32. Ha despertado a mi amigo.

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Al llegar al hospital, estaba estacionado el auto, cuando vi a un hombre bajar de un Aston Martín DB5 aunque es un auto viejo se veía bien cuidado. Mi atención se quedó en el hombre, aunque no es mi tipo, no es como los hombres que he estado hasta ahora, ha llamado mi atención. Lo observo unos segundos y veo como entra al hospital, no sé porque, pero en este momento deseaba tenerlo entre mis brazos y hacerlo mío.


Decido quedarme unos minutos en el auto, ya que al pensar en ese hombre en muchas posiciones, ha despertado a mi miembro y debía calmarme antes de entrar y que todos observarán mi paquete. Después de haberme calmado, salgo del auto y camino hasta la recepción para preguntar por la habitación en la que estaba mi abuelo. Caminaba por el pasillo hasta que lo volví a ver, tenía una bata puesta, por lo visto, trabajaba aquí, ya que hablaba con una de las enfermeras, además de que llevaba uniforme. Ahora que lo sé, trataré de visitar más seguido a mi abuelo durante el tiempo que estará internado. Lo observo un tiempo y me genera mucha intriga saber quien es él.



Nuevamente siento como mi miembro empieza a despertar, meto mis manos a los bolsillos de mi pantalón con la intención de que no sea tan notable lo que pasaba. Cuando vi que se ha ido, me acercó a la enfermera con la que él hablaba y pregunté por el número de la habitación de mi abuelo. Las mujeres que había presentes no dejaban de verme, sabía el poder que tenía sobre las mujeres, pues soy un hombre apuesto. He ejercitado mi cuerpo por años, soy alto y tanto el color de mi cabello como el de mis ojos son negros y son intimidantes para ellas. Me gusta el control y sobre todo dominar en el sexo. Siempre me ha gustado que mis parejas me ceden el control de forma voluntaria, soy muy posesivo con lo que es y considero mío, de mi propiedad. Jamás he amado, me he negado y me he cerrado por completo al amor. Te vuelve un completo imbécil, te ciega como fue en el caso de mi madre, quien sigue soportando las múltiples infidelidades de su esposo, del hombre que ella dice amar.


Dejo de tener estos pensamientos sobre el amor y también me obligó a dejar de pensar en el hombre del Aston Martín DB5 y trato de concentrarme en buscar a mi abuelo. Antes de entrar en la habitación, escucho varias voces, por lo visto todos han llegado. Entro en la habitación sin tocar y mi cara expresa la mirada gélida de siempre.


— Hijo al fin llegas – dice mi madre acercándose a mí.

— Madre – dije a modo de saludo.

— Ya era hora – dice ese señor al cual no considero como mi padre.

— Emilio, hijo acércate – dice mi abuelo.

—¿Cómo te sientes? - pregunto de forma muy fría
— He estado mejor – dice.



Pude ver en sus ojos que algo malo pasaba, pero él trataba de ocultarlo, pero le fue imposible ocultarlo de mí. Lo estoy observando y nadie dice nada, hasta que empiezo a escuchar a los que estaban aquí presentes, hablaban de cosas sin sentido, no tenía interés alguno de ser parte de esa conversación. Así que acercó a la ventana que había en la habitación y observo la ciudad sin expresar una sola palabra.

Todos eran unos ruidosos, no eran capaces de callarse y lo peor de todo, es que varios de ellos solo tienen interés en poder heredar todo. Solo son unos hipócritas, escuchaba una que otra cosa que decían, pero seguía ignorando a cada uno de ellos cuando hablaban, hasta que escuché la puerta abrirse, me volteé a ver quien había sido y lo vi ahí de pie junto a la puerta.


Me estaba mirando y yo a él, como si nadie más existiera, no podía dejar que vean mi interés hacia él, así que tuve que poner mi mirada más intimidante en él. No sé cuánto tiempo exactamente nos quedamos viéndonos fijamente, sentí como mi miembro quería despertarse de nuevo por tercera vez en un solo día ¿ que es lo que tendrá este hombre para que reaccione así con su presencia? Sinceramente no lo sé. Pero quería viendo sus hermosos ojos, hasta que escuché la voz que más odio en el mundo.


