36. Una noche de diversión.

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Tuve que ir directo al gimnasio   que tenía instalado en mi casa, necesitaba golpear algo para quitarme el mal sabor que tengo después de todo lo qué pasó en el hospital. Tuve que contenerme de no golpear a ese imbécil hasta matarlo, no entiendo porque estoy reaccionando de esta manera por un hombre que apenas conocí hace unos días. Siempre fui posesivo y controlador con lo que es mío, pero jamás sentí celos a causa de un hombre, jamás había golpeado a alguien por un hombre. Ni siquiera lo hice por tratar de proteger a mi madre.

— ¿Qué me has hecho Joaquín? - me pregunto deteniendo mis golpes contra el saco de boxeo.

Luego de desquitarme con el saco de boxeo, voy a mi habitación, necesitaba una ducha para despejar la mente. Me estaba bañando para quitarme el sudor del cuerpo, hasta que me detuve a pensar en él otra vez. Sentía como mi pene se despertaba, recordaba imágenes de él, imágenes sobre nuestra noche de sexo, una y otra imagen pasaba por mi mente
Cuando reaccione dirijo mi mirada hacia mi mano y me doy cuenta de lo que acababa de hacer, acababa de masturbarme pensando solo en él y lo peor de todo es que hasta llegué al orgasmo y me he corrido en mi mano.

— ¡Maldita sea! Estás jodido Emilio Osorio - me digo enojado por lo que hice hace tan solo unos segundos - esto no puede continuar así, debo olvidarlo - digo tratando de convencerme de que eso era lo mejor.


Sin duda alguna era lo mejor, tenía que olvidarme de él como fuera. Salí del baño y tomé mi celular, comencé a buscar el número de dos mujeres en especial. Necesitaba que me ayudarán a olvidarlo, les envío el mismo mensaje a cada una de ellas, diciéndoles que las esperaba en la suite presidencial del hotel. Me visto y salgo a mi encuentro con ellas, no es la primera vez que nos divertimos los tres, así que no creo que se pongan exigentes en este momento y lo único que espero y quiero es olvidar a Joaquín Bondoni.


Al llegar a la suite me dirijo al bar por un trago fuerte, necesitaba beber algo para despejar mi mente, mientras llegaban las dos mujeres a las que he citado para divertirme esta noche. Iba por mi cuarta copa, cuando escuché sonar el timbre, aún no estaba borracho y podía caminar sin problemas, abro la puerta y ahí estaban las dos, habían llegado al mismo tiempo, tenían una enorme sonrisa al verme. Me hago a un lado para dejar que pasen, mientras van caminando hacia la sala, las miro detenidamente. Aunque eran mujeres que habían recurrido a las cirugías plásticas, no me importaba, solo me importaba la diversión el sexo que me podían ofrecer y nada mas, lo único que quería era sacarme de la cabeza a Joaquín.

Cierro la puerta y camino lentamente hasta ellas, como un leon que acechara a su presa
Observo como ellas empiezan a denudarse y veo como comienzan jugar entre ellas, me gustaba lo que estaba viendo, me sentía excitado por lo que estaba viendo, decido quitarme la ropa, me coloco un preservativo, me acercó a una de ellas y entro de un solo golpe en ella sin que ella se lo esperará, mientras que la otra se masturbaba viéndonos.

Entraba en ella fuerte y cada vez más fuerte, mientras que ella empezó hacerle un oral a la otra y gemían al mismo tiempo. Era excitante ver lo que hacían, después del primer round, las dejó unos minutos para que se diviertan entre ellas, mientras yo me tomaba una ducha. Al salir del baño, veo que estaban usando un juguete entre ellas. La rubia tenía puesto un arnés, era uno de esos consoladores que usaban las mujeres para darse placer entre ellas. La rubia jugaba con la pelirroja a su antojo, ver esa escena me animaba a querer participar.

Las miro durante unos minutos más, tomó un preservativo y me lo coloco acercándome despacio a ellas, mientras que la rubia entraba en la pelirroja, aprovecho la posición en la que estaban, para entrar en la rubia y así estuvimos quien sabe  cuánto tiempo. Fueron horas de sexo, llevaba mucho tiempo en el que no había hecho un trío. Me sentía bien con lo que había pasado, me sentía relajado, pero por una extraña razón deseaba estar solamente con Joaquín. Deseaba que fuera él, quien estuviera gritando aquí y ahora de placer, lo quiero a él y a nadie más. Pero tuve que obligar a mi mente a concentrarse solamente en las  mujeres que estaban en este momento conmigo y no pensar más en él.

Luego de que diera por terminada nuestra noche de diversión, les dije que se fueran, no me gustaba que las mujeres con quien compartía el sexo, se quedaran a dormir a mi lado. Eso sería un fastidio, ellas podrían ponerse sentimentales y no tengo tiempo para lidiar con las emociones que una mujer puede esperar. No tengo interés alguno de enamorarme y mucho menos volverme idiota por una solo mujer de nuevo. . .


Ya era tarde, debía descansar, mañana debía ir a la oficina a la primera hora. Aún no termine de revisar por completo los papeles sobre la compra de los nuevos terrenos, también debía supervisar cómo iba la compra de materiales, al igual que los contratos de los nuevos empleados. Tenía mucho trabajo por hacer y últimamente he ignorado mis responsabilidades de trabajo por haber ido a buscar el doctor de mi abuelo y más por tratar de olvidarme de él.





Eran las seis de la mañana cuando suena la alarma, debía levantarme y iniciar con mi rutina. Primero iba al gimnasio a entrenar un rato, luego me ducharía y iría tomar mi desayuno y finalmente iría a trabajar. No soy un hombre que se expresa ante los demás, pero cuando quiero algo soy directo y hago lo que sea para conseguirlo. En cuanto al amor no existe para mí desde ese día. . . No estaba en mis planes enamorarme de nuevo nunca mas. . . Hasta que lo conocí a él y no puedo sacármelo de la cabeza.


Al llegar a mi oficina, mi secretaria entra con un café recién hecho, me pone al día sobre todo es trabajo que tenemos por el día de hoy. Me informa que a las nueve de la mañana, tenía una reunión programada con el equipo que se encargará de la publicidad de los nuevos hoteles. Llevaba todo el día dedicándome a mi trabajo, leyendo y firmando los papeles que me había entregado mi secretaria. Estuve tan concentrado que olvidé la hora del almuerzo, al ver el reloj que había colgando en uno de las paredes de mi oficina y me doy cuenta que eran más de las ocho de la noche, así que decido dejar el trabajo para continuar mañana. Salgo de la oficina y compro algo de comer en la cafetería que había cruzando la calle.


Mientras estaba comiendo, volví a pensar en Joaquín, en sus labios y en su cuerpo. . . ¿Hasta cuándo dejaría de pensar en él?, no lo sé. Pero, debo ser inteligente y buscar una manera de hacerlo mío, una que me permita tener exclusividad de él, tal vez es un capricho el que tengo en este momento con él. No lo sé, pero lo deseo y buscaré la manera de hacerlo mío otra vez. . . .



Emilio está perdidamente enamorado, solo que no lo quiere aceptar aún

Espero que les guste mucho esta historia 😊

Enamorado de un idiota millonario (Emiliaco ) ❤️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora