Enamorado de un idiota millonario (Emiliaco ) ❤️

56. En el despacho.

✨NARRA EMILIO✨

No sé por qué me dejé llevar y lo besé, me quedé en el despacho de mi casa asimilando lo que había hecho, no sabía cómo proceder ante lo sucedido, supongo que tendré que actuar como si nada.

Cuando decidí salir por algo de comer, me doy cuenta que trata de irse como un criminal, eso me enoja, me enfurece hasta el punto en que lo dejo solo y regreso al despacho azotando la puerta. Todo el día estuve en el despacho trabajando, trataba de olvidar lo que había hecho.

Al ver la hora me doy cuenta que faltaba una hora para nuestra cita. Manejo despacio hasta el hospital pensando en cómo iba a reaccionar cuando hablemos del nuevo contrato. Como siempre la puerta está sin seguro. Decido esperarlo unos minutos, necesitaba cerrar los ojos para tratar de calmar el dolor de cabeza que me ha dado de pensar tanto, hasta que escuché un grito y cuando abrí los ojos vi a Joaquín, que se había asustado al verme en su oficina

Mientras salimos del hospital, me doy cuenta que Joaquín no a dejado de verme el trasero. Eso me excita y me dan ganas de besarlo pero me contengo. Él niega que me observaba el trasero y lo dejo pasar. Soy consciente de que muchas mujeres y hombres me observan a todo momento, al fin y al cabo soy considerado unos de los hombres más guapos y ricos del país, es lógico que muchas personas se queden viéndome como si fuera un monumento. Sin embargo las miradas de esas personas no provocaban nada en mi cuerpo, solo hacían que mi ego creciera y nada mas.

Pero, darme cuenta de que Joaquín no quita su mirada de mi trasero y luego de mi rostro, hace que sienta una corriente eléctrica por todo mi cuerpo, hasta el punto de sentir mi miembro crecer. Procuro quedarme en silencio para tratar de calmar mis deseos, sin embargo, este silencio es incómodo para ambos.

Cuando llegamos al restaurante me causa demasiada gracia ver que los celos lo consumen. Sin duda alguna, eso hace sentir estupendamente. Ignoro a la mujer de la recepción que no ha dejado de coquetear conmigo, pero yo le he dejado en claro que mi invitado y el único hombre que me interesa es Joaquín y eso parece enfurecerla, ya que mira con odio a mi acompañante.

Ver cada una de los expresiones de Joaquín hace que me guste cada vez más. Lo admito, creo que me gusta más de lo que pensaba, pero me niego a aceptarlo y sobre todo reconocerlo ante él y principalmente ante mí mismo. Gracias a lo que viví con Fernanda Pérez, me hizo cerrarme al amor por completo. Al principio me negué tener algo con Fernanda, al ver la experiencia de mi madre con Ernesto, no me animaba a mantener una relación con alguna mujer. Sin embargo, al final accedí por hacer feliz a mi madre.

La familia Pérez han sido los amigos más cercanos a nuestra familia por décadas. Es por eso, que acepté iniciar una relación con Fernanda. Aunque debo ser honesto, hubo un punto en esa relación en que creí que ella sería la indicada para llegar al altar y también llegar a formar una familia, pero no fue así. Ella solo me uso para tener poder y dinero.

Después de descubrirla teniendo sexo con el maldito de Ernesto, pude abrir los ojos y darme cuenta que el matrimonio es una mierda y por lo tanto, cualquier tipo de compromiso lo es. Por eso, decidí disfrutar de la vida con diferentes mujeres y hombres, solo para satisfacer mis deseos sin llegar a algo serio como una relación. Sin embargo, conocer a Joaquín me hace dudar sobre eso. . .

Después de pedir nuestra cena, nos quedamos viendo a los ojos. Ninguno decía una solo palabra, solo nos mirábamos fijamente a los ojos. Mi cuerpo parecía responder con tan solo verme con sus hermosos ojos. Definitivamente Joaquín no tiene nada que ver con las mujeres y los hombres que he estado antes, pero demonios. . . Este hombre. . . Es el hombre más hermoso que conocí en toda mi maldita vida.

—¿Hablaremos del contrato o nos quedamos toda la noche viéndonos a los ojos sin decir nada? - pregunta Joaquín interrumpiendo el silencio.

— Claro, podemos hablar de ello - le respondo.

— Bien - dice.

— Te envíe a tu correo el contrato, puedes leerlo y decirme si algo está mal - dije acercándome a la mesa para apoyar mi barbilla en la palma de mi mano derecha.

— De acuerdo - dice y saca su teléfono del bolsillo de su chaqueta.

Espero pacientemente a que termine de leer el contrato, al principio su expresión estaba tranquila, pero a medida que leía hizo una expresión nueva, era como si estuviera confundido y concentrado al mismo tiempo, mordía su labio inferior y eso lo hacía ver sexi.

Tengo malas noticias, debemos vernos. . . R. R.

¿Malas noticias?. . . Leer aquel mensaje, me daba mal espina. ¿Qué querrá decir con malas noticias?, la duda se instaló en mi cabeza y regreso mi mirada hacia Joaquín. Él seguía concentrado en la lectura, así que aproveche para responder el mensaje de Roy.

— ¿Qué sucede?. . . E.O.

Le doy enviar y espero su respuesta, un minuto después llega.

Descubrí algo importante, debemos vernos y punto. . . R.R.

Muy bien, nos vemos en dos horas en mi casa. . . E.O.

¡Debe ser ahora! . . . R.R.

No puedo, estoy con Joaquín, tendrás que esperar, esto es importante. . .E.O.

No lo dejes solo, pase lo que pase. . . No lo dejes solo. . . R.R.

Después de leer ese último mensaje que me envió Roy, una alarma en mi mente se activó. ¿Qué está pasando?, ¿por qué me dice que no dejé solo a Joaquín, pase lo que pase?. . . No estoy entendiendo nada, pero si Roy dice eso, solo significa algo. ¡PROBLEMAS!. . . Y unas muy grandes. . .

— ¿Estás bien? - me pregunta Joaquín al ver mi rostro fruncido por la incertidumbre y miedo que estaba sintiendo.

— Si - respondo secamente.

— ¿Seguro?, no parece que realmente lo estés - me dice dejando a un lado el teléfono para verme fijamente.

— No pasa nada, solo un problema con un cliente - dije dándole una sonrisa, para hacer que no se preocupará.

— Está bien, si dices que no es nada malo, te creeré - dice sonriéndome.

Culpa. . . eso estaba sintiendo ahora mismo, estaba empezando experimentar la culpa por primera vez en mi vida, ¡Demonios!, este hombre está convirtiéndome en alguien que no soy, al hacerme sentir tantas emociones distintas y nuevas para mí.