21. Mal humor.

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Emilio ya se ha ido, observó mi nuevo teléfono sin sacarlo de su caja. Nunca creí que aceptaría este tipo de cosas por parte de otra persona, siempre fui muy independiente, mi primer teléfono, mi primera computadora y incluso mi primer auto y departamento los compré con mi propio esfuerzo. Mis padres adoptivos siempre estuvieron dispuestos a darme las cosas que necesitaba para estudiar y también para mí trabajo, pero no lo acepte, ya que el hecho de que ellos me adoptaron y me recibieron en su hogar y el amor que me daban, era suficiente para mí.

Siempre estaré agradecido con ellos, por dejarme ser parte de su familia, fui muy feliz con ellos desde que fui adoptado, nunca me rechazaron, ni me trataron mal como lo hicieron mis padres biológicos, fui y soy feliz con mi nueva familia.

Durante toda la noche, no pude dejar de pensar en Emilio. El hecho de que viniera a mi departamento en horas de la madrugada, me pareció realmente extraño, parecía que quisiera decirme algo más, pero no lo hizo.
El hecho de que me informara que se iba de viaje y que solo me ayudaba por cumplir con su parte del trato, me hacía enojar, pero también me ponía triste y no entendía el porqué de esos sentimientos. Él y yo no éramos nada, ni lo seremos, no hay ninguna oportunidad para nosotros, nuestra relación es solo una farsa con el propósito de que él pueda conseguir la presidencia de las empresas hoteleras Osorio y yo solo quería desenmascarar al hijo de Samuel.

Al final no pude dormir absolutamente nada esta noche, tenía muchos pensamientos, sobre Emilio, sobre Mauricio, pero sobre todo sobre Emilio. Me levanté de mala gana de la cama, no quería trabajar, pero no podía faltar. Odio faltar y ser irresponsable con mi trabajo, siempre soy responsable en todo y no pienso ser lo contrario.

Llegue al hospital y lo primero que hago es saludar a las enfermeras, colegas, y camine a la sala de descanso. Me cambio de ropa y empiezo de forma inmediata hacer el recorrido por cada habitación de mis pacientes. Tenía muy mal humor el día de hoy y eso se debe a no haber dormido nada.
Si, Joaquín Bondoni se convierte en todo un amargado, cuando no duerme y no come bien, lo admito, ese es lo que soy cuando me faltan horas de sueño o cuando no como bien, normalmente soy tranquilo y pacífico, pero cuando me falta una de esas dos cosas, todos los que me conocen saben que seré un completo amargado con ellos y más les vale tener cuidado de no cruzarse en mi camino.

Mi día iba de mal humor en mal humor, los pobres residentes han sido quienes sufren por mi cambio de humor. Los que se enteraron de lo sucedido el día anterior, asumieron que mi mal humor se debía a lo ocurrido, pero la verdad es que ni yo mismo sabía si esa era la causa o si estaba así por culpa de Emilio Osorio, simplemente no lo sé.
El último paciente que debía ver hoy y a quien podré dar la alta es justo Samuel. Camine hasta su habitación y toque la puerta antes de entrar, y después de escuchar que podía pasar, entre despacio.

— Hola Samuel – salude con una sonrisa.
— Hola querido, te dije que podrías llamarme abuelo – dijo sonriendo al verme.
— Lo siento, es que aún no me siento tan seguro de llamarte así, lo siento – dije jugando con mis manos por los nervios.

— Entiendo, creo que me he precipitado un poco.
Pero, aún somos amigos, ¿ verdad? – dijo un poco avergonzado y triste por no llamarlo de esa forma.
— Claro que si, eso no cambiará nunca – dije acercándome a él.
— ¿Cómo te sientes? – pregunta y me mira atentamente como si tratara de averiguar si le voy a decir la verdad o si voy a mentir.
— Estoy bien – dije tratando de sonreír para no preocuparlo.

— ¿Estás seguro? – dijo no muy convencido.
— Si, no te preocupes.
Tengo buenas noticias para ti – dije tratando de evitar el tema.
— ¿ Qué noticias querido? – dijo aceptando mi cambio de tema.
— Puedes irte a casa, tus exámenes salieron muy bien, así que no hay porque retenerte aquí – dije sonriendo.

– ¿Me estás hablando en serio? – pregunta feliz como un niño cuando le regalas su primer dulce.
— Si, puedes ir a casa. Pero... te quiero cada ocho días en mi oficina, para hacerte chequeos para asegurarme que todo sigue en orden, ¿ está claro? – dije a modo de regaño.
— Más claro que el agua – dijo riendo.

Nos quedamos hablando un buen rato, hasta que fui llamando por uno de los residentes. Uno de mis pacientes a cual opere hace una semana había entrado en paro cardiaco,intentamos por todos los medios salvarlo, pero fue imposible, ya se había ido. Tuve que informar a su familia y ver cómo sufrían por perder a su ser amado, sin duda alguna, esta era la parte más difícil de mi trabajo.


Nuevamente no quería quedarme solo en mi departamento, sentía miedo estar solo. Pero no tuve opción, Nikolas me había mandado un mensaje diciéndome que sus padres y su hermano han llegado de visitas y que no sabe cuánto tiempo se quedarán y se disculpó por eso. Le dije que no debía preocuparse, su departamento solo contaba con dos habitaciones y no habría espacio para mí, no quise preocuparlo y le dije que estaría bien.

Me detengo en la sala de mi departamento, se sentía vacío. Es muy grande para mí solo, creo que adoptaré un perro o un gato mejor, ya que los gatos son más independientes que los perros y no tendré que preocuparme por sacarlo todo el tiempo, ni tampoco por llegar y encontrar quien sabe que a causa de él o ella.
Mañana tendré libre en la mañana, así que iré al refugio de animales para adoptar un gato, desde hace mucho tiempo quiero adoptar una mascota, pero debido a mi trabajo me era imposible cuidar de él, ya que antes mis turnos de trabajo era al doble que ahora, por lo tanto ahora podré tener al fin una mascota que me haga compañía.

Enamorado de un idiota millonario (Emiliaco ) ❤️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora