64. Estás hermoso.

481 68 9
                                    




Faltaba diez minutos para las dos, ya me encontraba listo. Decidí ponerme unos vaqueros negros, botinas negras con tacón un poco alto, una camisa blanca y chaqueta de cuero negra. Me puse un maquillaje ligero y recogí mi cabello en una coleta alta. Esperaba pacientemente a que Emilio llegara, mientras jugaba con mis dos hijos gatunos, hasta que escuché el timbre. Salí corriendo a abrir y ahí estaba él. Tenía puesto unos vaqueros negros, camisa blanca, chaqueta de cuero negra y zapatos blancos.

—¿Nos pusimos de acuerdo? - pregunto con una sonrisa al ver que habíamos acertado con la misma ropa, excepto los zapatos.

— Eso parece - dice y pude ver una hermosa sonrisa asomarse por su rostro.

— ¿Nos vamos? - le pregunto.

— Si, vamos. Tenemos mucho que hacer - dice.

— Está bien, iré por mi bolso - dije.

Entré y dejé la puerta abierta para que entrara y esperará, mientras iba por mi bolso con mis cosas. Al salir de la habitación, lo veo acariciando a mis gatos. Me quedo viéndolo unos segundos y parecía como si él sintiera mi presencia, ya que levanta su rostro y se queda observándome.

— Estoy listo - dije enseñándole mi bolso.

Él solo asiente y se levanta, salimos de mi departamento y vamos hacia su auto. El camino se me hace parecido, íbamos a su casa, creí que podíamos tener una especie de cita, pero me llevo la sorpresa que solo iríamos a su casa y eso me pone un poco triste, ya que me había ilusionado solo.

— Creí que dijiste que iríamos por un traje y para arreglarme - digo un poco decepcionado.

— Así es - dice.

— Pero vamos a tu casa - digo señalando el camino.

— Lo sé - responde.

No quise decir nada más, no quería ilusionarme más. Así que me resigne y acepte el hecho de ir a su casa y ver que pasaba. Al llegar, estaciona el auto y salimos al mismo tiempo de el. Emilio se acerca a mí y me toma de la mano, mi corazón empieza a bombear de una forma exagerada, su mano se sentía cálida y suave, no quería soltarlo, así que me aferré a ella. Cuando entramos me sorprendió ver que la sala estaba invadida por muchos trajes y personas caminando de un lado al otro.

—¿Qué pasa aquí? - pregunto sin dejar de ver la sala.

— Mande llamar a mi diseñador para que trajera unos trajes para ti y a alguien para arreglarte el cabello y maquillarte un poco - dice.

— Señor Osorio, ¿ es él de quien me hablaba? - pregunta un hombre vestido muy colorido y con plumajes en su cuello.

— Así es, necesito que le des un traje y la pongas más guapo de lo que es - lo que Emilio dice me hace sonrojar.

— Lo haré, no se preocupe - le dice el hombre - ven querido, te pondré guapo - dice tomándome de la mano.

— No es necesario todo esto - digo nervioso.

— Lo es, ve con él y escoge los trajes que quieras, necesitarás muchos - me dice Emilio.

— Pero. . . - digo.

— Vamos querido, no tenemos mucho tiempo dice el diseñador y me aleja de Emilio

Volteo para ver si sigue ahí o si se ha ido, pero él viene detrás de nosotros y se sienta en el sofá, saca su teléfono y se concentra en el. No escuchaba nada de lo que me decía el diseñador por estar concentrado en Emilio.

— Querido concéntrate, tu hombre no se ira a ningún lado - me dice el diseñador.

—¿Qué? - pregunto.

— Deja de verlo, o harás que se derrite con tu mirada. Vamos tienes que ver los trajes que tengo para ti. Eres muy guapo, tienes piernas largas, tengo unos trajes perfectos para ti - dice.

— Lo que sea que elijas está bien por mí - digo.

— Vamos, ten más ánimos - dice.

Trato de olvidarme que Emilio estaba con nosotros, para concentrarme en los trajes. Quería verme guapo y no ser el hazme reír de su familia, ni tampoco quería hacerlo sentir ofendido por la forma en como me vería. Vi todos los trajes que me enseñaban y los probé todos, al final escogimos un traje azul oscuro y una camisa azul marino, sencillamente hermosos. El maquillaje consistía en un poco de rímel y un bálsamo en mis labios, no necesitaba más y también quería que el traje sea el que resalte, me puse unos zapatos negros, me arreglaron un poco mi cabello, como accesorios me puse unos aretes tipo bolitas color plata y una cadena del mismo color, que tenía un corazón pequeño colgando de ella y en mi muñeca me puse un reloj. Me sentía hermoso y quería ver la reacción de Emilio cuando me viera.

— Estás hermoso - me dice el diseñador.

— Gracias - le digo con una sonrisa.

—Anda, debes enseñarle a tu hombre la magia que hemos hecho contigo. Estoy seguro que le dará un infarto por la sorpresa que se llevará - dice.

— ¿Tú crees? - pregunto.

— Si - dice.

Salgo de la sala y lo veo parado de perfil viendo su teléfono, se veía sexi con su traje color negro. Todo en él era sencillamente hermoso, no sé durante cuantos minutos me quedé viéndolo, pero él se da cuenta de mi presencia y me observa de pies a cabeza, la forma en como me miraba me ponía nervioso.

— Estás hermoso - dice en cuanto se acerca a mí.

— Gracias, tú también te ves bien - digo sin dejar de ver sus hermosos ojos negros.

— Hiciste un gran trabajo - le dice al diseñador, sin dejar de verme.

— Fue un placer - le responde el diseñador.

— Deja todo lo que se ha probado, después te llamaré para encárgate otras cosas - le dice Emilio.

— Por supuesto - le responde el hombre.

— No es necesario, no lo necesito - le digo a Emilio apenas escuché lo que dijo.

— Tendrás que asistir a muchas reuniones con mi familia, lo necesitarás - dice él.

— Yo. . . no sabía que más decir.

— No está a discusión - dice.

— Te pagaré todo - le digo.

— No es necesario, es mi obligación darte esto - dice - yo no sabía que decirle – vamos, nos están esperando - dice.

— De acuerdo - dije.

Enamorado de un idiota millonario (Emiliaco ) ❤️Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