31. BYBEE

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31ÁLBUM: ¡Sí!CANCIÓN: A Sky Full of stars

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ÁLBUM: ¡Sí!
CANCIÓN: A Sky Full of stars

Al darle una respuesta dudosa su expresión se volvió más afilada mientras me taladraba con sus increíbles ojos verde malva.

—¿Lo quieres o no? Deja de hacer el tonto.

Suspiré pesadamente.
¿Tenía que insultarme siempre? Maldito arrogante.

—Sí, eso es obvio, aunque solo puedo trabajar medio periodo y en la entrevista me descartaron por no tener tiempo completo para dedicarle a vuestra empresa.

Se rascó la ceja derecha y luego miró hacía el gran ventanal que daba a fuera. Desde el ventanal se avistaba un panorama completo de la ciudad. Era impresionante.

—¿A qué hora sales de la universidad?
—A la una.
Negó con la cabeza.
—El turno de la tarde empieza a la una... ¿Te das cuenta de que no encajas en nada?
—Mira, he tenido un día de mierda, no voy a permitir que me jodas más de lo que ya estoy, así que si me permites, me voy.
Hice ademán de levantarme pero él alzó una mano frenándome.
—Missy, mi secretaria necesita una ayudante, está demasiado...— Empezó a hacer gestos con las manos intentando decir algo que no podía comprender. La mímica no era lo mío—. Está demasiado «preñada».
—Oh— musité empezando a seguirle el rollo.
—Si me prometes que llegaras todos los días a la una y media en punto, conseguiré otra persona que haga el turno de la mañana, pero tengo otras condiciones para que trabajes para mí.

Me encogí de hombros y luego me removí en mi silla.

—¿Condiciones? ¿Qué condiciones?

Él sonrió diabólicamente y eso me envió una descarga eléctrica por todo el cuerpo, poniéndome la piel de gallina.

—Para empezar, usarás tacones, todos los días.

—No me gustan los tacones...— le contradecí inmediatamente pero me calló levantando la mano.
—Usaras tacones. Todos los días, a todo el tiempo que tus pies pisen mis dominios. Nada de usar ropa sosa, tienes prohibido usar el gris y el negro, y referente a tu pelo, vuelve al rubio.

Escuché sus condiciones mientras me lo planteaba.

Era absurdo que tuviera que usar tacones, no me gustaban, además me salían ampollas. Y referente al color de mis ropas... ¿Qué había de malo en el gris y el negro? Las de recepción iban con el uniforme de la empresa y era gris.
—¿Sólo eso?
Volvió a sonreí como si estuviera planeando algo malévolo.
—Sé puntual, no te metas en mi camino y no tendremos problema.
Asentí.
—¿Qué te hizo cambiar de idea? Creía que me querías lejos.
Cruzó sus dedos y los colocó detrás de la nuca, en una posición muy relajada.
—¿No tendrás por acaso una gabardina de color crema no?

Fruncí el ceño confusa. ¿Una gabardina de color crema? ¿Eso también era obligatorio? A este paso iba a tener que ir de tiendas.

—¿Debería?— titubee un momento.

Él resopló y volvió a la posición anterior. Volvía parecer el amargado de siempre.

—Nos vemos el lunes a la una y media Cohen.

¿Ya me estaba echando?
Sin llegar a preguntar lo evidente, me levanté y cogí la caja lista para irme a casa.
—¿Puedo invitarte a una copa por cambiar de idea?

Él arrugó la frente, mi pregunta le había cogido por sorpresa.

—No somos amigos Cohen.
—Ah sí, es verdad.— Hice un gesto con la mano como si me acabara de recordar algo—. Ahora solo eres el cascarrabias de mi jefe.

Él abrió la boca para decir alguna cosa pero no le di tiempo, abrí la puerta y salí por ella lo más rápido posible.
De camino al ascensor me mantuve pensativa.
¿Qué le habría hecho cambiar de idea?

—Bicho raro— murmuré para mi misma—. Al menos ahora tengo trabajo.

En cuanto las puertas del ascensor se cerraron hice mi tan conocido baile de la victoria.

—Oh sí, nena, oh sí—canturreé mientras meneaba las caderas de un lado a otro.

ACCIDENTALMENTE TUYA © 1º PARTEWhere stories live. Discover now