78. WES

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78ÁLBUM: No todo es lo que parece

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ÁLBUM: No todo es lo que parece.
CANCIÓN: Grace - You don't own me

Di un puñetazo tan fuerte en la pared que le hice un agujero y de paso acabé magullando mis nudillos.
El dolor no me molestaba ni lo más mínimo cuanto la aparición de Rachel.
¿Por qué? ¿Por qué ahora? ¿No podía simplemente rehacer su vida con el niño prodigio y olvidarme como lo había hecho hasta el momento?
Me molestaba e irritaba que tuviese tanto morro como para presentarse en mi casa para decirme simplemente; lo siento.
¿Qué sentía en realidad? ¿Haberme dejado o haberme roto el corazón? estaba seguro de que ni siquiera lo decía en verdad.
En todo ese tiempo evaluándola, había aprendido que era fría y calculadora y si había vuelto a aparecer por allí era por algo pero me daba igual, fuera lo que fuese no iba a conseguirlo.
Solté un gruñido para liberar la tensión retenida en mi mandíbula. Debía tranquilizarme o tendría un ataque cardíaco o algo peor.
Entre eso y la confesión de Cohen tenía el día ganado.
Vale, Bybee ni siquiera era mi novia. Me había pedido que me fugara con ella a la playa pero tenía otros asuntos que atender. Aunque el hecho de que rechazara su invitación no hacía que fuera obligatorio buscarse otra carne que tocar o saborear. Vale, yo habría hecho lo mismo, entonces... ¿De verdad tenía sentido ponerme tan furioso con ella por un desliz? Si es que siquiera hubiese sido eso, un desliz. De una forma u otra, no quería perder una amiga (porque eso era lo que era Bybee, una amiga), por echar algún polvo cuando el cuerpo lo exigía.
Me reí de mi mismo al pensar en eso. Al principio ni siquiera quería que fuera amiga mía y ahora no quería que dejara de serlo.

Menuda paja mental.

Me acerqué a la cocina, la cual ya se encontraba vacía y me llené un vaso de coñac. Luego otro y otro hasta caer borracho. Nada como beber para olvidar los problemas. A menos que esos problemas te persigan cuando te despiertes de resaca y con la cara de pocos amigos de tu hermano mayor ante ti.
Solté un gruñido y me tapé los ojos con las manos mientras me los frotaba. Me dolía la cabeza terriblemente, por no hablar de la sed que tenía. Parecía que había atravesado el desierto entero sin una gota de agua.

—¿Y bien?

Volví a gruñí.

—Dime quién te ha llamado para que lo despida inmediatamente.

Mi hermano soltó un suspiro impaciente.

—Tú, tú me llamaste a las cuatro de la mañana soltando cosas incomprensibles así que aquí estoy.

Me incorporé en la cama lentamente con dificultad y algo de vértigo. Necesité un par de minutos para poder al fin mirarle, pero al hacerlo tuve que correr al baño vomitar hasta las tripas. De fondo mi hermano me soltaba los mil y un motivos por el que yo había dejado de beber. Tras unos minutos bastante desagradables, me lavé la cara y los dientes. Ya me sentía algo mejor.

ACCIDENTALMENTE TUYA © 1º PARTEWhere stories live. Discover now