67. BEE

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67ÁLBUM: Nada es un cuento de hadasCANCIÓN: Chasing cars - Snow Patrol

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ÁLBUM: Nada es un cuento de hadas
CANCIÓN: Chasing cars - Snow Patrol.

¿Se me olvidó mencionar que se había cortado el pelo? Sí, se había cortado el pelo y estaba más bueno que el queso y ahora me iba a romper el corazón despidiéndome y tendría que odiarle hasta la muerte.

No le contesté. Sobre todo porque no había oido ni la mitad de lo que me había soltado.

—Como comprenderás no necesito ya tus servios.

Abrí la boca y la volví a cerrar. ¿Que podía decir a eso?

—Wes...

Ya sabía yo que acostarme con él no podía ser tan bueno como lo pintaba en el momento.
¿Me ibas a despedir después de la increíble noche del sábado?
CAPULLO. Sí, así con letras mayúsculas.
El sábado él ya sabía que no me necesitaría más y no me dijo nada. En cambio no se opuso cuando yo quise ir más allá. Eso dejaba claro que se había aprovechado de la situación. ¿No es así?

—No te preocupes no te dejaré en la calle por eso.

Incliné la cabeza a un lado sin entender.

¿O sea qué no me iba a despedir? Haber empezado por ahí... Menudo susto de muerte me había dado.

—Veras... Hunter Stauss necesita una secretaria y estaba pensando hablarle de ti...
—¿Quieres que sea la secretaria del Vicepresidente? ¿Ese que nadie soporta después de ti?

Él respiró hondo, dando pequeños golpecitos con el dedo índice contra sus labios. ¿En qué pensaba ahora?

—Diciendo esto no me lo pones fácil, solo estoy intentando ayudar a que no te quedes sin trabajo.

Me eché hacia atrás en la silla indignada pero rápidamente intenté ocultarlo como pude. Esta vez iba a intentar comportarme bien. ¿Lo conseguiría?
Eso era otra cuestión por ver.
Al final iba a tener razón y yo iba a ser como una niña impulsiva que no sabía mediar sus acciones en el momento.

—Tómalo como un ascenso...

—¿Y no puedes hacer que dueña estirada sea su nueva secretaria y así yo pueda seguir contigo?

Él se crujió los dedos haciendo un horrible sonido.

—No voy a darte privilegios, ya te dejé claro eso...

Resoplé pero forcé una enorme sonrisa.

—Gracias por tu buena fe, Wesley Gallagher.

Me levanté y me marché, después de coger mi bolso y mi abrigo. Ni siquiera me digné a decirle adiós a dueña estirada.

Esa noche las chicas decidieron hacer maratón de la última temporada de Juego de tronos. Al menos algo emocionante que hacer en un lunes lleno de desilusiones. ¿En todo caso qué me esperaba? ¿Que de pronto se diera cuenta de que estaba locamente enamorado de mi y todo fuera a ir como en un cuento de hadas? Oh vamos, no seas ingenua, la vida no es un cuento de hadas, ni los hombres son príncipes perfectos. Ni mucho menos tú eres una princesa y juntos gobernareis un país.

—No pienso volver a hablarle— solté de pronto en el tercer capítulo de la temporada.

—Eso es como decir que no vas a volver a beber después de una borrachera— puntualizó Eve llenándose la boca de palomitas dulces.

—En eso tiene razón.

Katz le dio la razón extendiendo el bol de palomitas saladas en mi dirección.

Suspiré.

—Sois odiables.

Katz se rio.

—Confiesa, seguro que si te dice de quedar a unas «copas» vas corriendo.

Segundos después mi teléfono vibró y rápidamente lo miré.
Era un mensaje de Eve.
Eve: ¿Quedamos a tomar unas copas guapa?

—¡Estúpida!— chillé riéndome para luego lánzale un cojín.

Vale, tenían razón. Puede que fuera corriendo si me llamara, pero solo por el hecho de que... ¿De qué? Ni idea. Quizá yo siguiera idealizando en él algo que sabía perfectamente que no iba a ser.
Dos días después él me envío un mensaje.
Estaba en clase y sin querer había dejado el móvil con volumen.

—Silencien los móviles por favor— pidió la profesora después de unos cuantos pitidos.

Lo desbloqueé y silencié para luego ver quién me enviaba un mensajes o mejor dicho varios.

Wes: El puesto de Strauss es tuyo si lo quieres.
Wes: Ven a la misma hora, no me hagas quedar como un idiota.
Se me había olvidado que le había cambiado el nombre de contacto cuando empezamos nuestra «amistad».
—No hace falta mucho para que seas un idiota integral...— murmuré al móvil.

Wes: Por favor.
Escribiendo...
Wes: Di que sí...
Puse los ojos en blanco.
Bee: Ok.

Katz tenía razón.
Él sólo tenía que llamarme o chasquear los dedos y yo iría corriendo. ¿Por qué no me hacía un poquito más la difícil? No pasaría nada por ser un poco orgullosa y esperar que él se arrastrara un poquito por mí. Aunque en el fondo sabía perfectamente que Wesley jamás se postraría ante mi a menos que tuviera intensión de comerme el...

Y después de mucho pensar (para nada), allí estaba yo, ante él y el señor Strauss mientras Wes me presentaba a mi nuevo y «maligno» jefe.

HASTA EL VIERNES BOMBONES

ACCIDENTALMENTE TUYA © 1º PARTEWhere stories live. Discover now