87. WES

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87ÁLBUM: La exposición CANCIÓN: Wafia - Heartburn

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ÁLBUM: La exposición
CANCIÓN: Wafia - Heartburn

A Adrian no le parecía tan mala idea invitar a Cohen. Después de la reaparición de Rachel en mi vida, ella le parecía la mejor opción de todas. Sí, estaba loca, a veces se le cruzaban los cables y actuaba como una lunática pero era divertida. En todo caso ¿Debía sorprenderme que fuera a la exposición con otra persona? Sí. Me sorprendía mucho, sobre todo porque no recordaba haberle dado el visto bueno para que llevase a Nadie.
Un sabor amargo impregnó mi boca cuando las manos de Tony me tocaron los hombros.
—¿Entramos?
Asentí y dejé que me guiara al interior del edificio. No volví la vista para mirarla. Ese día no debía importar Cohen y lo que fuera que estuviese haciendo o en el hecho de querer saber quién era su acompañante, esa noche lo que importaba era la exposición y todo el tiempo que invertí en ello. Dentro el clima era cálido y la melodía daba la bienvenida. Nada más entrar Alex abrió los ojos de par en par, como si verme fuera la sorpresa más grande de la noche.

—Por fin, todos te están esperando.

Rápidamente me alcanzó, me tomó por el puño de la camiseta y me arrastró hacia el centro de la galería. Había más gente de la que creía que aparecería, por el camino vi algunas caras conocidas. Anna Hitcher, editora de un periódico local, Raphael Middleton el ganador de un premio Tony y también mi abuelo. De pronto se me hizo un nudo en el estomago, no esperaba que mi abuelo fuese a presentarse, ni siquiera recordaba haberle invitado.
Mi abuelo no daba mucho crédito a mi hobbie, creía que era una pérdida de tiempo y talento, en su defensa diré que su único objetivo era que yo me dedicara al cien por cien a la empresa familiar. Supongo que recaía en mi toda la responsabilidad cuando ningún miembro de la familia parecía interesado en llevarse consigo semejante carga.

—Perdonad, perdonadme un momento, nuestro artista del día quiere decir unas palabras... con ustedes Wesley Gallagher.
Alex tendió sus ambas manos en mi dirección y luego miró al público, quienes se habían acercado para oír mejor. Me aclaré la garganta y forcé una sonrisa de oreja a oreja antes de hablar.
—Bienvenidos al Garden Hart, es un placer para mí presentarles esta exposición, he intentando plasmar en esta nueva colección fotográfica la pasión que desprende nuestro cosmo en cada uno de sus rincones, seguramente encuentren su pasión aquí plasmada en alguna fotografía, disfruten del placer de la vida capturado por el simple objetivo de una cámara.

Hice una pequeña reverencia y aplaudieron.
El calor se hizo más evidente cuando al repasar la sala mis ojos dieron con la figura de Rachel.
Llevaba un vestido ceñido al cuerpo de color marrón brillante con una provocativa apertura en la pierna derecha.
Me reuní con unos pocos en la primera pieza fotográfica y les expliqué un poco sobre qué quería provocar en ellos cuando vieran el haz de luces y colores, parecieron sorprendidos y absortos. Después de un par de palabras más les pedí perdón y me retiré.

La atenta mirada de mi abuelo me perseguía e inspeccionaba cada uno de mis movimientos con cara de póquer. Si tan solo me diera el beneficio de la duda... Negando con la cabeza la busqué.
Cohen había empezado a indagar las fotografías, iba sola, no había ni rastro de su acompañante. Eso me sorprendió, si fuera él no la dejaría sola ni un solo segundo, me pregunté si sabía lo loca que estaba la chica. La observé un segundo, ese vestido negro le quedaba tan bien que por un segundo me imaginé quitándoselo. Negué con la cabeza, no había posibilidades de que eso volviese a ocurrir, no iba a ser la segunda opción de nadie.
La vi buscar con la mirada algo en las fotografías y fue entonces cuando caí, estaba buscando la foto que encontró el otro día en mi despacho.

Con una sonrisa me acerqué a mi abuelo. Me dedicó una mirada inexpresiva, respiré hondo esperando el primer puñetazo a modo de palabras.
—Con qué usas tu tiempo libre para acosar a la gente con una cámara... ¿Debo preocuparme por alguna demanda?
Puse los brazos en jarra mientras fruncía el ceño.
—¿Estás de bromas? venir aquí a joderme si que es perder el tiempo.

Repasé la habitación una vez más buscando a Cohen. Había avanzado media pared, en ese instante estaba en la sección de Hong Kong. Había una espectacular vista de Bahía Repulse, también había podido capturar un par de fotos «tiernas» en Ocean Park de los pandas.

—Por cierto, he visto entrar esa secretaría tuya ¿Qué hace aquí?
—¿Disfrutar del arte cosa que tú no lo haces?
Suspirando volví a mirar a mi abuelo, no parecía enfadado, aun así, rara vez se le veía las intenciones. Mi respuesta no le convenció del todo.
—Ya no es mi secretaria, somos amigos, no creo que eso sea un delito.

Él negó con la cabeza pero no volvió a decir nada. Me dio un golpecito en la espalda y automáticamente se mezcló con el público para mirar las fotografías. Significaría mucho para mí que viera el potencial de mi trabajo y de alguna forma me diera su visto bueno. Al fin de cuentas, la aceptación de mi familia era lo más importante para mí. Puede que en el pasado me hubiese importado menos que nada pero ya me iba haciendo mayorcito.
Por el rabillo del ojo vi a Rachel acercarse por la derecha, apretando la mandíbula empecé a caminar hacia Cohen quien seguía sola. ¿Qué clase de acompañante había conseguido si llevaba sola desde que entró?
Más vale amiga que aguantar que zorra abandona hogares saludar.

ACCIDENTALMENTE TUYA © 1º PARTEWhere stories live. Discover now