18. ¡Eres mío!

699 77 13
                                    




El resto del día me la he pasado examinando a otros pacientes, unos fueron ingresados por urgencias y otros ya tenían consultas programadas conmigo, también revisé a los pacientes que fueron operados hace poco y que están en proceso de recuperación. Estaba tan concentrado en mi trabajo, que no me había fijado en el mensaje que me había llegado a mi teléfono, era de un número desconocido, pero al leerlo me di cuenta de quien era.

Domingo, cena con mi abuelo... E.M.

Dure unos minutos pensando que responder a su mensaje, así que decidí ser directo y preciso.

Está bien... J.B.

Envió el mensaje y decido guardar su número como Emilio M, no ha pasado ni un minuto cuando recibo su respuesta.

Paso por ti a las seis, ponte algo elegante.... E.M.

— Creo que tendré que ir de compras – me digo viendo mi teléfono.
Iba a responder al mensaje de Emilio cuando vi como me arrebataban el teléfono de las manos. El hecho de que me lo arrebataran sin mi permiso me enoja, pero me enojo más cuando veo quien era el responsable.

—¿ Qué rayos te pasa? – dije al ver al desgraciado que me había arrebatado mi teléfono al ver que era nada más y nada menos que el imbécil y acosador de Mauricio.
— Veo que sigues de puto – dijo viendo mi teléfono y luego a mi.
— Devuélveme el teléfono – dije enojado.

— Eres mi prometido, no te permito que estés con ese hombre – dijo él fingiendo enojo.
— Ya no lo soy, deje de serlo hace mucho. Olvídate de mí, de una vez por todas. Aléjate y déjame en paz – dije gritándole.
— ¡Eres mío! – grita el muy maldito, arrojando mi teléfono contra la pared.
—¡Eres un desgraciado!.... Si no te vas en este momento, llamaré la seguridad – dije apretando mis manos a mis costados.

— Te lo advierto Joaquín, eres mío y esto no se quedará así – su tono de voz me asusta pero no lo demuestro
— Lárgate de una vez por todas, te acercas a mí una sola vez más y te juro Mauricio que te demando por acoso, y ten por seguro que MI PROMETIDO EMILIO moverá cielo mar y tierra por meterte tras las rejas – dije sosteniéndole la mirada.

— Maldito perro – dijo agarrándome del cuello.
— ¡Suéltame! – grité.
— Si no eres mío, no serás de nadie – dijo apretando más mi cuello, cortando mi respiración.

Me cuesta respirar, mis fuerzas se debilitan, lanzo todos los golpes que puedo para hacer que me suelte, pero ya no puedo respirar más. Siento que la vida se me va.... mis pulmones me piden a gritos aire, pero no tengo, Mauricio me lo impide. Creí que ese día, en ese momento, mi vida se acabaría. Cuando de pronto siento cómo alguien empuja a Mauricio alejándolo de mí y por fin el aire empieza a llegar a mis pulmones.

Empiezo a toser de forma brusca en busca de aire, y siento cómo alguien me rodea con sus brazos a modo de protección. Levanto mi mirada y veo que es Samuel quien me abraza, protegiéndome como fuera su hijo. Al voltear a ver dónde estaba Mauricio, veo a Emilio golpeándolo salvajemente en el rostro, si no lo detengo podría matarlo y eso es lo menos que deseo.

— Emilio detente – dije con dificultad.
— ¡Ayuda! – escuché a alguien gritar.
— ¡Emilio! – dije tratando de escapar de los brazos de Samuel.
— Emilio te lo suplico, detente – dije agarrando su mano para que no siguiera golpeándolo.
— ¿Acaso quieres que deje que te lastime? – su mirada y su forma de hablarme, me dio más miedo de lo que sentí con Mauricio.
— No, solo no quiero que te conviertas en un asesino. Por favor, detente. Dejemos que la policía haga lo suyo – dije tomando su rostro en mis manos – por favor....


