42. Me ha calmado.

458 61 10
                                    





Había amanecido y no había reacción alguna de mi abuelo, aún estaba inconsciente. Decidí salir por algo de café para Joaquín, se puede decir que es mi forma de expresarle mi agradecimiento, por preocuparse por mi abuelo. Antes de llegar a la cafetería recibo una llamada de mi madre.

— Hola cariño, ¿dónde estás? . . . Vine a tu casa para invitarte a pasar el día juntos, pero no estabas - dice - sabia que trataba de disimular que no le dolía mis consecutivos rechazos hacia ella.

— No pase la noche en casa - dije retomando mi camino.

— ¿En dónde estuviste? - pregunta.

— En el hospital - dije.

— ¿Qué?, ¿estás bien? - pregunta preocupada.

—Estoy bien - dije para que se calmara.

— ¿Entonces qué haces en el hospital? - pregunta más tranquila.

— Mi abuelo tuvo una recaída, pase la noche cuidando de él - le dije a mi madre.

—¿Tu padre lo sabe? - pregunta.

— No es mi padre, hablamos más tarde - dije con ira.

Colgué la llamada antes de que empezará su discurso de siempre. Sobre qué debía hacer las paces y perdonar las fallas de " mi adorado padre".
Que de adorado no tiene ni un pelo, la verdad es que este hombre me repugna. Nunca supo ser una verdadero padre y menos ser un verdadero hombre. Solo se dedicó quitarle dinero a su propio padre y serle infiel a su esposa.

Soy afortunado por sacar la inteligencia de mi abuelo y no la de mi padre, de lo contrario no sé qué sería de mí y de mi madre. Desde hace unas semanas estuve evitando pasar tiempo a solas con mi madre, aún no le puedo perdonar el hecho que haya decidido seguir junto a ese hombre. Ya soy lo suficientemente adulto para entender que ya no la ama y decida divorciarse, al fin de cuentas, él nunca fue un padre para mí, por lo tanto, me afectaría en nada si se decide por fin separarse de ese bastardo.

Llegué a la cafetería pedí un café capuchino para Joaquín y uno cargado para mí, caminé de vuelta a la habitación de mi abuelo y al entrar veo que aun no se ha despertado. Le doy su capuchino a Joaquín y él me agradece. Cuando iba a retirarse, veo que mi familia llega. Por lo visto mi madre no tardó en avisar sobre el estado del patriarca de esta familia disfuncional. Escuché como Ernesto Osorio, el imbécil de mi padre trata de ofender a Joaquín y le dice que se vaya de la habitación. Preferiría mil veces la compañía de Joaquín, que la de mi familia y estoy seguro que mi abuelo se sentiría igual.

Al ver a Ernesto le reclamo sobre el por qué no aviso a nadie de la familia sobre el estado de mi abuelo, estaba conteniendo la ira para no explotar. Pero al ver que mentía y sobre todo empezaba a ofender más a Joaquín, no pude contenerme más. Una vez que Joaquín salió de la habitación, decidí hablar.

— Mientes - dije poniéndome de pie y acercándome a él, esperando a que mi estatura y mi mirada lo intimidara.

— No miento - dice el infeliz.

—¿Sabes cómo me enteré? - le pregunto muy cerca.

—¿Cómo te enteraste Emilio? - dice mi madre.

Recibí una llamada de uno de los encargados del hospital, amenazándome con demandarnos por abandono. Porque, al parecer tú no fuiste capaz de aparecerte tres horas antes luego de haber sido avisado sobre el ingreso y estado de mi abuelo. Tuve que venir de inmediato, para evitar todo ese proceso de demanda, ya que esa persona estaba más que decidida a hacerlo - dije con voz grave.

— ¿Qué? ¿Tres horas?, ¿Ernesto qué hiciste? - pregunta mi madre incrédula.

— Ya les dije que nunca fui avisado, por nadie, amo a mi padre. Si hubiera recibido la llamada sería el primero en llegar - dice viendo a los demás, podía engañarlos a ellos, pero no a mí.

— Escúchame bien imbécil, si tramas algo, te vas arrepentir - dije agarrándolo del cuello y acercando su rostro al mío para infundirle miedo.

—¡Emilio! - grita mi madre - déjalo, es tu padre, no hagas nada de lo que te arrepientas luego - agrega.

— No te metas - dije furioso sin voltear a verla.

— Suéltame, soy tu padre y me debes respeto - dice Ernesto tratando de soltarse de mi agarre.

— Jamás fuiste uno - le susurré en su oído.

Lo sostengo unos segundos más, pero al ver que su rostro cambiaba de color, decido que es suficiente y lo suelto. Veo como intenta recuperar el aire. Mi madre se acercó a él para ayudarlo, pero él la empujó para alejarla de él. Esa acción me enfurece, pero me contengo antes de cometer una locura.

— Escuchen bien, todos ustedes - dije llamando la atención de cada uno - si me entero de que traman algo en contra del patriarca de esta familia o en mi contra, no tendré piedad y no me importa que somos familia.

—Pero . . . ¡¿qué dices?! - grita Ernesto.

— Y eso va más para ti - dije acomodándome el traje.
Me giro para verlos una vez más, vi en sus miradas que entendieron que no estaba jugando y que estaba hablando muy enserio.

Salí de la habitación como si el mismísimo diablo me llevará a un combate, que ganaría sin problemas. Cuando pasaba por el pasillo, pude ver a Joaquín y me sentí extraño. Verlo ahí parado hablando con una enfermera, me ha calmado. Es como si tuviera el poder de hacerme calmar solo con verlo. Lo observo unos minutos y me doy cuenta que este hombre me empieza a gustar y quiero tratarlo como un Dios pero no puedo y por eso decido que debo acabar con esto, no puedo seguir así o estaré jodido.

Debo volver a mi plan original y no enamorarme de Joaquín Bondoni. Retrocedo un paso y decido volver a mi camino original, que era irme a casa para cambiar mi ropa y después ir a la oficina a trabajar. Debía despejar mi mente y pensaba hacerlo trabajando. No quería pensar en nadie, ni en mi abuelo, ni los demás miembros de mi familia y menos en él.




Lamento decirte Emilio pero fallaste en tu plan. . . Ya estas enamorado, muy enamorado jajajaja😃🤭🫢

Enamorado de un idiota millonario (Emiliaco ) ❤️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora