77. Tengo que volver a casa.

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✨NARRA EMILIO✨

Pude hacerlo mío de nuevo, se sentía maravilloso. Aunque me hubiera gustado escuchar sus gemidos mientras lo hacía mío, pero deberíamos ser silenciosos. Suficiente tuve que soportar como su padre quería enterarme vivo, como para que se aparezca y vea lo que le hago a su hijo.

Cuando Joaquín se duerme, me levanto despacio y voy al baño. Al salir del baño lo miro dormir un rato, tomó en mis manos la caja de terciopelo que estaba en el bolsillo de mi saco, tomó el anillo y se lo pongo en su dedo. El anillo de por si es hermoso, pero en su mano se ve aún más hermoso. Mi corazón late con fuerza cuando lo veo en su mano.

— Pronto serás mío del todo - le digo y le doy un suave beso en sus labios.

Me acuesto de nuevo a su lado, acerco su cuerpo al mío y me quedo dormido. Los rayos de luz caen en mi rostro, haciendo que me despierte. Joaquín tenía escondido su rostro en mi cuello, sus piernas estaban enredadas con las mías, y mis brazos rodeaban su cuerpo. Paso mi mano suavemente por su espalda, acariciando, quisiera quedarme así mucho más tiempo, pero al escuchar a sus padres, decido levantarme.

Salgo de la habitación después de haberme bañado y arreglado. Bajo las escaleras y camino hasta la cocina saludo a mis futuros suegros y le digo a Adela que quiero preparar el desayuno, ella insiste en querer hacerlo, pero yo insisto aún más en hacerlo

Cuando veo a Joaquín entrar en la cocina me acerco a él y le doy un suave beso. Nos sentamos a desayunar, cuando terminamos, lo ayudo recoger los platos, iba a ayudarlo a lavar y limpiar todo, pero recibí un llamada.

— Debe ser importante, contesta - dice Joaquín.

—Lo siento - dije y me retiro para quien era.

Voy hasta la sala para contestar la llamada, era mi madre. Dudaba en contestar la llamada, pero al ver que insistía, decido contestar.

— Hola mamá - digo.

— Emilio, ¿se puede saber dónde estás que no me contestes las llamadas? - pregunta.

— De viaje - digo sin entrar en detalles.

—Por lo menos responde al primer tono cuando te llamo - dice enojada.

— ¿Qué sucede? - le pregunto para cambiar de tema.

— Tienes que volver - dice.

— ¿Por qué? - pregunto.

— Tu abuelo tuvo una recaída, tienes que volver lo más pronto posible - dice.

— De acuerdo, pronto estaré ahí - digo y cuelgo la llamada para volver a la cocina.

— ¿Pasa algo? - pregunta Joaquín al verme.

— Tengo que volver a casa - dije.

—¿Por qué tan pronto? - pregunta él.

— Mi abuelo tuvo una recaída, así que debo volver para ver su estado - dije

— Iré contigo - dice Joaquín

— No, quédate disfruta el tiempo con tus padres - dije.

— Pero. . . - dice.

— Todo va estar bien, no tienes que ir. Disfruta de tus vacaciones - dije y le di un beso en su frente.

— Lamento lo que está sucediendo - dice Adela.

—No se preocupe, todo va estar bien - le digo - debo irme, llámame por si necesitas algo - le dije a Joaquín.

— Está bien, ten cuidado - dice y me da un casto beso en los labios, uno que me sabe a gloria.

— No te preocupes lo haré, gracias por todo, han sido muy amables - dije.

— Siempre serás bienvenido en nuestro hogar - dice Adela.

— Ve con cuidado, después hablamos - dice Tomás.

Si señor - dije.

— Cuídate, no dudes en llamarme - dice Joaquín

— Lo haré - dije y me despido de él de nuevo con un beso.

Salgo de la casa de los Bondoni para ir al hotel por mis cosas y después ir al aeropuerto. En el transcurso llamó al piloto para que tenga todo listo de forma inmediata. Llego al aeropuerto y subo al avión, no dejaba de pensar en que no quería dejar solo a Joaquín, pero tampoco podía alejarme de mi abuelo. Apenas aterrizamos, voy directo al hospital al llegar pregunto por la habitación de mi abuelo, entro en la habitación y ahí estaban todos.

— Salgan todos - exijo apenas cruzo la puerta. Todos hacen caso excepto Ernesto - dije que salieran todos - repetí enojado.

— Tu no eres nadie para correrme - dice él.

—Seré el patriarca de esta familia, no creo que quieras tener problemas conmigo - dije amenazándolo, lo cual hace efecto en él.

Me acerco a la camilla dónde estaba acostado mi abuelo. Él se da cuenta de mi presencia y abre los ojos.

— Hijo mío - dice muy bajo.

— Hola abuelo, ¿Cómo te sientes? - le pregunto.

—Cansado - me responde.

— Descansa, yo me quedaré aquí a tu lado - le digo tomando su mano.

— ¿Dónde está Joaquín? - pregunta.

— En casa de sus padres, fuimos a verlos, pedí su mano, su familia me ha aceptado -le digo y él sonríe.

— Que felicidad - dice.

— La boda será en dos semanas como querías - dije.

— Eso me alegra demasiado - dice - ahora tomaré un descanso si no te molesta - agrega.

— Descansa abuelo - dije.

Veo cómo cierra sus ojos, le hago compañía mientras él toma su siesta. Cuando creí que es conveniente salir de la habitación, me doy cuenta que todos están afuera esperando a que le dé permiso de entrar.

— Vayan a casa, yo me quedo con él - dije.

— No me iré, él es mi padre - dice Ernesto y trata de entrar en la habitación, pero no lo dejo.

— Ahora está descansando, yo me quedaré con él. Así que ya se pueden ir, si pasa algo, yo los aviso - dije.

— Tú no tienes ningún derecho a impedir que me quede - dice Ernesto

— Si lo tengo - dije.

— Ernesto por favor - dice mi madre interponiéndose entre nosotros dos.

— Ya veremos hasta cuando estarás con esta actitud - dice Ernesto.

—¿Me estas amenazado? - pregunto alzando una ceja.

— Tómalo como quieres - dice y se va.

Mi madre se va tras él, y los demás hacen lo mismo. Pensaba irme a mi casa también pero después del enfrentamiento con Ernesto preferí regresar a la habitación del abuelo. Una vez que me siento en el sofá, me pongo a pensar en mi futuro esposo, pensaba en su sonrisa, sus ojos, su piel y sus gemidos. No podía sacarlo de mi mente.

Enamorado de un idiota millonario (Emiliaco ) ❤️Where stories live. Discover now