45. Deja de burlarte.

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Estaba cansado de escuchar las mismas peleas de siempre, Ernesto reclamando que quería ser el heredero de toda la fortuna de la familia Osorio. Lo único que consigue con eso es humillarse y honestamente me divierte ver como se humilla. Al final él decide rendirse por hoy sobre este tema y se va de la habitación, furioso y rojo como un tomate.

—¿Cuándo será que va a cambiar? - escucho decir a mi abuelo.

— No se rendirá hasta ser tu heredero - dije sin moverme de mi sitio.

— Como me gustaría que todo fuera diferente - menciona.

— Él nunca va a cambiar y lo sabes - dije.

—¿Y Joaquín? - pregunta cambiando de tema.

— Él tuvo una recaída - dije directo al grano como siempre.

—¿Qué? - al ver su rostro vi preocupación pura hacia el estado de Joaquín.

— Ahora está bien, solo se desmayó por el cansancio. Un doctor lo examinó, no hay riesgo alguno. Solo exceso de trabajo, por ahora está descansando en una habitación - dije suspirando al recordar el miedo que sentí al ver cómo se desmayaba en mis brazos.

— ¿Y ese suspiro? - pregunta sonriendo.

—¿Qué suspiro? - pregunto haciéndome el que no sabe de qué está hablando.

— Nada, olvídalo. Vamos quiero verlo - dice levantándose de la cama.

— Tienes que descansar, después podrás verlo - dije frunciendo el ceño al ver que se levantaba.

— No me importa lo que digas, quiero ver a mi hijo - dice - y yo me quedé en shock , así me dejo con lo que acaba de decir.

— ¿Hijo? - pregunto alzando las cejas.

—¿Qué?, vas a casarte con él. Me imagino que ya estás en plan de conquista, espero que lo estés. Si tienes problemas con eso, te ayudaré. Soy bueno en eso, ¿cómo crees que conquiste a tu abuela? - pregunta muy feliz.

— Aún así, no respondes mi pregunta ¿ por qué lo llamas hijo? - pregunto.

— Porque así lo considero, dentro de poco será parte de nuestra familia. A ti te he tratado más como mi hijo, que como nieto. ¿Por qué no puedo tratarlo a él como a un hijo?, al fin y al cabo, será mi nieto en poco tiempo - dice enojándose conmigo.

— Pero aún no lo es, que yo aceptará tu condición, no significa que él acepte. Ni siquiera acepto mi invitación a cenar, ¿cómo va aceptar que lo llames hijo? - ¡Maldición!, de nuevo cometí un error al hablar sin pensar.

— Ya veo. . . Así que era eso. . . - dice pensativo

—¿De qué hablas? - pregunto poniendo mis manos en mi cadera.

— Ahora entiendo tu mal humor, fuiste rechazado - dice burlándose de mí.

— Deja de burlarte - dije enojado.

—¿Qué?, es gracioso saber que por primera vez un hermoso hombre te ha rechazado - dice riéndose a carcajadas.

Mi mal humor aparece de nuevo, al ver como se burla de mí por ser rechazado por su doctor. Trato de calmarme, pero mi abuelo no para de reír  al ver que no detiene su risa, salgo de la habitación dando un portazo y no me importó a quien asustaba con mi reacción.


Regreso a la habitación donde está descansando Joaquín para llevarlo a casa. El doctor que lo había atendido, me dijo que podía llevarlo a casa a descansar. Y como no sabía en donde vivía, decidi llevarlo a mi casa, al fin y al cabo él ya había estado ahí antes, dudo que sea algo extraño para él.
Entro en la habitación y veo que aún esta dormido, lo tomo en mis brazos y lo llevo al auto, lo dejo en el asiento del copiloto y le coloco el cinturón de seguridad. Rodeó el auto, subo, lo enciendo y emprendo camino hasta mi casa. Al llegar, estaciono el auto y giro mi rostro para verlo por unos segundos, aún estaba dormido.

No sabía que había trabajado tantas horas seguidas sin descansar, su cuerpo no resistió más por el agotamiento y por eso, pasó lo qué pasó y seguía sin despertar. Lo llevo hasta la habitación que queda al final del pasillo, le quito los zapatos para que esté más cómodo acercó mis manos a su camisa y me debato entre sí debo quitarle la ropa para que tenga más comodidad, pero al final no lo hago.

Estoy seguro que si al despertar se da cuenta que le he quitado la ropa para que descanse mejor, me va a tratar mal y se negaria por completo aceptar mi propuesta, y es lo que menos quiero, al final me decidí por arroparlo y salir de la habitación en la que lo había dejado descansar para ir a la mía. Entro y comienzo a quitarme la ropa, dejándola en todas partes, necesitaba una ducha fría para relajar mis músculos.

Al terminar de ducharme, vuelvo debatir conmigo mismo sobre si ir a ver si estaba bien o irme a la cama. Dudo varios minutos viendo fijamente la puerta de mi habitación, pero al final me voy a la cama.
— Debo tomar distancia - me digo a mí mismo.

La luz que entraba a mi habitación me daba directo al rostro, haciendo que me despertará. Miro la hora en el reloj que había al lado de la cama y me doy cuenta que son las nueve de la mañana. Llevaba mucho tiempo sin dormir tanto, me levanto de la cama y me dirijo a arreglarme, debía ir a trabajar. Al salir de la habitación, decido pasar a ver cómo estaba Joaquín. Toco la puerta varías veces, pero no hay respuesta. Abro la puerta y me doy cuenta de que aún estaba dormido, no sé cuánto tiempo vaya a dormir, pero supuse que no despertaría hasta dentro de varias horas. Tenía mucho trabajo, tenía que ir a la oficina, pero no quería dejarlo solo. Es por eso que le mando un mensaje a mi secretaria para que traiga los documentos que debo terminar de leer y firmar.

Una vez que termino con el trabajo, veo la hora y me di cuenta que no había comido nada en todo el día. Eran más de las seis de la tarde y salgo de mi despacho, necesito comer algo, pero también ver si Joaquín ya había despertado. Entro en la habitación y veo que aún duerme, me siento en la silla qué hay a un lado de la cama y me quedo observándolo de nuevo. Si alguien me viera mirándolo todo el tiempo, diría que soy un maldito acosador. Una hora después, lo escucho hablar por fin y mi corazón late con mucha rapidez al escucharlo.

—¿Dónde estoy? - se pregunta a si mismo.

— En mi casa - le respondo.

Él me pregunta el por qué estábamos en mi casa, el tiempo que lleva durmiendo y que había pasado. Respondo sus preguntas con tranquilidad, minutos después le digo que le pediría algo para comer a la señora que me ayudaba con las cosas del hogar. Salgo al pasillo y llevo mi mano a mi corazón, como si eso sirviera para calmarlo.


Hola, hola ¿cómo están?

Muchas gracias por leer mi historia, espero que les guste.

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Enamorado de un idiota millonario (Emiliaco ) ❤️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora