ACCIDENTALMENTE TUYA © 1º PARTE

86.WES

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ÁLBUM: ¿Qué?
CANCIÓN: Pason James - Only you

Bee: No.
No pude evitar sonreír.
Esa chica reflejaba a la perfección la teoría del caos.
Había tenido en mente toda la semana recogerla e ir directamente a la exposición, pero no me había dado ninguna señal de que accediese a ello. Tras hacerme con su dibujo, lo había guardado con mucho cuidado en mi despacho, había intentado quitar los pliegues de haberlo doblado y había dejado lo mejor posible.
Cohen tenía talento, eso era innegable, sus trazos eran delicados y precisos e indudablemente conseguiría inversores en un abrir y cerrar de ojos si decidiera hacer una exposición. Tenía intención de proponérselo, era buena en lo suyo, seguro que se llevaba una buena pasta, pero siempre que pensaba en decírselo, lo dejaba correr, con ella nunca sabía si se lo tomaría a bien o lo tomaría como un insulto que yo intentase mover unos hilos para ayudarla.

Suspiré negando con la cabeza y guardé el móvil en el bolsillo de la americana.

La exposición empezaría en una hora y todavía seguía en casa haciéndome el nudo de la corbata.

Alex, mi asesora me pidió que llegara una hora antes para no dejar a nadie esperando por mi discurso, pero eso no iba a pasar.
Terminé de arreglarme y bajé de dos en dos las escaleras.
Tony y Mason aguardaban en silencio con los brazos cruzados contra la espalda.
—Vamos con retraso—evidenció Tony con voz tranquila.
—Lo sé, será mejor que nos pongamos en marcha o cogeremos atasco.
Suspirando ruidosamente por la nariz pasé entre ellos y me dirigí al coche para emprender el viaje hacia Garden Hart.
La Galería Garden Hart era una de las más grande de toda la ciudad, estaba en lo alto de la colina Hart, de ahí el nombre. El jardín que lo rodeaba estaba repleto de flores silvestres. Y las vistas desde allí eran espectaculares, se podía vislumbrar todas las luces de la ciudad.
A Emily le encantaba las luces de pequeña, se quedaba embobada mirándolas siempre que subíamos a la colina Hart con nuestros padres.
Volví a sacar el teléfono y le envié un mensaje a mi hermana, llevaba un tiempo sin saber nada de ella. Cosa bastante rara ya que siempre nos estaba llenando el WhatsApp de mensajes.
Wes:¿Vendrás a la Expo?
Segundos después se conectó y contestó.
Emy: No puedo, he cogido un vírus y soy esclava del WC... lo siento, seguro que lo petas. Te quiero❤️
Ladeé una sonrisa. Tenía que estar muy mala, de lo contrario no se lo perdería. Emy sabía lo mucho que me apasionaba ese hobbie, y siempre me había apoyado. Al menos podía contar con ella, para mi abuelo y mi madre era una pérdida de tiempo. Quizá tuviesen razón, no ganaba tan bien como con la empresa familiar pero me gustaba lo que hacía. Me gusta el efecto que causaba mi arte en las personas, esas miradas llenas de curiosidad, admiración, diversión e incluso desinterés, era lo mejor de mi trabajo como fotógrafo.
Wes: Animo, mañana paso a verte.
Emy: okay.
Bloqueé el móvil y cerré los ojos unos instantes.
Había sido una semana dura, la había pasado de reunión en reunión y no había tenido tiempo para pensar en nada más que en que el año estaba a punto de acabar y aún quedaban miles de cosas por confirmarse. Ni siquiera tenía claro donde sería la fiesta de noche vieja empresarial de ese año. Los tres locales que tenía en mente estaban cogidos y el tiempo se me caía encima. A ese paso tendría que ser en la casa familiar y estaba seguro de que a mi abuelo le iba apetecer mil veces menos que a mí, pero era una tradición.
En la empresa sólo celebrábamos dos fiestas, y esas eran el día en que mi abuelo fundó la empresa y el otro era noche vieja, y no podía creer que por una vez que mi abuelo hubiese dejado eso en mis manos yo no fuera capaz de encontrar un sitio que estuviese a la altura.

El coche se detuvo lentamente y yo abrí los ojos. El viaje se me había hecho corto, ya estábamos delante de la entrada de la galería. Tanto los chicos como yo nos bajamos del coche, Mason entregó las llaves al aparcacoches y luego iniciamos la caminata hacia el interior del edificio.
La Sinfonía 9 de Beethoven alegraba el ambiente, in lugar a dudas era una de mis sinfonías favoritas. Ladeé una sonrisa y miré hacia el final de las escaleras, alguien acababa de salir a tomar el aire. Me detuve unos segundos al darme cuenta de quién se trataba.
Al verme se le asomó una sonrisa pícara a labios, se cruzó las piernas mientras se balanceaba ligeramente por el frío. Llevaba la misma gabardina de mis sueños y por un segundo tuve un dejavú. Si supiera ella todos los sueños húmedos que había tenido con esa vestimenta seguramente la quemaría.
Siempre me pregunté si los sueños intentaban decirnos algo, si fuera así, me decían que estaba fascinando por aquella chica tan testaruda.
Terminé de subir los escalones que faltaban para llegar a su encuentro, una sonrisa torcida realzó mis rasgos y de forma casi nerviosa metí las manos en los bolsillos.
—Creía que no venías. Te ves... estás preciosa.
Ella sonrió de oreja a oreja y luego me señaló con el dedo de forma grácil.
—Tu tampoco estás mal señor G. — Se pasó la mano por el pelo y luego miró por un segundo detrás de mí —. Vengo por mi dibujo, ademas... no vengo sola.

Se hizo a un lado para esquivarme y empezó a descender las escaleras. La seguí con la mirada para contemplar como se dirigía al chico que se acababa de bajar de una moto y se deshacía del casco de seguridad.
—¿Qué?— fue lo único que mis labios resoplaron mientras la sorpresa me abofeteaba con una brisa helada.

Hasta el lunes bombones💜