58. Te lo advierto.

484 75 34
                                    





No puedo creer que aún se atreve a gritarme de nuevo. Ambos nos miramos, retándonos. Ninguno de los dos cedía ante el otro, ninguno daba su brazo a torcer. Ambos queríamos tener la razón. El silencio me estaba poniendo nervioso, al ver que ni él ni yo diremos algo, me giro para irme y al dar el primer paso, Emilio habla de nuevo.

— Detente - está vez no me está gritando, pero su tono de voz no me gusta.

No me interesa lo que me quiere decir, estoy muy enojado por haberme gritado. No tiene ningún derecho a hacerlo, no somos nada para que lo haga y menos para que se atreva hacerlo por esa mujer, como me gustaría darle un buen golpe en su estúpido rostro por haberme gritado. Doy otros pasos, estaba cerca de la puerta principal, cuando siento como me agarra de la mano y me acorrala contra la pared, haciendo que me golpee la espalda. Su agarre me lastima, él me lastima. . .

— ¡Suéltame! - le grito, tratando de quitar sus manos de mis brazos.

— Te lo advierto - dice cerca de mi oído.

— ¿Qué me adviertes? - le pregunto retándolo.

— Te lo advierto Joaquín - repite.

— No, yo te lo advierto. Suéltame antes de que te golpee - mientras decía eso lo estaba mirando con furia.

— Que te quedé claro, acordamos no dar explicaciones - dice - al ver sus ojos, pude ver que están más oscuros de lo normal.

—No me interesa lo que sea ella para ti, la única explicación que estoy pidiendo es por que me gritaste de esa manera, nada más. ¿Qué te hice? - sentía que mis ojos picaban, me niego a llorar frente a él, ¡ME NIEGO!

Sentí como su agarre se aflojaba. Retrocedió un paso, pero seguía sin soltarme y no me quitaba la mirada de encima. Mis ojos picaban cada vez más, quería llorar, pero me niego hacerlo. Me hago el fuerte pero me dolieron sus palabras, su mirada y su agarre. Parece que se ha dado cuenta de lo que acaba de hacer, vi arrepentimiento en sus ojos, pero su orgullo le impedía reconocer lo que hizo.

— Suéltame, por favor - dije volteando mi rostro para que él no vea cómo se salía una lágrima de mis ojos. El tono de voz que usé, sonaba a una súplica, odie eso. . .

Siento como me libera por completo y retrocede, me sentía extraño. . . La distancia que había entre nosotros, era como si estuviéramos en una enorme sala completamente oscura, sin nadie alrededor. Me duele. . . Es extraño este dolor que estoy sintiendo. Me muerdo el labio para evitar que Emilio me escuche sollozar.

— Puedes quedarte aquí esta noche, hablamos mañana del contrato - dice dándose la vuelta para entrar de nuevo a la sala.

No tenía fuerzas para irme, tampoco tenía en que irme. Así que, caminé hasta la habitación en la que me había quedado antes. Entro y cierro la puerta, apoyo mi espalda a la puerta y me dejo caer al suelo, tomó mis piernas con mis brazos y escondo mi rostro, y por primera vez, después de tantos años me permito llorar. . .

Trataba de dejar de llorar, pero me era difícil detenerme, mi corazón dolía por una extraña razón. No sé cuánto tiempo estuve llorando, mi cuerpo se sentía adormecido por haber permanecido tanto tiempo sentando en esa posición. Me levanté y estiré mi cuerpo, me obligo a caminar hasta la cama, no me importaba quitarme el maquillaje, no me importaba como me veía en este momento. Me quité mi ropa y los zapatos, dejo mi maletín y teléfono a un lado de la cama. Mañana tenía turno de noche y después por fin tendré mis vacaciones, quiero ver a mis padres. Me hacen mucha falta.

— Quiero verlos - murmuró.


Había llorado tanto, que me dolía la cabeza y sabía que no tardaría en quedarme dormido. Soñaba que alguien me abrazaba y me susurraba palabras, pero no las entendía. Se sentía cálido, me sentía protegido. Me gustaba el olor a whisky combinado con menta. Me sentía en casa. . .

Al despertar, vi que eran más de las diez de la mañana. No quería levantarme, quería quedarme en cama, sentía mi cuerpo pesado, al tratar de voltearme, me llevo la sorpresa de que Emilio dormía a mi lado. Me quedé observándolo dormir, es un hombre muy guapo y cuando duerme lo es más. Tenía unas hermosas cejas, pestañas largas, sus labios con un color ligero rosado, eran una tentación para mí.

— La persona que será tu pareja, será afortunada - le susurro acariciándole los labios con mi pulgar. Lo veo dormir un rato más, hasta que decidí que ya era hora de irme. No podía quedarme así con él o tendré problemas con mi corazón y con mi mente. Traté de salirme de sus brazos, pero él me arrastró más hacia su cuerpo. Intente varias veces liberarme, pero era una misión imposible.

—¿A dónde vas? - mi cuerpo da un brinco al escuchar su voz.

— Debo irme - le dije tratando de liberarme.

— No, no te vayas - dice escondiendo su rostro en mi cuello.

— Me haces cosquillas - le digo.

El silencio nos acompaña en estos momentos, de nuevo ninguno dice una palabra, solo disfrutamos la compañía del otro. Nos quedamos como estábamos con Emilio abrazándome, sin decir algo más y sin movernos.

— Emilio - lo llamó para hacer que se despierte y pueda soltarme.

— Mmm - dice.

— Emilio, suéltame - digo dando suaves golpes en su hombro izquierdo.

— No quiero - dice.

— Debo ir al baño, por favor. . . Mi vejiga ya no lo resiste - digo.

— Está bien - dice soltándome

Apenas siento que quita sus brazos de mi cuerpo, salgo corriendo al baño, antes de pasar la mayor vergüenza que me puede dar frente a este Dios griego. No me importó si me veía correr en ropa interior, solo quería llegar al baño y liberar mi vejiga de su tormento.

Hola, hola, aquí está otro capítulo, intento actualizar seguido porque se vienen cosas importantes!!

Voten comenten y recomienden la historia si les gusta.

Nos leemos en el otro  capítulo.

Enamorado de un idiota millonario (Emiliaco ) ❤️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora