102. BEE

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102ÁLBUM: SorpresasCANCIÓN:Sia- Elastic Heart

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ÁLBUM: Sorpresas
CANCIÓN:Sia-
Elastic Heart

Wesley me guió a la mesa que había reservado. El sitio por dentro era tan fino como por fuera. Todo era de colores oscuros menos el suelo, que era de color hueso. La cocina se dejaba ver por los comensales a través de una pantalla de cristal. Dentro parecían bastante ajetreados, aunque sorprendía que trabajaran en perfecta sintonía unos con otros.
Nos habían puesto en una mesa cerca de la ventana y desde allí se veía parte de la ciudad. Al menos podría fingir distraerme con las vistas si el asunto dejaba de interesarme.
Bianca y su acompañante ya esperaban. Al instante  supuse que sería el tal Martín. Nada más vernos, Bianca se levantó y el chico la imitó, él al ver a mi acompañante se puso nervioso y le susurró algo, a lo cual mi hermana le acarició el hombro y ensanchó más su sonrisa.

—Martín... vaya que sorpresa—le saludó Wes al supuesto novio de mi hermana. Se estrecharon la mano de forma cordial.

—Señor Gallagher...

—Dejemos los formalismos para la oficina—insistió Wes tajante.
Bianca sin dejar de sonreír, me presentó a Martín. Era un chico la mar de normalito, tenía el pelo castaño, usaba gafas de pasta y en sí no era muy alto. Al instante me recordó a Leonard de Big Bang Theory. Ya sabéis, ese compañero de piso que hace todo lo posible por soportar a Sheldon, ese celebrito locuaz al que acabas cogiéndole cariño a medida que avanzan las temporadas.

No fui capaz de corresponder a Martín lo encantada que estaba de conocerle, más bien le compadecía, pero, dejémoslo ahí. Le sonreí y me limité a ocupar mi sitio en la mesa, sintiéndome muy incómoda.

—¿De qué le conoces?—susurré a Wes en el momento que todos empezaron a mirar la carta del restaurante.

—Es uno de los carteros de JJC... Buen tipo, su tío trabajó en la empresa pero se fue de la ciudad...—Se calló al ver que levantaban la vista hacia nosotros—. Os recomiendo el Risotto de setas, es la especialidad de la casa.

Su comentario les hizo sonreír y yo arqueé una ceja expectante. Haciendo una pequeña mueca volví a bajar la vista hacia la carta.
La carta era una obra de arte, tenía relieves en dorado y sus eran hojas ecológicas, por no hablar de los detalles florales que parecían hechos a manos.

—Pórtate bien...—susurró Wes.  Su tono era el típico que usaría un padre con un hijo que está a punto de hacer una rabieta.

Cerrando la carta, alcé la vista hacia mi hermana y su supuesto novio y solté la pregunta «bomba» que llevaba pensando hacerles desde hacia una semana.

—¿Y cómo os conocisteis?

Mi voz salió más chillona de lo que pretendía lo que hizo que Martín torciera el gesto y mi hermana soltara una risilla burlona.

Ahí estaba, la capulla de siempre.

—Bueno...—empezó él, mirándola con una sonrisa de oreja a oreja—, suelo pasar mucho por la planta de contabilidad y un día ella me vino a regañar por algo, el cual ya ni me acuerdo el por qué, estoy seguro de que era una estrategia para ligar conmigo...

—¡Serás creído!—le interrumpió Bianca poniéndose colorada.

Oye, eso sí era nuevo. Nunca en mi vida le había visto ponerse colorada por absolutamente nada.

—Luego le pedí una cita para enmendar mi «error», una cosa llevó a la otra, poco a poco se fue abriendo más y por eso sé toda vuestra historia...—dejó de hablar y me miró a mi para proseguir pero nos vimos interrumpidos por el camarero que venía a coger la comanda. Pedí una ensalada de mozzarela y tomate cherry y de segundo la sugerencia de Wes; Risotto de setas.

En cuanto nos sirvió el vino volvimos a retomar la conversación anterior.

—Entiendo que te mostres reacia a este nuevo acercamiento con tu hermana, pero soy testigo de que las personas pueden cambiar y le va bien...

—Siento interrumpirte Martín, no tengo nada en contra de que la gente cambie siempre que sea para bien y Bianca ha fingido cambiar tantas veces que no se lo traga ni ella...

Wes puso la mano en mi espalda y empezó a acariciarla, aunque no supe decifrar si ese gesto era para darme ánimos o reprocharme que estuviera siendo tan brusca.

—Solo necesito una oportunidad Bybee, prometo no defraudarte.

Bianca me miró sin mucho ánimo, aunque no pareció molesta ni malhumorada por el hecho de que le dijera una y otra vez que no creía su teatrillo. Antes de que pudiera contestarle y zanjar el tema se acercó el camarero con el primer plato.

—Propongo que dejemos los temas incómodos a un lado e intentemos disfrutar de esta maravillosa comida ¿Qué os parece?

Todos asentimos a la propuesta de Wes, lo que por un segundo amenizó la tensión de la mesa.

—¿Qué tal Alfred? En la empresa le echamos de menos.

Martín alzó la vista hacia Wes animado, dejó el tenedor a un lado y prosiguió a responderle.

—Mi tío está genial señor... Wesley, su familia va creciendo como si de conejos se trataran.

Bianca y Wesley se rieron pero yo me mantuve como al principio; sería, cortante y distante.

—Me alegro de oír eso, se lo merece, es un hombre excepcional...

Ignorando la conversación, deslicé la vista por el local cuando por el rabillo del ojo capté un movimiento y lo seguí con la mirada. Por unos segundos creí que fuese una jodida broma lo que veían mis ojos pero a esa altura ya nada me sorprendía.

—¿Qué hace ella aquí?— pregunté sin preocuparme por mis palabras ni el timbre de mi voz.

Todos en la mesa se callaron y siguieron mi mirada, a mi lado sentí a Wesley tensarse y supe al instante que había dado con mi desagrado. A partir de ese momento, mi miedo, desconfianza, malestar y cabreo ya no iban dirigidos a mi hermana, sino a la maldita rubia de tacones de veinte centímetros que caminaba como la reina de la casa.

HASTA EL LUNES💜

ACCIDENTALMENTE TUYA © 1º PARTEWhere stories live. Discover now