté suavemente.
