50. BEE

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50ÁLBUM: Wesley al rescate CANCIÓN:Hailee Steinfeld - Love Myself

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ÁLBUM: Wesley al rescate
CANCIÓN:Hailee Steinfeld - Love Myself

—Fui a verte con el objetivo de despedirte por no ir a trabajar y resulta que estabas inconsciente por la fiebre.

Suspiré.

Que vergüenza que me hubiese visto en aquellas condiciones y encima con el pijama más viejo y roto que tenía.
Normalmente no me daría vergüenza ir como Cenicienta por casa, pero... era el jefe.

Me seguía molestando la garganta pero algo menos, al igual que la cabeza.

Tenía la boca extremamente seca.
Miré a mi alrededor buscando algo que beber, pero no encontré nada.
Como si me leyera la mente salió unos segundos y volvió con una botella de agua. Seguramente la hubiese comprado en una máquina expendedora.

—Gracias.

Asintió sin más.

—¿Por qué me trajiste aquí?

Él miró hacia otra parte irritado.

Era como si no quisiera usar su lado huraño conmigo postrada en la cama de un hospital, aunque la primera vez no le costó tanto tratarme como el culo.

Espera un momento.

¿No quería tratarme mal o no me quería mirar por lo otro?
Ya sabes, el beso del otro día.

¿Cuánto tiempo habría pasado desde que me quedé dormida hablando con Katz? ¿Recordaría el beso?
No lo creo, iba más borracho que yo.

—Por qué tenías cuarenta de fiebre. ¿Sabes lo que significa eso? Un alto riesgo de que tu corazón se parase.

Suspiré.

Si supiera él que mi corazón se paró cuando me agarró del brazo y me besó en el salón de su casa...

¿Estaría mal que mi jefe me hubiera humedecido las bragas?

Menuda tontería.
Volví a cerrar los ojos.

Estaba agotada, pese a eso, podía notar el catéter en mi vena sin siquiera mirarlo. Era una sensación que siempre me resultaba extraña, por eso prefería evitaba pensar en él. Si le daba demasiada importancia acabaría agobiándome y sin poder evitarlo me lo quitaba, solo para colmar esa sensación.

Pasé solo un día en el hospital.
Tiempo suficiente para que bajara la fiebre y luego volví a casa a descansar.
Wesley me dio permiso para estar en casa hasta que se me pasara la gripe ya que según él no le apetecía que le pasara el vírus.

Así que pasé tranquilamente una semana en casa antes de volver al trabajo.

Una de las tardes en la que no tenía mucho que hacer abrí la caja que tenía con mis cosas de dibujo. Desde que me había mudado con las chicas no la había tocado. Darme cuenta de eso me dejó un sentimiento agridulce. Dibujar y pintar siempre había sido mi vida, pero últimamente estaba tan ocupada que apenas tenía tiempo para eso.

Saqué un bloc de dibujo y mis lápices, carboncillos, entre otros objetos y me puse a dibujar.
Sin darme cuenta los carboncillos recrearon la escena del beso en casa de Wesley.
Lo miré con detenimiento, los trazos eran sencillos y prácticos pero describían perfectamente cómo creía que había sido.

¿Por qué últimamente no dejaba de pensar en ese beso? Solo había sido un beso, uno entre tanto que había dado, o eso intentaba convencerme.

Wesley había dejado claro más de una vez que no éramos amigos, ni lo seriamos, así que debía hacer todo lo posible para olvidarme de aquella escena.
Miré una vez más el dibujo pensando en romperlo y hacer así como si nada hubiese pasado.
Tras pensármelo mucho, decidí que eran horas invertidas que me gustaría guardar, pese querer olvidar lo otro. Lo metí en la caja con todo lo demás, la cerré y me olvidé de ella el resto de la semana.

Era un miércoles cuando volví al trabajo.
Ese día iba con una falda amarilla y una camisa de manga larga de color verde con lunares blancos.

Cuando llegué a mi puesto se mascaba la tensión. La policia estaba en el edificio revisando las cámaras para intentar averiguar quiénes habían sido los atacantes de Wesley.

—Buenas tardes, señor Gallagher. ¿En que puedo servirle?

—Cohen, tráele café a los agentes por favor.

Les serví café a los agentes y luego me dediqué a hacer los recados de Missy.
Wesley no daba indicios alguno de recordar nada, y yo tampoco lo mencioné.
Y así prosiguió nuestra relación. Muy formal.

Pasaron semanas hasta que la policia dio con el nombres de los culpables. Resultó que los tipos que le pegaron en el parking eran primos de Omar. Querían venganza.
Inmediatamente la policia se puso a buscarles pero no dieron con ellos de ningún modo.

💜

Estaba en la cocina haciendo batido de frutas del bosque con avena mientras las chicas discutían sobre colores de pintauñas.

—El amarillo hace que luzcas enferma— protestó Eve negándose a pintarle las uñas de ese color.

—Genial, pero yo quiero el amarillo.

—Eres una pesada.

Me reí.

Me encanta la unión que tenían esas dos, eran como hermanas, y se pasaban el tiempo peleando por cosas absurdas, pero se querían sin lugar a dudas. Ojalá mi hermana y yo alguna vez hubiésemos sido así. Pero no, la muy maldita tenía que ser la auténtica hija del diablo.

Quedaba una semana y media para Acción de Gracias y no sabía cómo decirle a mi madre que no acudiría ese año. No quería encontrarme con Bianca y tener que fingir que la respetaba lo suficiente como para estar en la misma habitación que ella durante cinco minutos. Estaba segura que mamá diría que era inaceptable y que no iba a fallarle una vez más, sobre todo porque le había prometido que allí estaría.

Terminé de decorar las jarras del batido con frutillas y copos de avena y se lo entregué a las chicas. Eve inmediatamente le hizo una foto y subió a su stories de Instagram.
Katz en cambio le dio un sorbo y puso os ojos en blanco. No le iba tanto las redes sociales como a su prima.
—Esto es lo más orgásmico que ha probado mi cuerpo esta semana—masculló Eve haciendo carantoñas.

Feliz viernes bombones, espero que hayáis disfrutado del maratón! Que tengáis un maravilloso fin de semana. HASTA LUNES💜

ACCIDENTALMENTE TUYA © 1º PARTEWhere stories live. Discover now