65. BEE

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65ÁLBUM: L'amour CANCIÓN: Love is a Bitch - Two Feet

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ÁLBUM: L'amour
CANCIÓN: Love is a Bitch - Two Feet

Fuimos a la cocina y me puse a servir un par de copas de vino tinto. Las chicas no solían beber cerveza con que esa nunca fue una opción. Me moví inquieta mientras las servía ¿Cuánto se podía tardar en servirse una copa de vino? ¿Se habría dado cuenta de que me había puesto a temblar?
Esperaba que no, sino se podría dar cuenta al instante de mis intenciones. De todas formas... ¿Estaba segura de querer eso? Le entregué su copa y me senté frente a él en la mesa de la cocina.
Sus ojos verdes se depositaron en mí mientras daba un trago a su vino.
Me tomé la copa de vino de un solo trago mientras hacía una pequeña mueca.

—¿No te resulta extraño que bebamos una copa de vino en mi casa?— pregunté aun nerviosa.

Él terminó su copa y la dejó sobre la mesa.
¿Por qué me resultaba tan extraño tenerlo en casa? Vale, estábamos de buenas, no venía con intención de matarme ni de despedirme, pero aun así me sentía muy nerviosa, como si esperara que pasara algo. Algo como en su piso, aunque mis intensiones eran llegar más allá de un simple calentón de secundaria, quería algo así como el porno duro pero sin daños colaterales.

—Ni que nunca hubiéramos quedado para beber unas copas.

Ya, pero antes no tenía severos cosquilleos en la entrepierna que quisiera saciar.

—Sí, pero nunca hemos estado solos... ni siquiera en tu casa el día de la tormenta.

En su rostro se dibujó una pequeña y casi imperceptible sonrisa, fue ahí donde lo supe: se acordaba del beso.
Se había acordado del beso todo aquel tiempo pero nunca dijo nada. Bueno, en mi caso tampoco yo lo había sacado a relucir.

—¿Es qué acaso me llamaste aquí con la excusa de una copa para seguir con lo que empezaste en mi casa?

Sentí como los colores se me subían por la nuca y se depositaban en las mejillas provocándome mucho calor.

—¿Yo? ¿Por quién me tomas?— Me hice la indignada y volví a rellenar las copas.

—No seas tímida Cohen. Me sentiría halagado si quisieras algo más.

Alcé la vista hacia él y me dedicó una sonrisa lasciva. ¿Y ahora la lujuria se adueñaba de sus labios?
¿Por qué no dejaba de subir la temperatura? Solo llevaba el jersey encima pero me estaba asando.

—Quizá sí, quizá no... ¿Cómo obtener una respuesta más concisa?

Estaba jugando mis mejores cartas, si él daba un solo paso más yo me lanzaría sin paracaídas y no pensaba soltarle en todo el proceso.

—¿Y qué esperas para probar tu suerte?

Me mordí el labio con tanta fuerza que me hice sangre. Me levanté de mi silla, él empujó la suya hacia atrás y supe que esa era su luz verde. Me senté lentamente sobre su regazo, envolví mis manos en su largo pelo y sonreí. Le había dicho tantas veces que se cortara el pelo, pero en ninguna de ellas me hizo caso, aunque valía la pena intentarlo una vez más.

—Deberías cortarte el pelo.

Presionó mis nalgas con sus manos mientras me miraba fijamente sin perder esa sonrisa burlesca de los labios. ¿Por qué tenía que ser condenadamente sexy? Sexy, imbécil, arrogante, insensible, etc.

Lentamente acerqué mi cara a la suya y lo besé, fue entonces cuando todo estalló.
La guerra en mi tripa, el fuego que corría por mis venas arrasó todo y perdí la noción del tiempo mientras él jugaba con mis labios. Su mano no se había desplazado de mis nalgas, las apretaba con fuerza y cada apretón era un escalofrío que bajaba por mi espalda.
Separó su boca de la mía y empezó a recorrer con sus labios mi cuello.
Una nueva oleada de calor se extendió por mi cuerpo con cada roce de su aliento y su barba. Apreté sus cabellos más alrededor de mis manos y tiré levemente de ellos, lo que hizo que Wesley soltara un pequeño gruñido.
La cosa se fue calentando a tal punto que solo era capaz de pensar en él fundiéndose en mí y haciéndonos uno.

Y así fue, después de un preliminar bastante húmedo, se levantó cogiéndome entre sus brazos, me depositó sobre la isla de la cocina haciendo a un lado todo lo que había en ella. Se deshizo de mi pantalón para hacerme lo que tantos se empeñaban en llamar «amor».
Pero eso no era amor, era pasión, calentón, ganas de saciar cualquier necesidad que hubiéramos tenido antes. Y de alguna forma pasó a ser el mejor polvo de mi vida.

ACCIDENTALMENTE TUYA © 1º PARTEWhere stories live. Discover now