16. El trato.

697 75 14
                                    




No dije una sola palabra, solo obedecí su orden como si fuera un pequeño niño. Su reacción me sorprendió demasiado, no creí que fuera a golpear a Mauricio aunque la verdad se lo merecía y si soy honesto, se merece más por lo que me hizo. Mi cuerpo temblaba no sé si es porque hace poco estuve acorralado por su cuerpo, o si es por haber golpeado a Mauricio, o si fue su tono de voz lo que me sorprendió, o todo lo qué pasó, no lo sé.

Lo veo acercase a mí despacio, creí que me haría algo, pero solo se acercó para tomar su ropa que estaba a mis pies, supongo que ya se irá, ya que no tenemos que seguir fingiendo, se estaba vistiendo despacio. No pude alejar mi mirada de su cuerpo, es tan sexy.

—¿Vas a estar bien solo? – preguntó minutos después de haberse vestido.
— ¿Ah?, yo.... Sí, no se preocupe, gracias por lo que hizo por mi – dije viéndolo a los ojos, podía sentir como mis mejillas se sonrojaron, ya que sentía mi rostro arder.

—¿Seguro? – preguntó.
—Si – dije.
—Dudo que se vaya a ir, prepara tus cosas – dijo sentándose en el sofá.
—¿Ah? – dije sin entender.
—Te quedarás esta noche en mi casa, prepara tus cosas – dijo tomando su teléfono.
—No es necesario, puedo llamar a mi amigo Nikolas para que se quede conmigo – dije.
—Como quieres – dijo levantándose.



Vi cómo se acercaba a la puerta, sin dirigirme una mirada o una sola palabra....
Y se fue...., me quedé observando la puerta por donde se fue durante sabe quien cuanto tiempo.
Cuando reaccione tomé mi teléfono y le marqué a mi mejor amigo, Nikolas, sabía que podía llamar también a Lucía, pero le prometí a Nikolas que lo llamaría a él de inmediato en caso de que Mauricio apareciera en mi casa o en el hospital de nuevo. Después de llamarle por tercera vez, contesto....


— ¿Por qué no contestabas? – fue lo primero que dije.
—Lo siento, estaba en el club – por su tono de voz, sabía que estaba alegre.
—¿Qué sucede? – preguntó finalmente
—Mauricio ha venido esta noche a mi casa – dije sentándome en mi cómodo sofá
— Enseguida voy para allá, cierra con seguro, ¿ de acuerdo? – dijo.
— De acuerdo – digo y escucho como se corta la llamada.

Hago caso a mi amigo, me acercó a la puerta y colocó todos los seguros, no quería que Mauricio intentara algo, así que por seguridad Nikolas había reforzado los seguros de la puerta principal. Al principio creí que exageraba, pero ahora agradezco que lo hizo. Mientras esperaba a que mi amigo llegara, fui a mi habitación y me puse algo de ropa, no quería que me encontrara desnudo.

Nikolas al fin llegó y trajo comida china, no había tenido hambre, pero al ver las cajas, hace que mi estómago ruja como nunca.
— Ya veo porque has tardado tanto – dije dándole espacio para que entre a mi departamento.
—Supuse que no has comido nada – dijo dirigiéndose a la cocina.
—Acertaste – dije cerrando la puerta nuevamente con seguro.

—¿ Y bien? – dijo.
—¿ Y bien qué? – dije tomando una de las cajas para luego ir a la sala.
—¿ Qué te dijo él muy imbécil? – preguntó sentándose a mi lado.
— Me dijo que era un puto – dije encendiendo el televisor en busca de una película.
— Ese infeliz – dijo enojado.
— Descuida, se fue con un buen golpe en su rostro – dije sin importancia.
—¿ Lo volviste a golpear? – preguntó viéndome directo a la cara.

—No – dije sosteniéndole la mirada.
—¿Entonces? – dijo.
—Emilio Osorio, el nieto de Samuel fue quien le dio un buen golpe, en su horrible rostro – dije empezando a comer.
— Espera, ¿qué? – dijo incrédulo.
—Lo que escuchaste, el nieto de mi paciente fue quien le dio su merecido a Mauricio – dije tranquilamente.
— ¿Y qué hacía él aquí? – preguntó.

— Ayer colapse y me desmayé en sus brazos en el hospital – dije.
—¿Estas bien?, dijo tocando mi frente para ver si tenía fiebre.
— Nikolas habló enserio, me excedí con las horas de trabajo y mi cuerpo no resistió  más, cuando él se me acercó para hablar de su abuelo y de su propuesta, colapsé y me desmayé. Cuando desperté al otro día, estaba en su casa. Preparo algo de comer, comimos y después me trajo a su casa, pero olvidé mi teléfono en su auto, cuando él venía a devolvérmelo, contestó una de tantas llamadas del imbécil de Mauricio y término aquí en mi departamento, golpeando a Mauricio – dije sin detenerme.


