51. BEE

36.3K 3K 87
                                    

51ÁLBUM: Nos vamos de partyCANCIÓN Lawson - Where My Love Goes

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

51
ÁLBUM: Nos vamos de party
CANCIÓN Lawson - Where My Love Goes

Era sábado, y por primera vez en semanas accedí a acompañar a las chicas de fiesta.

Estaba aburrida y ni Netflix parecía atractivo para denegar la invitación.

A Eve se le ocurrió la grandísima idea de que nos fuéramos a una discoteca que había conocido con un grupo de chicas de su curro.

Lo único que sabía decir era lo genial que lo íbamos a pasar, así que para que se callara accedí.

No sabía quién tenía menos ganas, si Katherine o yo.
Katz andaba algo baja de ánimo, eso la hacía estar gruñona y sin ganas de nada.
Creía que tenía algo que ver con ese «alguien» que había venido a casa unas cuantas veces mientras ninguna estábamos. Me preguntaba si tendrían problemas o si habrían roto.
Obviamente nadie preguntaría sobre eso.
—Quiero ponerme este vestido — dije emocionada enseñando a Eve uno de sus modelitos.
Era un vestido negro corto precioso, uno de esos que se pegan tanto al cuerpo que parece parte de ti. Tenía un escote tan sexy que llevaba tiempo con ganas de usarlo.

Últimamente el closet de Eve era mi sitio favorito en todo el mundo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Últimamente el closet de Eve era mi sitio favorito en todo el mundo. Ojalá algún día tuviese tantas opciones como ella, habían tantas cosas sin estrenar que me preguntaba si Eve tenía problema con las compras. Jamás pensaba preguntárselo pero ahí estaba la duda.

—Uh, sexy.
—Sí, si quieres parecer una desesperada— comentó Katz maquillándose —, piénsatelo bien.

Ese comentario me desanimó.

—No le hagas caso, hoy está amargada, te va a quedar fantástico.
Aún dudándolo me atreví. Total. Qué más me daba que unos desconocidos pensaran eso si luego me sentía sexy.
Después de emperifollarnos, Eve insistió en que hiciéramos una foto para su Instagram, estaba deseando que todos empezaran a comentar en sus fotos, como siempre. Tras la sesión de fotos nos pusimos de marcha.

El sitio estaba a rebosar. Había una cola que daba vuelta a la esquina, y por lo que supe de las normas solo podíamos estar una hora y media dentro. ¿Qué gracia tenía enfrentarse a una cola enorme para
estar tan solo una hora y pico? Según Eve íbamos a flipar.
Estaba tiritando, había cogido una chaqueta demasiado fina para el tiempo que hacía. Encima llevaba unos tacones altísimos, a ese paso para cuando consiguiéramos entrar tendría los pies destrozados y no iba a poder bailar.

Cuando tocó nuestro turno casi suspiré de alegría al entrar por fin a un sitio calentito. Dejamos los abrigos en el ropero, donde una chica los recibió y luego nos entregó un número. Lo acabé guardando en el sujetador, no había otro sitio donde esconderlo sin perderlo luego.

—Venga, calentemos antes de esto que empiece.
Y así lo hicimos. Dos chupitos de vodka después nos colamos en el centro de la discoteca esperando no sé qué.
—Eve...
Le susurré empezando a impacientarme. Estábamos todos allí, plantados, mirando a la mesa del DJ como zombies observando a la presa mientras él se limitaba a tomarse una copa y ligar con la chica de al lado.

—Espera y verás.

Un par de minutos después las luces se apagaron y todo quedó a oscura. Pasados unos segundos se encendieron las luces multicolores y la música empezó a sonar a todo volumen. En la pantalla
detrás del DJ la palabra «Dance» relució en todos los colores, y todo el mundo en la sala empezó a bailar como loca.
—¡Vamos! Tenéis que bailar, y hacer todo lo que ponga en la pantalla—gritó Eve mientras se movía como si la estuvieran eletrocutando.

Katz y yo nos miramos, encogiéndome de hombros hice lo que me ordenó Eve y así empezó todo.

York Night era diferente.
Era una discoteca que funcionaba bajo unas
cuantas normas, si ibas tenías que hacer todo lo que aparecía en pantalla. Y hasta ese momento iba bien. La siguiente palabra fue: Touch.
Debíamos tocar a cualquier persona de la discoteca. ¿Absurdo o ingenioso? Acabé tocando al chico más cercano mí. Era alto, entre dudas le toqué el pelo y él a mi el hombro.
Nos reímos.
Segundos después la canción cambió y la palabra también, con que debíamos buscar a otra persona para la siguiente jugada.
—¿Eat?— la leí sin entender.
¿Qué debía comer? ¿Debía morder a alguien?
Sonaba tambores y a lo lejos se veía a tipos con enormes sombreros y maquillaje estrafalario acercarse con bandejas de comida.
Esperé mi vez y me hice con un trozo de la gelatina que venía en la bandeja.
Era verde, la miré intrigada. Al ver que mis amigas se lo metían en la boca yo hice lo mismo. Sabía a ensalada de frutas con ron, la verdad era que tenía un agradable sabor.
Y el juego siguió mientras todos seguíamos los pasos, hasta que llegó a la palabra que me temía: Kiss.
Miré a ambos lados pero no me apetecía besar a ningún desconocido. No me toméis a mal, pero después del increíble beso que había dado a Wes
hacía semanas no me apetecía besar a un desco-nocido cualquiera.
Me volví a girar y vi a Katz en las mismas, así que sonreí.
¿Qué más daba un beso con una de mis mejores amigas?

ACCIDENTALMENTE TUYA © 1º PARTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora