47 .Dime la verdad.

474 55 56
                                    





Al final el imbécil ese se ha ido, entro al departamento y recojo mi ropa. Le pregunto a Joaquín si estaba seguro de que estaría bien estando solo, él me dice que si, siento que me está mintiendo, sin embargo, lo dejo pasar. Después le digo que debía preparar sus cosas, porque esta noche se quedaría en mi casa, no quería dejarlo solo, pero él seguía insistiendo que no era necesario y al final me rindo, dejo que haga lo que quiere.

Me doy la vuelta y salgo del departamento sin girarme para verlo. Aún estaba furioso por lo que acababa de pasar, al llegar a mi casa voy directo al gimnasio necesitaba golpear algo para calmar mi ira y por eso me desquité por unas horas en el saco de boxeo que tenía allí hasta sentir el cansancio. Me doy una ducha y luego voy directo a la cama.

Era un nuevo día, me arreglé y salí para la oficina, ya me había ausentado lo suficiente. Unas horas después recibí una llamada de mi abuelo, contesté al primer tono para asegurarme de que a todo estaba bien.

— Hola - digo.

— Emilio, hijo. . . ¿Donde estás?- me pregunta.

— En la oficina - contesto de forma fría.

— Te llamó para avisarte que el domingo habrá una cena en la mansión, tienes que ir con Joaquín y no acepto excusas, y ven al hospital -  dice y después cuelga la llamada sin dejarme replicar.

Frunzo el ceño por lo que acaba de hacerme mi abuelo, no tenía más opción que invitarlo. La exigencia de mi abuelo me decía que debía hablarme de algo importante, así que dejo el trabajo a un lado.

Salgo de mi oficina con rumbo al hospital, no quería verlo hoy, así que pensaba entrar y salir rápido de allí. Al llegar al hospital, decido enviarle un simple mensaje a su celular para invitarlo a la cena de este domingo con mi abuelo.

Domingo, cena con mi abuelo. . . E.O.

Está bien. . . J.B.

Paso por ti a las seis, ponte algo elegante. . . E.O.

Su respuesta me pone de mal humor, por un momento quise recibir otro tipo de mensaje, pero no podía hacer nada, era mejor así. Al final decido responderle con otro mensaje para que tuviera presente que el domingo tenía que verse guapo, no quería ser él hazme reír, ya que ese día a la cena vendría toda la familia Osorio no solo mi abuelo. Iba a entrar a la habitación de mi abuelo, pero este sale antes que yo entrará.

—¿Por qué tardaste?-pregunta.

— Vine lo más rápido que pude, además tengo mucho trabajo - dije.

— Ven - dice pasando por mi lado.

—¿A dónde vas? - le pregunto pero me ignora.

Camino detrás de él y el camino se me hizo conocido, ese era el camino para llegar a la oficina de Joaquín, ¿en que piensa mi abuelo?. . .

— Abuelo, quieres decirme de una vez por todas qué sucede - le digo.

— Tengo un mal presentimiento - dice.

—¿Y por eso me hiciste venir? - pregunto sin comprender.

— No - dice sin dejar de caminar.

—¿Entonces para qué querías que viniera? - le pregunto.

—¡Joaquín! - grita y lo veo correr.

Mi corazón se detiene por un momento al ver que el sujeto de ayer tenía agarrado del cuello a Joaquín, impidiendo dejarlo respirar. Corro hacia Joaquín y le quito de encima a ese imbécil, esta vez no iba a contenerme. Empecé a golpear su rostro, una y otra vez. La ira me estaba cegando, no escuchaba nada, solo quería seguir golpeándolo por haber lastimado a Joaquín.

—¡Emilio!. . . Emilio te lo suplico, detente - escucho al fin, era la voz de Joaquín.

—¿Acaso quieres que deje que te lastime? - le pregunto furioso.

— No, solo no quiero que te conviertas en un asesino. Por favor detente. Dejemos que la policía haga lo suyo. Por favor. . . - me dice sosteniendo mi rostro con sus manos.

No quería detenerme, quería seguir golpeándolo hasta matarlo. Pero ver en los ojos de Joaquín la súplica para que me detuviera, me convence y lo dejo en paz. Al fin y al cabo, ya lo había dejado inconsciente por tanto golpearlo. Unos guardias del hospital llegan y se encargan de dar aviso a la policía, y todo lo demás.

— Lo siento - digo al fin.

—No tienes nada que lamentar, gracias por salvarme - dice abrazándome.

Su abrazo me calma un poco, se sentía bien tenerlo cerca de mí. La ira que sentía hace tan solo unos segundos se había esfumado. Al principio mi cuerpo se tensa, pero me permito responder a su abrazo, para hacer que su cuerpo deje de temblar. Le pregunto si está bien y él me responde que si, mi abuelo me exige llevarlo a su habitación para que se calme. Él se encargaría de la situación. Lo tomó en mis brazos y él me reclama diciendo que podía caminar solo, pero yo necesitaba sentirlo cerca de mí. Necesitaba saber que de verdad estaba bien. En la habitación lo examinó para ver si realmente está bien, solo tendrá un enorme hematoma por la presión ejercida en su cuello, al verlo comenzaba a enojarme de nuevo, pero traté de reprimir ese sentimiento.

Quería decir algo, pero parecía como si no tuviera voz. Joaquín seguía sin soltarme la mano y yo no quería que lo hiciera, hasta que escuché la voz de una mujer y la vi entrar. La mujer lo preguntó si estaba bien y sobre que había pasado, suelto su mano para que la mujer lo examine, ya que supuse que ella también era doctora por su bata. Les doy algo de espacio para que hablen, mientras yo contestaba una llamada, no sin antes decirle a Joaquín que le daría un nuevo celular.

— Hola querido - esa voz.

—¿Qué quieres? - pregunto enojándome de nuevo.

— Verte - responde.

— Dime la verdad, ¿qué es lo que quieres? - digo.

— Ya te lo dije, solo quiero verte, te extraño - dice.

— Mientes - dije.

— Emilio, no te miento. Por favor, dame una oportunidad de enmendar mi error. Solo déjame verte - dice - no sabía si creerle, mi instinto me dice que no debía hacerlo.

— Dime la verdad - digo de nuevo.

— Te estoy diciendo la verdad - insiste.

— No te creo - digo y cuelgo la llamada.


¿Quien creen que es esa mujer que está llamando a Emilio?

Enamorado de un idiota millonario (Emiliaco ) ❤️Where stories live. Discover now