—Vaya.... – dijo recostándose en el sofá.
— Lo sé – agregué – fue él quien me avisó de que Mauricio estaba afuera del edificio, así que empezó a desvestirse en mi sala y camino por toda la casa como si fuera el dueño. Abrió la puerta cuando Mauricio tocó y lo enfrentó, le dijo que yo era su prometido, que era de él y de nadie más. Agarro la mano de Mauricio para evitar que este me golpeara y cuando me ordenó entrar en la casa, me asuste, no pensé que me fuera a intimidar tanto su voz – dije tomando aire.


—¿Qué se desvistió acá en tu sala? – preguntó con los ojos tan abiertos, que parecía que iba a salirse de su órbita.
—¿ No escuchaste todo lo que te dije? – ahora soy yo quien preguntó.
— Me perdí cuando dijiste que se desvistió en tu sala, ¿ por qué lo hizo?
—Dijo que deberíamos fingir que habíamos tenido sexo con la intención de que Mauricio se fuera, así que empezó a quitarse la ropa, pero... – no pude seguir hablando, ya que mi mejor amigo me interrumpe de mi explicación.


—¿ Y qué tal está? – no podía creer , lo que a él le interesaba.
—¡Niko! – dije.
—¿Qué?, ¿ está bueno si o no? – dijo.
—Si, es como si lo hubieran esculpido todos los dioses que pueden existir – dije suspirando al recordar su cuerpo.
— ¿ Y está bien equipado? – preguntó con una sonrisa
—Eso parece – dije mordiéndome los labios.
—Yo que tú me lo hubiera follado como agradecimiento – dijo, lo que me hizo reír a carcajadas.
—Tu nunca cambias – dije aun riéndome.
—No lo haré.... pero volviendo al tema, estoy seguro que mojaste tus bóxers al verlo desnudo – dijo.

—No tenía bóxers –dije sonrojándome por segunda vez esta noche.
—¿ Te acostaste con él? – gritó sorprendido.
—No, no lo hice, estaba dándome un baño cuando él tocó la puerta, así que me envolví en mi bata de baño, por eso no tenía bóxers puestos, pero si, me mojé – dije volviendo a mi comida.
— Pero que perro – dijo riendo.
— No puedes culparme, estoy seguro que te hubieras puesto igual o peor que yo – dije sonriendo.

— Ya quisiera yo poder probarlo, aunque sea una vez – dijo.
—Y yo – dije recordándolo casi desnudó caminando por mi departamento.
—Volviendo a Mauricio, ¿ qué harás con él? – preguntó cuando terminamos de comer.

— El trato es que él me ayudará a quitármelo de encima – dije.
—¿El trato?, ¿qué trato? – preguntó.
—Acepte su propuesta, fingiré tener una relación con él frente a Samuel y Mauricio – dije finalmente.
—¿ Aceptaste? – dijo sorprendido.
— Si, pero no es por la razón que te imaginas. Solo lo hice porque me puede ayudar a quitarme de encima a Mauricio tal como me dijiste, pero también por el cretino de hijo que tiene Samuel – dije enojándome al recordar a ese cretino.


— ¿ Qué tiene su hijo?, ¿ acaso está más bueno que el nieto? – su último comentario me hace reír.
—Claro que no, es terriblemente, es muy feo.
Pero es un imbécil, un cretino, en toda la extensión de la palabra – dije.
—¿Por qué lo dices? – preguntó.

— Lo escuché hablar por teléfono con alguien, dijo que no podía creer que Samuel aún seguía vivo, que no esperaba la hora en que su padre muriera para que él tomara el poder de la empresa familiar y que haría cualquier cosa por ser el único dueño. ¿ puedes creerlo? – dije más que furioso.

—Que hijo de puta – dijo enojado también.
— Lo sé, pero no dejaré que le haga algo a Samuel.
Él se convirtió en mi amigo, le tengo cariño en el poco tiempo que lleva como mi paciente aprendí a quererlo, así que no dejaré que su hijo le haga algo. Presiento que ese cretino es capaz de cualquier cosa. Cuando lo avisaron que Samuel había sido ingresado de nuevo en el hospital, no fue capaz de avisarles a los demás de su familia, así que yo tuve que llamar a Emilio para avisarlo – dije recordando lo que había pasado el día anterior.
— No puedo creerlo – dijo Nikolas
— Ni yo – dije.

Enamorado de un idiota millonario (Emiliaco ) ❤️Where stories live. Discover now