— ¿Piensa decirnos que está pasando o se quedará viendo cómo una inútil estatua? – le grita Ernesto, mi padre. Mi abuelo lo manda a callarse, pero él no quiere hacerlo. Iba a exigirle que se calle, pero él se me ha adelantado.

— Disculpe señor,  en ningún momento he sido irrespetuoso con usted, así que le pido, no, mejor dicho, le exijo que me respete. No soy un inútil, por algo soy la neurocirujano de su padre – dice golpeando con unos papeles la mesa que había al lado de mi abuelo, su respuesta me ha sorprendido, pero curiosamente me ha gustado lo que le dijo.


—¿Cómo se atreve a hablarme de esa manera? – dice Ernesto furioso.

—¡Ernesto! – grita mi madre.

—¡QUE TE CALLES DIJE! – le grita ahora mi abuelo.

Me di la vuelta para ocultar la sonrisa que empezaba a asomarse en mis labios, sin duda era un hombre interesante. Me gustaría hacerlo mío de muchas formas, me gustaría volver a escucharlo hablar de esa forma. Se ve que es un hombre de carácter fuerte, no es el típico hombre, como ya había dicho, su cabello es castaño y sus ojos eran color miel, tenía buen cuerpo, buenas curvas, es bello no lo negaré y ha llamado mi atención de una manera inimaginable.


—¿Cuanto tiempo? – dije después de haberlo escuchado que eran malas noticias.

— A lo mucho un año – dice.

—¿ Diagnosticó? – pregunto aún sin voltearme.

— No te preocupes muchacho puedes hablar sin problemas – dice mi abuelo.

— Samuel la tomografía nos reveló que tienes una aneurisma muy grande y por su ubicación no es operable, si nos arriesgamos a realizar la cirugía podrías morir en cualquier momento – lo que dijo me hace sentir una punzada en mi pecho, sabía que mi abuelo no estaba bien, sabía que me ocultaba algo.

— No te preocupes muchacho, ya he vivido mucho tiempo y fui muy feliz – le dice mi abuelo para tranquilizarlo.

—Lo lamento mucho Samuel, me gustaría poder hacer algo más, pero no puedo – por cómo se escuchaba su voz parecía que se resistía a no llorar.

— Lo entiendo, gracias por todo Joaquín – le dice mi abuelo.

— Retírate – digo por fin.

Los escuché hablar sobre mí, pero no me importaba que era. Solo me importaba hablar con mi abuelo sobre su diagnóstico, sobre cuales eran las posibles soluciones a su problema de salud. Cuando el doctor se retiró por fin, me volteó y me quedo mirando en total silencio a mi abuelo, esperando a que me diga por qué no me había dicho, estoy seguro que lo sabía desde hace mucho, por la forma en como le respondió a su doctor.

—¿Desde cuándo? – pregunto al ver que él no me dirá nada.

— Hace ya un tiempo – dice viéndome a los ojos.
— ¿Cuándo? – quiero saber con exactitud hace cuanto tiempo lo sabe.

— Dos años – dice y de nuevo siento esa punzada en mi pecho.

— ¿ Por qué no me lo dijiste? – pregunto
— No quería preocuparte – dice.

— No soy un niño – le digo.
— Lo sé, pero aún eres mi nieto y eres como un hijo para mí. No quería preocuparte con algo tan tonto – dice muy tranquilo.

—¿Tonto? . . . Estamos hablando de tu salud, no es algo tonto – dije a modo de regaño.

— Ya no hay solución, solo me queda disfrutar del tiempo que me queda con mi familia y disfrutar de mi trabajo – dice.

— El trabajo es lo de menos ahora, sabes que yo me haré cargo de todo mientras estés ausente, debemos buscar otra opinión, ver si otro médico te opera – dije.

— No es posible, ya he consultado con otros médicos y opinan lo mismo que Joaquín – dice.

— ¿Joaquín? – pregunto.

— Si, es el doctor que acabas de pedir que se fuera de la habitación – dice señalando la puerta.

— Aún así, quiero otra opción – dije y era mi última palabra.

— De acuerdo dice resignándose.

Enamorado de un idiota millonario (Emiliaco ) ❤️Kde žijí příběhy. Začni objevovat