05. BYBEE

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5

ÁLBUM: Satén rojo 👀
CANCIÓN: Always like this
- Dan Croll


— Relájate, Bybee—susurró Mike en mi oído.
—Suéltame.—Sollocé intentando zafarme.
—No.

Suspiré, sin apartar los ojos Bianca.

Estaba completamente empapada, y no era la única. La lluvia se hacía cada vez más intensa.

—¿Sabes cuántas noches estuve sin dormir haciendo eso? —gruñí a Bianca señalando los bocetos ahora completamente inservibles —. No, claro que no. Estás demasiado ocupada planificando arruinarme la vida como para importarte ¿verdad, Bianca?

Ella se limitó a cruzarse de brazos y mirarme indiferente.

—Te odio Bianca. Te odio como nunca pensé que fuera capaz de odiar a alguien, y de hoy en adelante estás muerta para mí. ¿Me has oído? ¡Muerta!

De una sacudida me deshice de los brazos de Mike y entré en la casa salpicando todo a mi paso. 
Caminé hasta el final del pasillo y me metí en el pequeño despacho. Antes de mudarme allí era una sala de pesas, pero Mike liberó el espacio para que yo pudiese usarlo como estudio y así pintar.
Se había convertido en mi pequeño oasis, pero se había acabado y de la peor forma.

Otra vez Bianca había dejado mi mundo patas arriba.
Todo estaba fuera de lugar, había cosas rotas por el suelo y libros dañados.
Un auténtico caos.
Si quiso hacerme daño lo consiguió. Cerré la puerta y me dejé caer en el suelo apoyándome contra ella.
Me sentía devastada, ni la lluvia fuera lloraba tanto como yo allí dentro.

Acabé durmiendo sin darme cuenta, para cuando me desperté alguien golpeaba la puerta.

—Lárgate — musité suponiendo que era Mike queriendo hablar o darme alguna explicación.

—Bee, soy yo, Eve...—Se escuchó al otro lado.
Mi cerebro tardó un rato en arrancar, tenía sensación de resaca y ni siquiera me había emborrachado.
—¿Eve?¡Eve!
Me levanté de un salto con el corazón desbocado. Se me había olvidado de Eve, me había dormido, no había cargado el móvil y mucho menos la había llamado.
Abrí la puerta y ahí estaba ella.
La despampanante Eve.
Alguien que nunca tuvo que sudar una gota para pagar absolutamente nada. La chica que todas hemos envidiado alguna vez en la vida; esa que tiene melena de un anuncio digno de Pantene y va vestida por las mejores marcas. Sí, esa era Eve, y como siempre que la veía, ese sentimiento de inferioridad me azotaba, sobretodo con las pintas que debía que llevar.
—¡Eve!
Ella abrió muchos los ojos al verme y se tapó la boca.
—Chica, parece que te ha atropellado un camión repetidas veces.
Hice una mueca y le dejé entrever el caos del despacho. Ella frunció el ceño y se mordió el labio.
—Vaya...
—¿Cómo me encontraste?
Que supiera ella no sabía donde vivía Mike, o al menos yo nunca se lo había dicho. Después de que Mike y yo empezáramos a ir en serio nos fuimos distanciando, sobre todo porque era muy sociable y le encantaba salir y yo ya no tenía ánimos para ello. Mike era más de estar en casa viendo fútbol americano, y yo no pintaba nada de fiesta con mis amigas solteras. Él me lo hacía saber con sus«bromas».
—Fui al hospital y me dijeron que te habías ido, así que envié un mensaje a Jordan que es amigo de Mike y me pasó la dirección —contestó entrando en la habitación y poniéndose a recoger incluso sin que se lo pidiera—. ¿Tienes bolsa de basura? Creo que tenemos un buen trabajo que hacer aquí.
Respiré hondo y fui a la despensa a por unas cuantas bolsas de basura. No había ni rastro de Mike, seguramente estuviese ya en el trabajo. Miré el reloj del salón y ponía las nueve y media a.m.
—Te iba a llamar anoche, pero me quedé sin batería...—le conté mientras nos poníamos manos a la obra—. Luego llegué aquí y pillé a la loca de mi hermana tirando todo mi trabajo en la entrada.
Por el rabillo del ojo la vi abrir tanto la boca como los ojos, estupefacta.
—¡Menuda bruja!
Me encogí de hombros y apreté los labios.
—No he podido salvar gran cosa, tendré que empezar de cero.
Miré los bocetos que intenté salvar de la lluvia y con el corazón en la mano los metí en la bolsa de basura.
—Lo siento chica, ojalá el Karma se lo devuelva con creces.
Entre las dos recogimos todo. Guardamos los lápices de colores, carboncillos, láminas y cuadernos de dibujos entre mil cosas más.
No sabía cuánta ropa tenía hasta ponerme con las maletas. Como no tenía donde guardar separé varios modelitos para donarlos a la iglesia, seguramente allí sabrían dar mejor uso que yo.
—¡Por fin!—dijimos al unísono al meter todo en su BMW. Los llevaría en su coche ya que sólo tendría que meter todo en el ascensor y subirlo a su piso, ya yo tendría que buscar un sitio donde aparcar mi coche en la zona antes de irme a su casa.
Antes de marcharnos fui a dejarle una nota. Pese a que Eve me dejara claro que no le debía nada, sentía que debía hacerlo para sentirme bien conmigo misma.
Me dirigí a la cocina y le dejé un posit en la puerta de la nevera. En la nota había escrito: espero haber recogido todas mis cosas, si encuentras algo que se me haya escapado envíame un mensaje.
Att:Bee.
Esperaba que se diera cuenta de que no estaba preparada para que hablásemos aún.

ACCIDENTALMENTE TUYA © 1º PARTEWhere stories live. Discover now