93. Quiero ser honesto contigo.

435 60 84
                                    



Maratón 2/5?


✨NARRA EMILIO✨


Mi abuelo al fin reconoció que su hijo no era un hombre culto ni santo. Sino alguien prepotente, ambicioso, mujeriego y idiota. Nos quedamos un rato más hablando con mi abuelo, cuando me avisan por mensaje de texto que la nueva habitación de Joaquín estaba lista, le iba a decir que debía descansar, pero él habla antes.

— Samuel - dice él

—¿Si? - pregunta mi abuelo.

— No puedo aceptarlo - dice Joaquín.

—¿A qué te refieres? - pregunta mi abuelo.

— El dinero, no puedo aceptarlo - le dice él.

— Joaquín. . . . - dice mi abuelo.

—Samuel nunca me considere un hombre al que le interese el dinero, siempre tuve en mente conseguir mis propias cosas, en lugar de esperar a que las personas me las den. Siempre he sido muy independiente en ese sentido y muchas más. Es por eso, que no puedo aceptar el dinero - dice muy serio Joaquín.

— Entiendo, pero tómalo como un regalo de bodas - dice mi abuelo.

— Deberías aceptarlo, no por ti, sino por tu hijo. Necesitarás tener economías para sostener a un niño - dice mi madre.

—¡¿Estás embarazado?! - pregunta mi abuelo - rayos lo había olvidado.

— Así es abuelo, tendrás un bisnieto - digo con una sonrisa.

— Que felicidad. . . Que felicidad - dice y lo veo llorar.

—¿Estás llorando? - pregunto sorprendido.

— Por supuesto que lo hago, estoy llorando de felicidad - dice sorbiendo su nariz.

— Serás un excelente padre - dice mi madre - espero que no te importe, que tu bebé me llame abuela y que me aceptes no solo como tu suegra, sino como una amiga también - le dice mi madre a Joaquín.

— Será un honor para mí señora Osorio - responde Joaquín.

— Por favor, llamarme Leticia - dice mi madre.

— Será un honor para mí Leticia le dice Joaquín sonriendo.

— ¿Ya pensaron en un nombre para el bebé? , me gustaría ponerle Abel - dice mi abuelo de repente

— Olvídalo - dije.

—¿Por qué?, me gusta Abel

— A mi no - digo.

—¿Mateo? - pregunta
— No - digo serio.

—¿Luis?
— Tampoco - digo

—¿Aarón? - pregunta de nuevo.

—¡Eso jamás! - grita Joaquín, lo cual nos sorprende a todos - lo siento no quise gritar, es solo que odio ese nombre - dice - pude ver dolor en sus ojos.

Al recordar, ahora entiendo porque lo dice. El informe que pedí sobre él decía, que su padre biológico se llamaba así, ver el dolor en sus ojos me hace apoyarlo, ninguno de nuestros hijos se llamará como sus padres biológicos. No quiero que sufra.

— Aarón esta descartado - digo muy serio.

— Está bien, pero en verdad me gustaría ser yo quien escoge el nombre a mi bisnieto - dice mi abuelo - iba a negarme pero Joaquín se me adelanta de nuevo.

— Está bien por mí - dice él.

Todos se voltean a verme, como si estuvieran esperando una respuesta de mi parte.

— Está bien, si Joaquín está de acuerdo puedes hacerlo - dije cediendo ante Joaquín.

— Querido podrás conseguir lo que quieras - dice mi abuelo tratando de susurrarle.

—¿Qué quieres decir con eso? - pregunto fingiendo enojo.

— Nada - responden los tres.

Con que en esas estamos, todos nos reímos por la sincronía de ellos tres al responder. Está más que claro que tendré que aprender a lidiar con ellos de ahora en adelante, ya que parece que serán tres contra uno a partir de este momento.

— Deben descansar - les digo.

— Solo un rato más - dicen Joaquín y mi abuelo al unísono como si fueran unos niños chiquitos.

— No, a descansar. Han preparado tu nueva habitación - le digo a Joaquín.

—¿Nueva habitación? - pregunta Joaquín.

— Si, pedí que te arreglen una  habitación al otro lado de esta misma habitación así no tendré que estar preocupado por alguno de ustedes - dije.

— Ve tranquilo hijo, yo me quedaré con tu abuelo - dice mi mamá.

— No necesitas quedarte querida nuera, puedes irte a casa a descansar - le dice mi abuelo.

— No quiero ir a casa, prefiero quedarme - dice mi mamá con voz débil.

— Está bien - dice mi abuelo con voz dulce.

— Nosotros estaremos en la habitación de al lado por si nos necesitan - digo.

— Descansen - dice ellos.

Me levanto del sofá y tomó la silla de Joaquín para llevarlo a su habitación, aunque él no lo reconozca, puedo darme cuenta de que le duele y que necesita descansar. Lo ayudo a subirse a la camilla y le doy un beso en sus labios.

— Descansa - digo.

— No te vayas a ir, por favor - dice.

— No me iré - le digo.

— Emilio, yo. . . - su voz suena como si se debatiera en decirme algo.

— ¿Qué sucede? - pregunto con voz dulce.

— Quiero ser honesto contigo - dice.

—¿Sobre qué? - pregunto.

— Quiero decirte toda la verdad sobre mi vida con calma - dice.

— Está bien, pero por ahora descansa. Lo necesitas, hablaremos mañana con más calma - digo.

— De acuerdo - responde.

Cinco minutos tardó en quedarse dormido, tenía curiosidad de lo que quería decirme sobre su vida pero esperaré hasta mañana, no creo que realmente esté listo para contarme. Mientras él duerme tranquilo, suena mi teléfono. No sabía si contestar la llamada, pero al final lo hago.

— ¿Diga? - contesté.

—¿Emilio? - era la voz de Fernanda.

—¿Qué es lo que quieres? - pregunto furioso.

— Emilio tienes que ayudarme, me están incriminando por el secuestro de ese chico, pero yo no tengo nada que ver lo juro - dice sollozando.

— No te creo, tengo las evidencias - digo con odio.

—¿Evidencias? - pregunta sorprendida.

— ¿De verdad creyeron que no iba a enterarme del plan de ustedes? - pregunto.

— No sé de qué evidencias estás hablando, pero digo la verdad - insiste.

— Espero que pases toda tu vida en la cárcel - digo.

Cuelgo la llamada con odio puro, quería estrellar el celular contra la pared, pero eso solo ocasionaría que Joaquín se despierte asustado y es lo último que quiero.

Enamorado de un idiota millonario (Emiliaco ) ❤️Where stories live. Discover now