08.WES

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ÁLBUM: Galeria de fotos
CANCIÓN: Alien Days

– MGMT

—La semana pasada cuando te empeñaste en que sería un año diferente, nunca me imaginé que acabarías atropellando a una chica y luego desfilarías
con ella en público. — No supe descifrar el tono de Adrian mientras examinaba a Bybee—. ¿Es la primera vez desde Rachel?

No contesté.

Que Adrian evidenciara la situación me cabreaba. Por culpa de esa niñita estaba empezando a romper todas mis reglas. Era insólito que en setenta y dos horas me hubiera hecho romper las reglas que había impuesto cuando Rachel se fue.

¿De qué reglas hablaba? Muy simple. Las reglas básicas para no tener a ninguna mujer cerca que pusiera en peligro todo lo que había estado protegiendo, hasta entonces.

1. NO salir con chicas en público.

Si no sales con ellas en público, nadie supondrá lo que no es. La podían tomar por tu novia y quizá no era más que una amiga.

2.NO presentar a chicas a la familia.

Si la presentas a tu familia lo haces real. Ya que por mucho que alegues que no sois más que amigos, ellos no lo creerán. Ningún tío presenta a su familia una chica si no va «en serio», y menos teniendo casi treinta años.

3.La última y más importante. Nunca, bajo ningún concepto, traer una chica a casa.

Uno de los mayores problemas era traer chicas a casa. Eso les daba «derecho» a creer que podían volver. Si no saben dónde vives no tienen como buscarte luego.

—Creía haberte dejado claro que no quería volver a oír ese nombre— espeté demasiado cansado para pelearme con él. Me acerqué al sillón y me dejé caer en él, echando la cabeza hacia atrás.

—Lo quieras o no, lo de Rachel siempre estará ahí.

¿Por qué tenía que nombrarla? Oír su nombre me provocaba dolor de cabeza. Cerré los ojos y fingí no escuchar cómo me contradecía mi hermano. No había mentido a Bybee cuando le dije que Adrian era un muy buen amigo, de hecho, era mi mejor amigo, pero también era mi hermano.

—Siempre será la mujer que te dejó plantado en el altar.

Resoplé e inconscientemente cerré los puños, intentando con todo mi ser no recordar aquel terrible día.

No me consideraba alguien romántico, ni detallista, ni siquiera un novio ejemplar. Pero con Rachel las cosas fueron diferente, por mucho que los demás me avisaran de que no era una chica para mí, que vieran cosas en ella que yo era incapaz de ver, no quitaban mis locas ganas de estar con ella. Según mi madre me había embrujado. Pero yo no creía en esas cosas, simplemente me había encoñado con una modelo rusa. Una rusa de piernas largas, rubia y extremadamente flexible.

Negué con la cabeza y su recuerdo se desvaneció de mi cabeza

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Negué con la cabeza y su recuerdo se desvaneció de mi cabeza.

—Cállate—solté entre dientes antes de que Adrian siguiera con su parloteo.

—La próxima semana es el cumpleaños de madre. ¿Piensas honrarnos con tu presencia este año?

Abrí los ojos de pronto.
La próxima semana debía estar fuera del país. ¿Cómo se me había podido olvidar el cumpleaños de mi madre?

Eso era simple; tenía demasiadas cosas en la cabeza como para ponerme a pensar en eso. Con eso no quería decir que mi madre era lo que menos me importara en el mundo, pero tenía quebraderos de cabeza más grandes en el que pensar.

—Sí.

Adrian terminó de tomarle la tensión a Bybee, guardó sus instrumentos médicos y se dio la vuelta para mirarme.

—¿Esto es un sí, allí estaré o un «veré lo que puedo hacer»?

Resoplé. Deposité mis manos en las rodillas y le fulminé con la mirada. Me conocía tan bien que era imposible intentar mentirle siquiera.

Estábamos en la habitación de invitados. Había traído a Bybee allí nada más sacarle de la exposición. No sabía quién era esa amiga con la que había ido y buscarla quizá arruinara todo el trabajo que llevaba meses haciendo para que esa noche tuviese éxito.
Confieso que los primeros quince segundos me lo tomé como una broma, pero al ver que no reaccionaba y que parecía respirar con dificultad, la cosa ya no tuvo gracia. Inmediatamente la subí al coche y la traje a casa, sin pensarlo. Si hubiera llegado a pensarlo, jamás la hubiera traído a casa, más bien la habría llevado al hospital. Pero me había alarmado y eso me impidió de pensar con coherencia.
De camino llamé a Adrian, para que viniera a examinar a Bybee, y como era de esperar acudió enseguida.

—Haces demasiadas preguntas, novato.

ACCIDENTALMENTE TUYA © 1º PARTEWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu