60. WES

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60ÁLBUM: Emily's party

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ÁLBUM: Emily's party.
CANCIÓN:Tom Leeb - I Still Love You

—¿Qué haces tú aquí?— pregunté al ver a Jasper pasar los de seguridad enseñando su invitación.

Alzó su mirada de fanfarrón hacia mí sonriendo lascivamente mientras se metía las manos en los bolsillos de la chupa.
Hacía un frío de dos pares de cojones, pero allí estábamos, porque a mi hermana no se le podría ocurrir un sitio peor que un Parque de Atracciones. Con lo poco que me gustaban, con lo que odiaba las alturas y las pocas ganas que tenía de estar allí, mi mal humor solo iba en aumento.

Había tenido un día de perros, pero por la pequeña de la familia se debían hacer sacrificios. Y más cuando Adrian amenazaba con amputarme cierta parte del cuerpo para que así compareciera en actos familiares.

—¿No es obvio? Me invitó tu hermana.

Nos saludamos con un medio abrazo e inmediatamente volví a meter las manos dentro del abrigo. Me situé a su lado para entrar al Parque de Atracciones.
Desde la entrada se podía escuchar las canciones típicas de las ferias. Esas que suenan siempre en las pelis de terror americana, simplemente escalofriante.
No sé vosotros, pero yo soy un cagado para ese género de películas. Jasper me había llamado para ir al estreno de la nueva versión de It, pero lo rechacé alegando tener demasiado trabajo. Si le dijera que ese payaso me acecharía en sueños como la viera se descojonaria de mí por la eternidad.

—Debería habérmelo imaginado, te habrá invitado para que yo no intente escaparme una hora después de que esto empiece.

—Siempre fuiste un cagado con estas cosas ¿recuerdas cuándo fuimos a PortAventura en nuestro paso por España? Vomitaste hasta las tripas.

Jasper se rio y se ajustó el gorro para que no se le congelaran las orejas.

Era cierto, lo había pasado fatal y todo eso por hacer caso a mis hermanos y a Jasper y montarme con ellos en el Furius Baco, la montaña rusa más rápida de Europa y a la que no volvería a subirme ni que me pagaran el triple de lo que gano en JJC.

Una ráfaga de aire me congeló la nariz. Debería haber sido un poco más listo y cogido un gorro también. Si no fuera por la gorda bufanda que resguardaba mi cuello del frío estaría tiritando.
Una canción empezó a sonar cuando pasamos delante del carrusel, me sobresalté pero rápidamente me recompuse.

—Deberías relajarte o te dará un infarto.

Jasper me conocía demasiado bien como para saber que eso era casi imposible, siempre había tenido un pequeño trauma con las atracciones.
Las luces hacían cálida la estancia.
Empezaba a oscurecer y aquello seguía casi desierto. A excepción de algunos amigos que ya conocía de Emily no veía a nadie más.

Jasper y yo paseamos por todo el recinto y al fin encontramos a alguien de mi familia

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Jasper y yo paseamos por todo el recinto y al fin encontramos a alguien de mi familia. Adrian y su mujer Piper estaban ante un puesto de algodón dulce comprando a los niños la dosis de azúcar del día.

—Parece que la cumpleañera se hace esperar— puntualizó Adrian con una sonrisa de suficiencia en la cara.

Sabía bien que solo estaba allí por dos motivos; él sería capaz de ir hasta mi casa y sacarme de ella aunque fuera en pijama, y dos por Emily. Al fin y al cabo era mi hermana y la quería.

—Siempre lo hace.

—¿La comida es gratis?— preguntó Jasper mirando al puesto de perritos calientes.

—No— dijimos Adrian y yo.

—Anda que los ricos sois cada vez más tacaños—se quejó caminándose al puesto a comprarse uno.

Nos reímos.

Le robé un trozo de algodón dulce a Nick cuando se despistó pero su hermana me acabó delatando, les saqué la lengua para luego mirarles amenazante, se callaron.
Esa mirada siempre funcionaba, incluso con los pimpollos de mis sobrinos. Los muy trastos salieron corriendo mientras chillaban y su madre fue trás ambos.

—¿Alguna vez has pensado que los fantasmas te persiguen?— me preguntó de pronto mi hermano cuando logramos que las fieras se calmaran y los subíamos en los coches de choques.

La pregunta me resultó extraña.

—¿Por qué lo preguntas?

Me dio un codazo e hizo un movimiento de cabeza hacia un punto detrás de mi. Suspirando, con los brazos cruzados sobre el pecho me giré para ver de qué hablaba.
Al hacerlo tuve que alzar una ceja.
Emily iba acompañada, además de Paola, Samantha y Bybee.

Me volteé hacia mi hermano y rechisté.

Por esa no me la esperaba, ni siquiera sabía que mi hermana y ella fueran amigas.

—Mierda.

Estaba muy cabreado con ella.
Me había dejado plantado en nuestro bar de los viernes después de montar su numerito digno de un Oscar en la oficina marchándose.
Mal sabía ella la que había liado. Missy se había puesto de parto y yo no sabía como manejar la situación y acabó gritándome.
Luego se disculpó diciendo que era la presión del momento pero estaba acojonado. Nunca había tenido una mujer de parto bajo mi responsabilidad.
Después de llamar a la ambulancia para que la llevaran al hospital, la tuve que acompañar hasta que llegó su marido, quien tardó unas tres horas para honrarnos con su presencia.
Y cuando creía que por fin el día podía ir un poquito mejor al creer que ella estaría en nuestra «cita» de los viernes para un par de copas y charla, no.
No estaba, esperé alrededor de una hora hasta darme cuenta de que no aparecería. Casi la llamé para decirle que podía al menos haberse dignado a avisar para que no me quedara haciendo el idiota, pero deseché la idea. No pensaba implorar por su atención y si no sabía separar la oficina de nuestra relación de amigos, lo llevaba claro.

ACCIDENTALMENTE TUYA © 1º PARTEWo Geschichten leben. Entdecke jetzt