—¿Qué sucede aquí? – preguntó uno de los guardias que llega a nuestro lado.
— Él intentó matar a mi nieto – dijo Samuel muy enojado
— ¿ Eso es verdad? – preguntó el hombre viendo a Mauricio inconsciente en el suelo.
— Si, por favor avise a la policía. Quiero poner una denuncia – dije sin dejar de ver a Emilio.
— Enseguida doctor – dijo el guardia, mientras que el otro se acercó a Mauricio para ver si aún respira.

— Lo siento – dijo Emilio.
— No tienes que lamentar nada, gracias por salvarme –dije aún viendo sus hermosos ojos.
Me acerqué a él y lo abracé, creí que me rechazaría, ya que sentí su cuerpo tensarse ante mi contacto, pero me regreso el abrazo, acercándome aún más a él.
Nos quedamos unos minutos así, hasta que sentí que mi cuerpo dejó de temblar, es extraño lo sé. Pero me siento protegido entre sus brazos. Ahora sólo quería quedarme entre sus brazos, bajo esa protección que me transmitía.

— ¿ Estás bien? – me preguntó y yo solo pude asentir, ya que no me salía la voz.
— Emilio, llévalo a la habitación, yo me encargo de esto – dijo Samuel.
— De acuerdo – dijo y siento como me carga en sus brazos.
— Puedo caminar – digo por fin.
— Déjalo, yo te llevaré – dijo caminando por el pasillo conmigo en sus brazos.
— Está bien – dije aferrándome a su cuello.

Escondí mi rostro en su cuello, no quería seguir viendo las caras de las personas que estaban presentes observando todo. Entramos en la habitación de Samuel y me deposito muy suave que la cama y empieza a examinar mi cuerpo y por su expresión, parecía preocupado y no sé si son cosas mías, pero me pareció ver miedo en sus ojos.


— Te quedará una marca en el cuello por la presión – dijo luego de examinarme.
— Estaré bien – dije.
— Llamaré a un doctor – dijo a punto de alejarse de mí.
— No te vayas – dije tomándolo de la mano y evitando su mirada.
— ¿Vas a denunciarlo? – preguntó.
—¿Tendrás problemas legales por golpearlo? – respondo con otra pregunta.
— No – dijo
— Entonces si lo voy a denunciar – dije!
—Bien – dijo.


No quise soltarlo, sentía que, si soltaba su mano, no volvería a sentir ese agradable olor a lavanda y la protección que me brindaba. Tenía miedo de que Mauricio cometiera una locura y volver a venir para hacerme daño o peor aún hacerles daño a Samuel o a Emilio.

— Joaquín, ¿ estás bien? – preguntó Lucía entrando como loca a la habitación.
— Si, estoy bien – dije sin soltar todavía la mano de Emilio.
— ¿Qué fue lo qué pasó? – preguntó preocupada
— Mauricio – dije sin querer decir más, pero su mirada expresaba mucha preocupación.
— ¿Cómo....? – dijo.
— No lo sé – dije, ya que sabía que quería saber cómo fue que Mauricio me había encontrado.

— Déjame revisarte – dijo acercándose a mí.
— Está bien – dije.
— Te va a quedar un hematoma, pero no veo otro daño – dijo al terminar de examinarme.
— Estaré bien, no es nada grave – dije.
— ¿Te hizo algo más ? – preguntó.
— No, gracias a Emilio no me hizo nada más. Aunque mi teléfono quedó trizas – dije haciendo una mueca al tratar de sonreír para suavizar las cosas, pero fue imposible.
— ¿Emilio? – preguntó mi amiga, viendo al hombre que había a mi lado.

— Emilio, ella es mi mejor amiga Lucía. Lucy te presento a Emilio Marcos – dije haciendo la presentación.
— Un gusto – dijo mi amiga sonrojándose – gracias por salvarlo – agrega coquetamente.
— Igualmente y no es nada – dijo Emilio de forma muy seca – te compraré un nuevo teléfono – dijo dirigiéndose a mi.
— No es necesario – dije.
— Aún así lo haré – dijo.

Actualización doble hoy porque regrese después de mucho tiempo y quiero agradecerles su paciencia y el hecho que leen mis historias!!
Muchas gracias por todo !! 🤗💖

Enamorado de un idiota millonario (Emiliaco ) ❤️Where stories live. Discover now