44. Miedo.

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Miedo. . . Ese era el sentimiento que tuve cuando lo vi desmayarse en mis brazos, estos últimos días he experimentado muchos sentimientos por primera vez hacia alguien y en especial hacia un hombre.

Miedo. . . Eso era lo que estaba sintiendo al ver que no reaccionaba, pedí ayuda, pero no hay nadie cerca. Lo cargo en mis brazos y corro con él por el pasillo en busca de ayuda.

— Necesito ayuda - dije desesperado al ver que aún seguía sin reaccionar.
—¿Doctor Bondoni?, ¿Qué fue lo qué pasó? - escucho decir al doctor que se acerca a nosotros.

— No lo sé, él se desmayó en mis brazos y aún no reacciona - dije apretando su cuerpo al mío.

— Debemos revisarlo, enfermera una camilla - le dice a la mujer que estaba cerca de nosotros.

— Si doctor - la veo correr junto a otra persona.

— Venga, ponga su cuerpo aquí - me dice el doctor apenas llegan las enfermeras con la camilla.

— ¿Qué es lo qué pasa? - pregunto poniéndolo en la camilla.

— Debemos hacer estudios para saber qué sucede - mientras me decía eso, veo que coloca una luz en sus ojos y me di cuenta que había reacción en ellos - su respiración y pulso es normal, por las ojeras qué hay en su rostro, creo que es cansancio. Sin embargo, le haré unos estudios para descartar que sea algo malo - agrega.

— De acuerdo, gracias - dije sin soltar la mano de Joaquín.

Nos quedamos solos durante usos minutos, mire su rostro. Él es hermoso como un Dios. Sus ojos eran color miel, su cabello es castaño, su piel es blanco como la porcelana, tiene una estatura promedio y su cuerpo es proporcionado. Es el hombre más guapo que haya conocido, no tiene nada que ver con los hombres que he estado antes. Él es el hombre más hermoso que he visto en mi vida y debo admitir que me gusta. . . . Me gusta mucho, pero no puedo dejar que este sentimiento siga creciendo.

— Despierta por favor, déjame ver esos ojos que tanto me hechizan. . . Por favor. . . - el miedo hacia que mi voz sonará quebrada.

Luego de murmurar lo que acaba de decir, entra el doctor con la enfermera para hacerle los respectivos estudios a Joaquín. Después de esperar dos horas más por los análisis, el doctor me informa que efectivamente solo era cansancio, que no encontraron nada malo en su cuerpo. Escucharlo decir eso, hace que mi cuerpo y mi alma se calme, aunque aún tenía miedo de que le pasara algo, ya que Joaquín parece ser descuidado. Me di cuenta que le gusta ayudar a los demás y pude ver que es muy sensible cuando no puede ayudar a alguien, pero veo que se olvida de cuidar de él mismo.

— ¿Pretendes hacer que me preocupe siempre por ti? - dije acariciando su rostro.
Me acerco a él y deposito un suave beso y dulce en sus labios. . . Sentir sus labios, es como estar en la gloria. Estar a su lado es como estar en el cielo y disfrutar de su cuerpo, es como estar en el infierno. Por primera vez quiero que él sea mi esposo, creo que empiezo a entender muchas cosas que me dijo mi abuelo. Quiero protegerlo, quiero cuidarlo y quiero amarlo. Pero mi yo arrogante y frío no me lo permite, esa parte de mí se niega a aceptar la realidad.

Me quedo a su lado unos minutos más, hasta que recuerdo que mi abuelo y mi familia están aquí. No podía dejar que mi familia supieran de Joaquín y de los sentimientos que estoy teniendo por él, porque estoy seguro de que querrán hacerle algo, más esa mujer que a regresado para atormentar mi vida. Por ahora, solo recibí muchas llamadas de su parte, pero estoy seguro que se aparecerá en cualquier momento y podría hacer cualquier cosa.

— Ahora vuelvo mi hermoso ángel, debo avisarle a mi abuelo sobre tu estado o no me lo perdonará, prometo llevarte a casa. Descansa, no tardo - dije y le di otro beso antes de salir.

Salgo de la habitación en la que Joaquín descansaba y camino en busca de mi abuelo, sabía que quería saber por qué tardé tanto y por qué Joaquín no ha ido con él hasta ahora, tendré muchos problemas con él si no le doy un informe sobre el estado de Joaquín. Antes de entrar en la habitación de mi abuelo, escuché como mi abuelo está discutiendo con mi padre, decidí escuchar que es lo que dicen antes de entrar.

— Pero padre, yo soy tu hijo - dice Ernesto.

— Y él es mi nieto - dice mi abuelo.

— Lo sé, pero tú heredero debería ser yo. Estoy más que capacitado para dirigir la empresa - dice - como si fuera cierto lo que dice.

— No lo estás, solo has sabido ser un mujeriego, además de gastar mi dinero - por el tono de voz que usaba mi abuelo, sabía que estaba enojado.

— Tu nieto también es mujeriego y a él no le dices nada - le replica Ernesto a mi abuelo.

— Aunque lo sea, él sabe separar el placer del trabajo - escuchar esas palabras, hace que recuerde a Joaquín y no sé por qué.

Decido no escuchar más y entro en la habitación interrumpiendo su conversación. Los dos me observan y nos quedamos en silencio por varios minutos hasta que decido romper el silencio incómodo qué hay entre nosotros.

— El hecho de que seas su hijo, no significa que seas capaz de manejar una empresa como la nuestra - dije metiendo mis manos en los bolsillos de mi pantalón.

—Debes respetarme, soy tu padre - dice.

— Nunca lo fuiste - dije tranquilamente.

—¿Quien te crees que eres para tratarme como lo haces? - pregunta indignado.

— Alguien con más poder y inteligencia que tú - dije sacando mi lado arrogante.

—¡Tú! - me grita.

—¡Suficiente! - grita ahora mi abuelo.

— Ahorremos está pérdida de tiempo, no eres apto para heredar el puesto de presidente en las industrias Osorio. Todos sabemos que, si heredas su fortuna, estaremos en bancarrota en un abrir y cerrar de ojos. Al igual sucedería lo mismo si Santiago se convierte en el heredero, ninguno de ustedes es apto para esa carga - dije sin apartar mi mirada de él.

—¿Y tú lo eres? - pregunta con cierto sarcasmo.

— Lo estoy, desde que estoy a cargo de la empresa, nuestras ganancias se han triplicado rápidamente, a comparación de ti. Que tuvimos grandes pérdidas en ocho meses, yo lo recuperé en menos de un mes y fue al triple. Así que. . . ¿Quien crees que está más capacitado? - mi pregunta fue más para mi abuelo, que para el inepto que tengo como padre.

— Ya escuchaste, los números no mienten - dice mi abuelo más tranquilo.

El rostro de Ernesto pasaba de un rojo ligero a uno fuerte, se notaba que se estaba conteniendo para no explotar. Me gusta verlo así, enojado y callado, cómo todo un incompetente y inepto hombre. Él sabía que era yo quien tenía más poder que él. Conocí muchas personas en este trabajo y muchos de ellos eran hombres poderosos de varios países, eran hombres que ayudaron a incrementar la economía en su país. Desde los más jóvenes a los más viejos, los tengo cerca de mí para usarlos cuando deba hacerlo. Y está visto, que Ernesto Osorio aún no me conoce y no sabe el verdadero poder que tengo y que no he querido demostrar.

Enamorado de un idiota millonario (Emiliaco ) ❤️Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz