92. BEE

114K 9.3K 810
                                    

92ÁLBUM:Jugando sucioCANCIÓN: Maluma feat Nego do Borel - Corazón

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

92
ÁLBUM:Jugando sucio
CANCIÓN: Maluma feat Nego do Borel - Corazón

Me cedieron las rodillas, como si me estuviese derritiendo por dentro con cada roce de sus labios sobre los míos. Al principio fue un beso delicado, casto, pero muy intenso a su modo.
Rodeé su cuello con los brazos y, fundiendo mis dedos con su pelo, me dejé llevar.
Era casi abrumador la necesidad que sentía de tenerle cerca, de sentir esa conexión piel con piel, roce a roce. Hacía poco que nos «habíamos peleado» si era que aquello pudiese considerarse como tal, ya que él solo había dicho la verdad dura y cruda sin tener en cuenta mis sentimientos, pero durante ese corto tiempo le había echado mucho de menos y no fue hasta ese mismo instante, allí entre sus brazos, que no me había dado cuenta de todo eso.
La cosa no tardó a pasar a mayores, bajé mis dedos tembloros por su camisa y muy despacio fui desabotonando los botones. Él parecía de acuerdo con mi intento por desnudarle y hacerle el «amor» allí mismo, en aquel precioso escenario que había montando solo para mí.
Me fue acercando a la pared más cercana y me pegó a ella mientras nuestros besos pasaban a un ritmo desacompasado. Su lengua jugaba con la mía, unos cuantos mordiscos aquí y allá y en cuanto alcancé el último botón, le quité la americana y esa cayó al suelo, seguido por su camisa.
Me agarró de la cintura mientras depositaba sus labios en mi cuello mordisqueándolo. Apretó mi cadera contra la suya, el bulto de su pantalón me dejaba claro lo excitado y dispuesto que estaba a dar el siguiente paso.
Solté un suspiro mientras me hacía miel por dentro. Bajó sus besos por mi clavícula hasta llegar a mis senos, el vestido empezaba a importunar a esas alturas del campeonato. Hizo que me volteara para bajar la cremallera del vestido, pero antes de que pudiera seguir con el trabajo el crujido de la puerta abriéndose nos paralizó en el sitio. Nos volteamos hacia el intruso. Mi primera reacción fue la de alguien realmente avergonzado de que le pillaran en esa situación (eso me hizo pensar en Katz cuando le pillé con Bronik) luego mi segunda reacción no fue muy buena, quería arrancarle los ojos a la persona que acababa de entrar, y lo hubiera hecho si el cuerpo semidesnudo de Wes no se interpusiese en el camino.
—Veo que no has tardado mucho en traer a alguien a nuestro escondrijo.
Su voz, esa voz, hizo que por un segundo deseara estar sorda, solo para no volver a oírla nunca más.
Mi tercera reacción fue de desconcierto. Una vocesilla de mi cerebro iba procesando a cámara lenta lo que acababa de decir la rubia pibón de la puerta.
—¿Qué?— susurré sin aliento.
—¿Qué creías? ¿Qué eras la única a la que traía aquí para darse un revolcón?
Abrí la boca estupefacta sin saber qué decir ni cómo reaccionar a partir de ahí.
Me volteé para mirarle, él desplazó su vista hacia míi, en cuanto sus ojos verdes se encontraron con los míos sentí una punzada en el corazón.
Tragando con cierta dificultad y haciendo acopio de toda la fuerza que restaba en mi cuerpo le pregunté:
—¿Es eso cierto?
Puso los brazos en jarra y miró hacia bajo unos segundos
—Bybee...
Me reí.
Sí, me reí, porque no me quedaba de otra. No iba a ponerme a llorar delante de la zorra de su ex. ¿O seguían teniendo algo?
—Que te den, que os den...— murmuré sin aliento alisándome el vestido y saliendo de aquel sitio con la cabeza bien alta.
No iba a dejar que aquella sinvergüenza pensara que me había afectado en lo más minino su revelación.
Al empezar a descender la escalera de caracol oí a Wesley llamarme pero no me paré. Sentí que si me paraba un segundo, aunque por un segundo fuera, mi mundo se vendría abajo por completo.
¿Cómo había podido llevarme al mismo sitio al que llevaba a ella a follar?
¿Era imbécil o qué?
La rabia empezó a corroerme a medida los peldaños hacia la exposición.
A cada paso se rompía un trocito de mi corazón.
—Idiota, sabías que él haría eso, aun así se lo permitiste...— me dije a mí misma antes de abrir la puerta que daba a la exposición.
Sentía como la rabia hacía arderme las mejillas y la frente. Estaba tan cabreada conmigo misma por permitir que jugara conmigo. Sí, yo también había jugado mi partida (de ahí que Eric hubiese sido mi carabina), pero jamás había jugado tan sucio como acaba de hacerlo él.

HOLA LA BOMBONES! Que tengáis un finde maravilloso hasta el lunes❤️

ACCIDENTALMENTE TUYA © 1º PARTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora