Un accidente, dos mundos que colisionan uniéndose en uno.
Bybee no ha tenido precisamente suerte en la vida, sobre todo teniendo a la hermana que le ha tocado. Bianca ha intentado por todos los medios arruinarle la vida, lo que no sabía ella era q...
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14 ÁLBUM :Buscando trabajo CANCIÓN: You Only live once - The Strokes
El lunes siguiente, antes de irme a clase, me acerqué al Starbucks que había bajo la casa de Eve y me pedí un Chai Latte (mi bebida favorita). Mientras disfrutaba de la bebida sentada en uno de los cómodos sillones del local, miré las ofertas de empleo del periódico local.
No había gran cosa, y muchas de las que había no me servían porque requerían de experiencia y no tenía, por no hablar de que todos eran a jornada completa. Y eso me era imposible, mis padres jamás aceptarían que dejara de estudiar para ponerme a trabajar y menos cuando me quedaba un año que cursar.
Suspiré sintiendo como el miedo me recorría el cuerpo. Me quedaban cuarenta pavos en la cartera, no era que pudiera hacer mucho con eso, así que me urgía encontrar algo.
Daba un sorbo a mi bebida cuando una voz ya familiar sonó cercana.
—¿Cohen? ¿Qué haces aquí?
Alcé la vista y al verle se me paró el corazón una milésima de segundos.
Joder...
Llevaba un traje de corte italiano gris marengo, una corbata azul y la clásica camisa blanca. Y como siempre, su traje iba sin ni una sola arruga visible a la vista. ¿Cómo lo consegue? Mi ropa se arrugaba con solo mirarla.
—Hola, Wes.
Durante unos segundos él se limitó a mirarme estupefacto. Mi tripa daba una de esas volteretas parecidas a un terremoto, lo que sucedía siempre que algo me alegra la vista. Tal como los cuadros de Claude Monet, Pablo Picasso, Gustav Klint, Albert Lynch entre otros miles de pintores.
Sí, creo que solo a mí me emocionaba tanto ir a un museo como para tener los síntomas del enamoramiento.
—Pero ¿qué coj... te ha pasado ? — preguntó a cabo de unos segundos con una mueca de horror en los labios.
Fruncí los labios con disgusto. ¿Iba a provocar esa reacción en todos a mi alrededor? La noche anterior, Eve dijo que me arreglaría el pelo, y yo como idiota le creí y resultó que mi pelo acabó morado. Debería haber hecho caso a Katz, pero como siempre, a la hora de escuchar un buen consejo, me entró por un oído y me salió por otro.
Estaba claro que el morado no era mi color.
—Otra equivocación.
Él sonrió negando con la cabeza. Se encontraba ante mi mesa sujetando un vaso de cartón con café puro de Brasil, o eso ponía en la etiqueta del mismo.
—Últimamente siempre te encuentro después de una equivocación, me pregunto por qué será.
Depositó su vaso sobre la mesa y se sentó frente a mi.
