43. Buscalo.

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Llevaba varios horas trabajando en mi oficina, ignoré las múltiples llamadas que recibí de mi madre, sabía que quería una explicación sobre mi actitud, pero no tengo ningún interés en dársela. Aún no aplacaba por completo mi ira, debía descubrir que es lo que planeaba Ernesto. Estoy seguro de que algo planea, el hecho de que no aviso en el momento que recibió la llamada sobre el mal estado y ingreso de mi abuelo me daba mal espina.

Revisaba los documentos donde teníamos permiso para iniciar la construcción de uno de los hoteles que más esperaba en Paris, hasta que fui interrumpido por mi secretaria. Al ver que ha entrado sin autorización me enoja y debo reconocer que he estado como todo un cascarrabias desde conocí a Joaquín Bondoni. Bueno. . . más de lo que era.

—¿Por qué entras de esa manera? - si las miradas matarán, creo que ya habría asesinado a esta chica y muchas veces.

— Lo lamento señor Osorio, es que. . . . - dice jugando con sus manos.

— Es que, ¿qué?, habla no tengo tiempo digo soltando de mala gana los documentos que tenía en mis manos.

— Señor Osorio. . . Acaba de llamar su madre, la señora Osorio dij. . . - no la dejé terminar de hablar, ya que no me interesaba saber que quería mi madre.

— Dile que no estoy para atenderla, por algo apagué mi celular - dije tratando de volver al trabajo.

— Pero señor - dice insistiendo.

—¿Acaso eres sorda? - pregunto molesto.

— No señor, pero creo que debería escuchar el mensaje que le ha dejado la señora Osorio - dice de repente muy seria, sin tartamudear por los nervios.

— Habla - dije soltando un suspiro.

— La señora Osorio, ha llamado para informar que su abuelo el señor Osorio despertó y pregunta por usted - escucharla decir que mi abuelo despertó, me pone más tranquilo.

— Debiste empezar por ahí, retírate - dije.

Me levanto de la silla para arreglarme el traje y ir a visitar a mi abuelo, debía asegurarme que era verdad lo que me dijo mi secretaria. Dejo los documentos regados en mi escritorio, tomó mis cosas y salgo de la oficina, no sin antes decirle a mi secretaria que estaba prohibido entrar en mi oficina, nadie, ni siquiera las señoras de limpieza podían entrar. Manejo esta vez más calmado, sin saltarme ningún señal de tránsito. Esta vez pensaba en muchas cosas y no tenía mente para manejar como un loco. Al llegar al hospital busco donde estacionar el auto y voy directo a la habitación. Apenas voy a cruzar la puerta, me doy cuenta de que todos los familiares cercanos estaban ahí. Mi madre, Ernesto el imbécil de mi padre, mi primo Santiago y su madre Blanca.


— Mi abuelo solo tuvo dos hijos, Ernesto Y Roberto, el padre de Santiago. Pero Roberto lamentablemente falleció en accidente de auto cuando tenía treinta y cinco años. Él nunca quiso reconocer a mi primo como su propio hijo, porque según él, su esposa le fue infiel. Pero la verdad era que fue él quien le era infiel a ella y mi abuelo lo obligó a casarse con ella y reconocer a su hijo, ya que tras la prueba de paternidad exigida por mi abuelo, salió que era 99,99% su hijo. Además con el tiempo nos entramos que mi tío Roberto tuvo muchas amantes al igual que mi padre, algo que no se nos hizo raro, ni siquiera para su esposa lo fue.

— Emilio, hijo pasa. Creí que no vendrías - dice mi abuelo desde su cama.

— Aquí estoy - dije pasando mi mirada por cada uno de los que estaban presentes.

Enamorado de un idiota millonario (Emiliaco ) ❤️Where stories live. Discover now